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Dónde llegaremos es cosa que no me importa

Dónde llegaremos es cosa que no me importa

por Félix Bruzzone[1]

 

Leo, una vez más, este poema de Sergio Bizzio:

 

LAS RUINAS DEL ÁNIMO

Un mono le mira la cola a otro mono.
Dónde llegaremos es cosa que no me importa,
pero salir de aquí lo antes posible
me agobia, esa idea me aplasta.
–¿Escuchabas?
Los pajaritos pían como gallinas,
pían como pipas de agua –estoy lleno de animales
y en este momento hay un pato en mi cabeza,
paseando–. ¿Hay aguas oscuras en estas claras?
Deberíamos vernos más seguido, es cierto.
Nos abrazaríamos y tomaríamos el té
bajo los árboles, y el tintineo
como una mosca de vidrio sobre otra mosca
sería la música del infierno que está en el rojo
de la cola del mono, y el paraíso
bajaría por los ojos del otro.
Es tarde y ella es la que sube, no yo.
–No me haré vidente, eso creo.
Ya es tarde y el pato es ahora un perro
y está ladrando “cuac cuac cuac, allá queda el Norte”.

 

        De pronto hay monos: un mono le mira la cola a otro mono. Sergio Bizzio puso monos y puso acción. La acción de mirar. Mirar una cola. Mirar un mono la cola de otro mono que… ¿es otro mono o es el mismo mono que mira su propia cola? El Génesis de Bizzio es con colas de monos y, aunque la cola de un mono no es igual a la de un humano, sí es la misma palabra, y entonces sí son un poco las mismas colas. Sergio Bizzio: ¿será un poeta o será un narrador? Para mí es un mono. O un onom. O la palabra que le queramos inventar para nombrarlo. En Bizzio el trabajo con la palabra va del animal a la mirada y de la mirada a la cola y de la cola al cuerpo que, claro, vuelve al animal, y forma un círculo. Pero todo, en esta ocasión, en la voz humana del poema, donde el mono y la mirada y la cola son palabras humanas y, por lo tanto, realidades humanas. Mono y hombre y cuerpo viven los tres en el mismo manto verde y selvático. Una selva plana, a veces. Y otras veces una selva vertical. Una selva llena de monos donde también se puede tomar el té abajo de los árboles.

 

(…)

 

[1] La presente entrada es el comienzo del artículo que, con el mismo título, fue publicado en el número impreso Hablar de Poesía #42 (Diciembre 2020).

Félix Bruzzone nació en Buenos Aires en 1976. Escribió libros de cuentos y novelas, como Los topos (2008), Barrefondo (2010) y Las chanchas (2014).


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