LEYENDO

Algunos libros recientes (marzo 2024)

Algunos libros recientes (marzo 2024)

POEMAS ESENCIALES DE GABRIELA MISTRAL (Salvat, 2024).

Se trata de un nuevo libro de la colección “Poemas esenciales”, que la editorial Salvat vende en los kioscos de diarios: “Una cuidada selección que reúne a los más grandes poetas desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI”. Las ediciones son excelentes: en la calidad del papel, la disposición de los poemas en la página, el arco que buscan trazar sobre la obra de cada autor, etc. Una oportunidad inmejorable para conocer o releer a la chilena Gabriela Mistral (1889-1957), Premio Nobel de Literatura en 1945.

Compartimos dos poemas:

VERGÜENZA

Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
en la tremolación que hay en mi mano…

Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender al río
lo que besaste llevará hermosura!

 

LA OTRA

Una en mí maté:
yo no la amaba.

Era la flor llameando
del cactus de montaña;
era aridez y fuego;
nunca se refrescaba.

Piedra y cielo tenía
a pies y a espadas
y no bajaba nunca
a buscar «ojos de agua».

Donde hacía su siesta,
las hierbas se enroscaban
de aliento de su boca
y brasa de su cara.

En rápidas resinas
se endurecía su habla,
por no caer en linda
presa soltada.

Doblarse no sabía
la planta de montaña,
y al costado de ella,
yo me doblaba…

La dejé que muriese,
robándole mi entraña.
Se acabó como el águila
que no es alimentada.

Sosegó el aletazo,
se dobló, lacia,
y me cayó a la mano
su pavesa acabada…

Por ella todavía
me gimen sus hermanas,
y las gredas de fuego
al pasar me desgarran.

Cruzando yo les digo:
–Buscad por las quebradas
y haced con las arcillas
otra águila abrasada.

Si no podéis, entonces,
¡ay!, olvidadla.
Yo la maté. ¡Vosotras
también matadla!

 

***********

 

PÁJAROS DE OSCURAS VOCALES (Editorial Serapis, 2024) de Dylan Thomas –Edición bilingüe. Selección y traducción de Yanina Audiso & POEMAS ESCOGIDOS (1934-1952) (Barnacle, 2024) de Dylan Thomas –Edición bilingüe. Traducción de Silvia Camerotto.

(AC)

Una extraordinaria notica: dos nuevos libros ¡simultáneos, ambos en edición bilingüe! de traducciones del poeta galés Dylan Thomas (1914-1953). El libro de la editorial Serapis presenta los primeros tres libros del poeta, que marcaron el nacimiento de una voz singularísima, inconfundible. El de Barnacle es la traducción de una antología muy reconocida que el poeta publicó en 1952, y que abarca todo el arco de su relativamente breve (murió antes de cumplir los 40 años) recorrido poético.

            Traducir a Dylan Thomas es una tarea extraordinariamente desafiante: mucho del encanto de los poemas está encarnado esencialmente en el idioma inglés, con su asombrosa plasticidad monosilábica, la fuerza de la aliteración, las ligeras variaciones de su sistema vocálico… Por la misma naturaleza de la poesía de Dylan Thomas (arbitraria y bruscamente asociativa por mera yuxtaposición, por señalar dos de sus características que la hacen difícil de traducir), las objeciones que se pueden realizar en términos de cotejo con el original son infinitas, en cualquier traducción, pero al mismo tiempo también inútiles… A un poeta como Dylan Thomas necesariamente se lo versiona al traducirlo. Una tarea compleja, entonces, para lo que se necesita algo que ambas traductoras dejan notar enseguida cuando empezamos a recorrer sus versiones: fascinación y compromiso por la tarea que se está realizando.

            Puede surgir tal vez la pregunta: ¿cuál de los dos libros convienen comprar? La respuesta es sencilla: hay que comprar los dos, un poeta como Dylan Thomas merece que se multipliquen nuestras tentativas de seguir siempre descubriéndolo.

            Comparto uno de sus poemas que más me gustan de Dylan Thomas (y que es una buena muestra de las dificultades de traducir la poesía en general, y la suya en particular: “¿Cómo traducir ese quinto verso de la segunda estrofa, donde resuena claramente un Man broke the Son… que alude al misterio de la Pascua, que claramente está por detrás de todo el poema?), y luego la versión de Audiso, y luego la de Camerotto:

THIS BREAD I BREAK

This bread I break was once the oat,
This wine upon a foreign tree
Plunged in its fruit;
Man in the day or wine at night
Laid the crops low, broke the grape’s joy. 

Once in this time wine the summer blood
Knocked in the flesh that decked the vine,
Once in this bread
The oat was merry in the wind;
Man broke the sun, pulled the wind down. 

This flesh you break, this blood you let
Make desolation in the vein,
Were oat and grape
Born of the sensual root and sap;
My wine you drink, my bread you snap.

 

ESTE PAN QUE PARTO

Este pan que parto, una vez fue avena
el vino sobre el árbol exótico
estuvo inmerso en su fruta;
el hombre en el día o por la noche el viento
segó los cultivos, podó de la uva el regocijo.

Una vez en este tiempo el vino, sangre del verano
golpeó en la carne que cubrió la parra,
una vez en este pan
la avena fue feliz en el viento;
el hombre rasgó el sol, agotó el viento.

Esta carne que desgarras, esta sangre a la que dejas
sembrar la desolación en la vena
fueron avena y uva
nacidas de la raíz sensual y la savia;
mi vino que bebes, mi pan que despedazas.

ESTE PAN QUE PARTO

Este pan que parto fue avena alguna vez,
este vino en un árbol extranjero
se sumergió en su fruto;
hombre de día o viento de noche
frenaron los cultivos, partieron la alegría de la uva.

Alguna vez, en este vino la sangre del verano
golpeó la carne que embellecía el viñedo,
alguna vez, en este pan
la avena fue feliz al viento;
el hombre partió el sol, derribó el viento.

Esta carne que partes, esta sangre a la que dejas
forjar desolación en la vena,
fueron avena y uva
nacidas de la raíz sensual y de la savia;
mi vino que bebes, mi pan que muerdes.

 

*********

 

33 POEMAS (Ediciones Luismi, 2023) de A.A.V.V. –Compilación de Consuelo Iturraspe.

A lo largo de 2022 y 2023, varios martes (no había una periodicidad fija), en el bar Rodney del barrio porteño de Chacarita se llevó adelante el ciclo “Cicatrices”. Un ciclo de lectura de poesía más, en principio, sí, pero que fue transformándose en un espacio icónico, recordable. El mérito de ese salto fue evidentemente de la organizadora: Consuelo Iturraspe. A la inteligente elección del lugar, que tiene su indudable mística, se sumó el esfuerzo de traer poetas del interior para las lecturas (Scarabelli o Anníbali, por poner algunos ejemplos), la cuidada combinación de distintas poéticas y edades que se ofrecían cada noche, etc. Es una alegría que como testimonio de ese ciclo (que obtuvo el fondo Gestionar Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación) se haya publicado ahora este libro, con un breve prólogo de Beatriz Vignoli y del que participan, cada quien con un poema: Elena Anníbali, Mariano Blatt, Francisco Bitar, Osvaldo Bossi, Flavia Calise, Pancho Casas, Alejandro Crotto, Maite Esquemé, Francisco Garamona, Silvina Giganti, Marie Gouiric, Patricia González López, Paula Jimenéz España, Nahuel Lardies, Walter Lezano, Daniel Lipara, Julián López, Clara Muschietti, Robin Myers, Andi Nachon, Pilar Otero, Fernanda Pérez Bodria, Milagros Pérez Morales, Natalia Romero, Julieta Sbdar, Laura Sbdar, Sonia Scarabelli, Virma Scolari, Pamela Terlizzi Prima, Melina Alexia Vamavolou, Susana Villalba, Laura Wittner y Verónica Yattah.

Compartimos dos poemas:

LOS PLACERES SENCILLOS (SONIA SCARABELLI)

¿Lo supe alguna vez, lo supe siempre?
Los verdaderos placeres son sencillos.
Hojita, tu temblor; luna, tu cara,
repentina amarilla
sobre el borde apaisado de los techos.
Mirar que no es de arriba ni de abajo,
pares entre las cosas y pequeños los seres
de una punta a la otra del gran océano cósmico
dejándose caer en sus transmutaciones.
A ese placer lo llamo yo sencillo,
a ese placer lo llamo yo mirarnos
unas y otras y otros y unos, darse
el sorpresivo espacio de un consuelo
que a veces, vos dirías, nunca llega.
Sentarnos cada tanto en la quietud,
dos chicas ya crecidas
que ensayan el silencio bajo un cielo nocturno,
o la visita siempre bienvenida
de ese pájaro que es el que señala
tu ruta, tu camino, tarde o temprano
de regreso hacia el polvo de la tierra.

 

TRISTE (FRANSISCO GARAMONA)

Triste y mimoso
como un gato de felpa
puesto en una tarima bien alta
al que los niños que visitan la casa
miran con ojos soñadores y tristes también.
Como un caballo que arrastra un carro
saliendo de la villa, muerto de hambre
con moscas que le revolotean
en torno a sus orejas
llenas de lastimaduras infectadas
contemplando el infinito del suburbio.
Triste, triste como una abeja
que extravió el camino del panal
y da vueltas por la noche
junto a unas flores que exhalan
agónicos perfumes.
Solo, como un clavo
en la cajita de un reloj
escuchando cómo suben y bajan
las escaleras unos vecinos desconocidos
que acaso ya han muerto
hace mil años.
Solo, como un planeta deshabitado
lleno de volcanes y de ríos de lava,
con una atmósfera naranja irrespirable.
Triste, como un cactus
dibujado por un loco
en un hospicio.

 

***********

 

ANTOLOGÍA PERSONAL (1974-2022) (Libros del Zorzal, 2023) de Santiago Sylvester.

(LV)

Santiago Sylvester (nacido en Salta, en 1942) es uno de los nombres inmediatos que se vienen a la cabeza al pensar la poesía argentina actual. Como muchas veces sucede, sus libros de poemas no son siempre fáciles de conseguir, por lo que se agradece mucho esta antología de Libros del Zorzal, que me permitió tener una primera visión de conjunto de su obra poética (hay también una sección final de artículos críticos, en prosa). El orden de los poemas es cronológico, si bien no vienen a lo largo de las páginas separados por el libro de origen, lo que me parece una buena decisión, que le da agilidad a la lectura, como si se tratara –y en cierto sentido lo es– de un libro nuevo de poemas, alejándolo de una mera iniciativa academizante. Es un libro que recoge cincuenta años de ejercicio poético, y por lo tanto no corresponde, hasta que no lo recorra varias veces y vaya entrando a su propuesta, que deje escrito ningún dictamen en este espacio mínimo; comparto nomás que en la primera lectura sentí un sabor directo, un tono que me recordó al de Gonzalo Rojas: una voz que comienza a decir y luego confía en que en cierta soltura aparezca la poesía.

Compartimos dos poemas:

CAMINAMOS POR LA CIUDAD

A Leonor

En un mercado compramos unas algas
y nos dijeron
su nombre quiere decir hierba del mar,
después leímos los titulares de los diarios,
caminamos por la recova
y en la Plaza de Armas
vimos cómo un hombre-orquesta
tocaba su música y bailaba,
pero no lo hacía para nosotros
sino para su hijo.

Toda la tarde
caminaste por la ciudad conmigo.
Tal vez no lo sabías
porque estabas demasiado lejos,
pero tan intensamente
has recorrido la ciudad
que cuando todo sea dispersión de la memoria
todavía te encontrarán
mirando los escaparates de una librería
en la calle San Diego,
y el fotógrafo borracho de la plaza
cuando revele sus fotografías del domingo
verá que entre los naranjos
una mujer que él no conoce
le sonríe.

Santiago de Chile, 1972

 

(LA CERTEZA DEL CARACOL)

No hay error en ese caracol que sube por la pared;
no parece interesarle esa nube de color incierto,
el baldazo del sol, ni le importa
el vuelo desarreglado de la chasca, el campo
que se abre valle abajo.

                                         El caracol
no está atento al paisaje ni a la historia: sólo hace lo que debe:
su vida o muerte no altera la estadística, su desplazamiento y el rastro que deja
no convocarán un proyecto, una anécdota: no es ni un anacronismo pegado a la pared.

Pero él no lo sabe:
por eso prospera, escala, y esta tarde, sin ningún error,
paseará su vida imperceptible por el techo.

 

**********

 

LUPA DE LA INMERSIÓN (Caleta Olivia, 2023) de Daniel Durand.

Daniel Durand (Concordia, 1964) es considerado uno de los poetas fundamentales de la llamada “Generación del ´90” del siglo pasado. El libro, como afirma el mismo Durand en un breve prólogo, está compuesto por 48 poemas breves pertenecientes al género “poema suelto” escritos a lo largo de 15 años, más seis traducciones del poeta chino Han Dong. Desde su mismo título el libro subraya su seriación con la obra anterior de Durand (en 2009 publicó un libro llamado Ruta de la inversión). Compartimos dos poemas:

NIÑO CON BANANA

La banana que pide que le pelen
debe ser perfecta, verse
blanca y en el punto justo
entre lo duro y lo blandengue,
no tener machucones oscuros
ni cordones colgantes de fibra,
entonces sí,
la empuña y la va comiendo despacio
mientras deambula por la casa
iluminando las habitaciones
con su antorcha vegetal.

 

HAY PASADO PODRIDO EN TODAS PARTES

Hay recuerdo podrido en todas partes
Hay futuro podrido en todas las fotos
que nacen diariamente.
Las fotos consumen toda la energía
Para su almacenamiento y existencia.
Nuestras fotos nos están aniquilando.

 

*********

 

JARDINES EN EL CIELO (Ediciones del Dock, 2024) de Nancy Montemurro.

Un libro íntimo, en el que el yo poético elabora, en ocasión del final de la vida de su madre, un sentido homenaje que es también su propio proceso de sanación y duelo. Un libro que hace recordar esa justísima observación de Rilke, sobre que la única piedra de toque para juzgar una obra de arte es su grado de necesidad. “Una obra de arte es buena si surgió de una necesidad. En este origen radica su juicio: no existe ningún otro”.

Compartimos tres poemas:

VISTA DESDE LA HABITACIÓN 23

En la noche,
el foco encendido que da al jardín
ilumina las flores blancas
de la corona de novia
dándoles una lumbre especial.
Parece un cielo estrellado
que nace de la tierra
como si tierra y cielo
estuvieran muy cerca.                       
Pequeños resplandores
ascienden desde el fondo
y destellan en una oscuridad
más íntima,
cercana al dolor de los que sufren.
Ya no se reconoce arriba, abajo,
adentro, afuera.                               
Privilegio de la vida,
el mundo y su belleza
anteponiéndose a la muerte.

 

EL FUEGO QUE SE APAGA

El fueguito que antes alumbraba
con tanta intensidad
se va quedando
sin el aire de la mañana nueva.
Son formas de apagarse
chispea, chispea
se desvanece.

 

JARDINES EN EL CIELO

Mirá cómo suben las flores
cómo te siguen, buscando el cielo.
Ellas lo embellecen
en esta hora de muerte
como vos embelleciste
la tierra en vida.
Son tu cortejo de luz                                                          
son las mismas                                           
que vimos florecer
en tus últimos días.            
Allí te cubrirán
te pondrán coronita de reina
como lo hacías vos en mi infancia
y desde esa corona caerán semillas
que van a brotar entre las nubes.
Entonces habrás sido
la única flor del mundo
que sembró
jardines en el cielo.


RELACIONADAS