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Come en casa Borges. Hablamos de poesía

Come en casa Borges. Hablamos de poesía

[1]1948. Martes, 13 de enero. Comen en casa Angélica Ocampo, Bianco y Borges. (…) Hablando de la idea de un libro y de los sucesivos borradores, agrega: «El libro es la sombra de algo que está en la mente del autor, y que el autor no conoce claramente: esa sombra llega a ser y lo otro desaparece. La obra llega a ser lo real y la idea va quedando como un vestigio de la obra, progresivamente más irreal. Al ver los poemas tempranos de Yeats –buenos al cabo de veinte años, con muchas correcciones–, he pensado que los escribió para llegar a esa forma: son poemas que han necesitado toda la vida del autor para llegar a la forma perfecta. Tal vez no haya, en la mente de los poetas, poemas malos; tal vez en casi todos los poemas malos habrá un poema bueno, que movió a escribir al autor. Yeats empezó a escribir los suyos porque confusamente los adivinaba como son ahora, como quedaron después de las últimas correcciones. Los poemas malos serían poemas no concluidos».

***

1952. Viernes, 15 de febrero. Borges, con motivo de los versos:

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?

de “El grillo” de Nalé Roxlo, señaló que no conviene comparar la Naturaleza con objetos, sino viceversa.

***

1956. Miércoles, 17  de octubre. Comen en casa Borges y Wilcock. (…) Hablamos sobre el estilo natural. Borges recita versos del Martín Fierro, que describen la partida de Cruz y Fierro:

Cruz y Fierro de una estancia
una tropilla se arriaron;
por delante se la echaron
como criollos entendidos,
y pronto sin ser sentidos
por la frontera cruzaron. 

Y cuando la habían pasao,
una madrugada clara,
le dijo Cruz que mirara
las últimas poblaciones,
y a Fierro dos lagrimones
le rodaron por la cara.[2]

 

Borges: «Es estilo natural, porque su prosa no podría haberse dicho con otras palabras, ni mejor. Tal vez el único ripio es el como criollos entendidos». BIOY: «Sí, pero no es un ripio muy importante; es una frase natural, que pasa sin ser notada». BORGES: «Peor sería que hubiera puesto comparaciones mitológicas». BIOY: «Lo principal es no escribir con sinónimos, con palabras o expresiones que estén en reemplazo de otras». BORGES: «Es claro. Wordsworth, por ejemplo, dice que va a escribir con una selección del idioma corriente usado por los hombres en los momentos de pasión»[3]. BIOY: «Uno siempre escribe con una selección. En vez de me di cuenta escribimos advertí». BORGES: «Es natural: si no todo queda muy necio.

Polvo serán, mas polvo enamorado

 

hubiera sido aprobado por Wordsworth: algunos versos de Tennyson, no». BIOY: «Aunque a veces el estilo ornado también es defendible». BORGES: «Por cierto que sí. El mismo Wordsworth lo emplea». Cita los versos del Prelude a la estatua de Newton:

The archtapel where the statue stood
Of Newton with his prism and silent face,
The marble index of a mind for ever
Voyaging through strange seas of thought alone.[4]

 

BORGES: «En estos versos tan felices la palabra y la forma son deliberadas: parecen versos latinos. Tal vez para admirar a Wordsworth haya que haber leído mucho». Elogió el soneto de Wordsworth contra Napoleón: «Un soneto patriótico, en que se ataca al gobierno que debía defenderlo contra el enemigo. Habla del peligro, que temen los miembros del gobierno, y del honor, que no entienden».

            Pondera otros poemas de Wordsworth: «”French Revolution” trata de un hombre que se arrebata fácilmente; se entusiasma con la música o los espectáculos; no es crítico; pelea en batallas y vive durante la Revolución Francesa; Wordsworth dice que vivió todo eso “with the attraction of a country in romance”, como si estuviera leyendo en un romance. ¿Te das cuenta cómo lo logra, con una observación tan sencilla, mostrar un carácter bastante raro? O cuando habla de un puerto con muchos barcos:

With Ships the sea was sprinkled far and nigh,
Like stars in heaven…[5]

 

y él se siente vinculado a un barco y casi ansioso de su suerte:

The Ship to all the rest did I prefer:
When will she turn, and whither? She will brook
No tarrying; where She comes the winds must stir:
On went She, and due north her journey took.[6]

 

Y el poema sobre Toussaint L’Ouverture, salvo un verso ridículo, en que se habla de “some deep dungeon’s earless den”; peor hubiera sido un dungeon con orejas. Y otro, que dice que es para el oído de enamorados:

I will dare to tell,
But in the Lover´s ear alone,[7]

 

en que va a caballo, mirando la luna, a ver a su novia y al llegar piensa: “Qué extraño (o qué terrible) si estuviera muerta”:

What fond and wayward thoughts will slide
Into a Lover’s head!
“O mercy!”, to myself I cried,
“If Lucy should be dead!”.[8]

 

No es nada: pero parece cierto. Escribió muchos poemas dejando establecida la situación precisa: “En un día particularmente hermoso”; “Sentado, leyendo tal cosa”. En el prólogo a las Lyrical Ballads, dice que hay una suerte de pacto entre un autor y el público: una persona que a fines de siglo XVIII compra un libro de poemas espera recibir por su dinero, entre otras cosas, elocución poética, personajes mitológicos, etcétera. Como él huye de todo eso, cree honesto prevenir al lector. En cambio Coleridge (por increíble que parezca, el charlatán Coleridge) asegura que una obra de arte no debe jamás presentarse con razones o justificaciones, porque el lector discutirá éstas: los versos deben llegar a un lector que los recibe con ingenuidad, para gozarlos, sin estar preparado por razonamientos para aprobar o discutir. La crítica (como la experiencia lo demostró= busca en las obras pretextos para polemizar con el autor, para mostrar que no es consecuente con las razones que da en el prólogo, etcétera. Wordsworth dice que teme que se crea que él quiere “reason the reader into admiration of my verses”. Era una época mucho mejor que ésta. La gente aspiraba a que los versos que escribía gustaran; ahora uno quiere asombrar, irritar, etcétera, no simplemente agradar… Qué lejos de las escuelas literarias francesas… Y de Gracián, que aconsejaba que en uno hubiera incomprensibilidades, para que los demás no lo conozcan del todo y no se aburran. Qué miseria». BIOY: «Qué extraño que le gustara tanto a Schopenhauer». BORGES: «Habría que leerlo en alemán. Siempre será un poco mejor. Por de pronto verán sus ideas, por débiles que sean, y no los efectos. Por ejemplo, Gracián dice: “La vida es milicia contra la malicia”. Quizá no sea una idea estúpida. A uno le indigna lo de milicia y malicia: ya no oye ni piensa más. Pero tal vez él no pudo escribir de otro modo. Si hubiera escrito: “La vida es guerra contra la malicia”, alguien hubiera descubierto que eso podía escribirse mejor; sustituyendo guerra por milicia».

***

 1957. Sábado, 20 de julio. Come en casa Borges. (…) BIOY: «En La Nación del domingo pasado salió un artículo de Etchebarne sobre “El tema de la costurerita”» BORGES: «Son pésimos esos artículos de Etchebarne». BIOY: «Así es. En este último encontré una cita de un libro mío de 1933. Me dio un cierto agrado: ya me había olvidado de esos libros, pertenecen a un pasado muy remoto, y, viéndolo citado en serio, tuve la impresión de que asistía a mi propia posteridad. Ese agrado duró hasta que leí la frase. ¿Sabés cómo era mi frase? Era así: “De pronto, en la semioscuridad que abribonaba la calle”». BORGES: «No puede ser que hayas escrito eso». BIOY: «Sí. Ya el sustantivo bribón es bastante feo, ¿qué te parece el verbo?». BORGES: «Al principio no lo entendí. Te pasó como a Norah Lange, o a Willie [Borges], no recuerdo cuál; había comprado un diccionario y escribió: La luna agitanada. La luna gitana no es mucho; pero agitanada es todavía menos». BIOY: «Y qué te parece? Cuando Etchebarne transcribió la frase, ¿habrá advertido cuán absurda era?» BORGES: «No. Él transcribe, porque le conviene para su tema, pero no siente ni entiende; sigue no más. Uno creería que esas citas son hostiles: no lo son». BIOY: «No, no creo que lo sean; sin embargo, cuando él escribe no comete errores así». BORGES: «Corresponden a una época. Al ultraísmo. Entonces los atardeceres eran capaces de cualquier cosa, podían tener los complementos directos más absurdos. Yo creo que el consejo que hay que dar a los jóvenes es: ante todo, evitar lo expresivo. Hay que escribir confiando en el idioma. A lo más se puede insinuar. Si uno quiere ser expresivo, se cae en frases como “Temperley, árboles y quintas y trenes” y tilinguerías por el estilo. Es claro que si decimos solamente Temperley, con el tiempo la imagen que queremos transmitir habrá cambiado: Temperley en un escrito nuestro, leído dentro de mil años, quién sabe qué significado tendrá». BIOY: «Pero de todos modos es mejor escribir tigre que decir un susto a rayas». BORGES: «Esos pecados de vanidad es mejor haberlos cometido. Un escritor como Wells, que nunca los cometió, en cualquier momento puede caer en la tentación». BIOY: «La tentación siempre acecha. Yo tenía que decir que unos enamorados se asomaban a una ventana. Escribí: Enamorados entrelazados. Después taché entrelazados, pero por un minuto ahí estaba». BORGES: «No está mal, enamorados entrelazados». BIOY: «Para un poema, no estará mal; en prosa sí. No se sabe qué ataque de literatura o de vanidad le dio al autor». BORGES: «Cuando uno es muy joven cree que escribir de otro modo –no expresivo– es no escribir. Sin embargo, uno se emocionaba, reía y lloraba, con autores que, según nuestro criterio de entonces, escribían mal». BIOY: «Para mí escribir era elaborar cadenas de frases expresivas –además: con imperialismo idiomático, empleando palabras y aún frases hechas que nunca había empleado; colonizándolas, por así decirlo–». BORGES: «El estilo resulta así muy inconexo. ¿Qué te parece Lugones?». BIOY: «En quinientos años hubiera aprendido a escribir». BORGES: «No supo nunca escribir en un estilo tranquilo. O es literario, con ópalos y crisoberilos, o notarial, con enmienda pertinente, que comporta de suyo. Quevedo nunca hubiera aprendido a escribir. Yo creía que era mejor que Góngora, pero Góngora es capaz de emocionarse y de comunica emoción».

            Cita versos del poema sobre Córdoba. Después dice el poema de Quevedo sobre el Duque de Osuna:

Faltar pudo su patria al grande Osuna,
pero no a su defensa sus hazañas:
diéronle muerte y cárcel las Españas,
de quien él hizo esclava la Fortuna. 

Lloraron sus invidias una a una
con las proprias naciones las extrañas;
su tumba son de Flandes las campañas,
y su epitafio la sangrienta Luna. 

En sus exequias encendió al Vesubio
Parténope, y Trinacria al Mongibelo;
el llanto militar creció en diluvio 

Dióle el mejor lugar Marte en su cielo;
la Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio
murmuran con dolor su desconsuelo.

 

BIOY: «No es malo». BORGES: «Pero no tiene ninguna emoción. Es fabricado… y qué diferencia con el soneto de Wordsworth, del señor que arrasó una arboleda:

[…] Many hearts deplored
The fate of those old Trees; and oft with pain
The traveller; at this day, will stop and gaze
On wrongs, which Nature scarcely seems to heed […][9]

 

Wordsworth evita la tentación de mostrar a toda la naturaleza dolorida.

Dióle el mejor lugar Marte en su cielo.

 

Qué idea y qué verso. El mejor lugar, con vista al río. Cuando dice del duque de Osuna que muerto estaba preso, no imagina nada, no imagina lo que significa estar muerto. Uno siempre dice:

Faltar pudo a su patria el grande Osuna

que es mejor, más verosímil y hasta más noble.

Faltar pudo su patria al grande Osuna

 

casi no se puede decir». Recuerda anécdotas que muestran al grande Osuna como un completo rastacuer. BIOY: «Sin duda hubo un tiempo en que se admiraba a los rastacuers; en que nadie había descubierto todavía que ser rastacuer era un poco vulgar».

            En comparación con Quevedo, alego a Lope: Borges conviene conmigo en que Lope escribía más agradablemente. «Tiene sonetos muy extraordinarios», dice. Asegura que uno puede leer a Quevedo, poemas y poemas, sin encontrar emoción alguna ni intimidad. Góngora es mejor y Lope mucho mejor. «No sé cómo pude admirar tanto a Quevedo», concluye.

            Hablamos de Mallea. BORGES: «Escribe mal, pero sin deliberación, por azar. Escribe silencio obeso: es feo, puede uno creer que es literatura; él no sabe por qué lo ha escrito. En Donne hay versos lindos, pero también hay mucha fealdad. ¿Cómo hay que escribir?» BIOY: «Lisamente, con armonía, tratando de comunicarse con el lector, no de rechazarlo». BORGES: «Como escribe Moore. Sin embargo, mirá cómo empezó». BIOY: Esa manera de escribir absurda, que teníamos en nuestros comienzos, es útil como disciplina. Nos enseña a evitar descuidos. Tal vez lo que pueda uno lograr de vez en cuando es una alusión leve y no insistida. Para encontrarla, aquella disciplina nos sirvió. En la Biblia hay frases así: que comunican por alusión feliz. No puede uno escribir un libro hecho de esas frases». BORGES: «Tal vez Stevenson puede escribir con frases complicadas, sin que se noten complicadas. ¿Y Chesterton? Bueno, todo en él es como un juego de marionetas». BIOY: «Uno entra en el juego y lo acepta. Nada rompe el estilo. Bueno, tal vez esta argumentación podría emplearse para defender a Larreta. Pero Larreta juega mal su juego, y su juego es poco interesante». A los españoles les gusta el vaivén dialéctico, eso y aquello:

Faltar pudo su patria al grande Osuna
pero no a su defensa sus hazañas.

 

Bueno, si les gusta es inobjetable». BIOY: «Y qué me decís del comienzo del famoso soneto:

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

 

¿Qué de decís del por eso?» BORGES: «¿Qué significa el por eso? ¿Temen que el desmemoriado lector se olvide? Pero el infierno tan temido está demasiado cerca para olvidarlo. Vos sos la primera persona que ha notado la anomalía de esos versos. Si uno los hubiera escrito, a la mañana siguiente llamaría a la imprenta para que no los publicaran. Sería un caso de stop press.

***

 1957. Lunes, 26 de agosto. Comen en casa Borges y Mauricio Müller. (…) Hablamos de poesía española. Borges recita:

¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas! 

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriösa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas![10]

Con emoción repite:

 

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles ya que no doradas!

y de pronto riendo, pregunta: «¿Por qué ya que no doradas? ¿Corresponde a un intervalo lúcido, y escribió eso para que no se rieran de él, porque todos sabían que no eran arena ni nada, sino un barro inmundo? ¡O simplemente se debe a la manía española de las contraposiciones, de las distinciones, del vaivén entre esto y aquello? Tal vez aprendieron lógica, quedaron muy impresionados con ella, y metieron en los poemas esas distinciones». Repite los versos:

¡Oh siempre gloriösa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!

y observa risueñamente que las plumas son ambiguas, que sugieren pollos y patos: «Pero, ¿cómo pudo resolverlo? No había otra solución». Por la manera en que pronuncia los versos, es evidente que le agradan.

 

***

 1957. Miércoles, 18 de diciembre. Come en casa Borges. (…) Me cuenta que hizo copiar a María Rebeca Peña, para la antología que le encargó la editorial López, «La suave patria». BORGES: «María Rebeca me dijo que era uno de los poemas más ridículos que había leído». BIOY: «El momento en que conocí “La suave patria” fue uno de los de mayor exultación literaria de mi vida. Estábamos en mi casa, en avenida Quintana, y vos recitaste la estrofa del paraíso de compotas y de quiero raptarte en la cuaresma opaca. Me pareció un poema tan variado que tardé en advertir que todos los versos eran endecasílabos». Leemos «La suave patria». Cuando voy por la estrofa:

Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta,
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma…

Borges comenta: «López Velarde trabaja con esos mismos elementos –el párvulo, los carretes de hilo, las aves– en todos los otros poemas, y no logró nada. El destino le reservaba la suerte de poder reunirlos una vez mágicamente en “La suave patria”. El poema fue hecho por encargo del gobierno: es un bric-à-brac deliberado que salió bien».

            De López Velarde también leemos con agrado «El retorno maléfico» y Borges aun reputa afortunadas las bromas finales de:

…el lloro de recientes recentales

y

el amor amoroso
de las parejas pares.

Sobre el verso final:

Y una íntima tristeza reaccionaria

siempre ha dicho: «Está muy bien».

***

 1958. Viernes, 4 de julio. Come en casa Borges. (…) Recita esta milonga, cuya tosquedad pondera:

Una vez había dos globos
y no sabía en cuál subir.
Al punto me dirigí
al del viaje de cien años,
que me llevó a un país estraño
donde las mulas ladraban
y los perros escuchaban
el consejo de los chanchos.[11]

Comentario de Borges: «Del otro globo se olvidó… ¿Por qué no habrá este agrado en la literatura? No todo tiene que ser soltura y elegancia… Qué bien: Una vez había dos globos… la transición y no sabía en cuál subir… y el consejo de los chanchos… Esto no es un caso de libre albedrío, sino de predestinación». Bioy: «Ni siquiera de predestinación. El traslado era innecesario. Ya estaba ahí, en la misma tosquedad».

*

1958. Sábado, 5 de julio. Comen en casa Borges y Lisi Justo. Cuenta Borges que anoche su madre le leyó el sexto libro de la Eneida; lo compara con el descenso a los infiernos, en la Odisea. «En la Odisea, parece que el autor cree en lo que dice; en la Eneida, no. En la Odisea, todo es directo; en la Eneida todo parece una ópera. Desde luego hay versos muy lindos, como cuando Virgilio dice que otros conozcan el arte de la estatuaria, que gobernar y conquistar es el arte de Roma[12]. Alguien señaló que Virgilio no tenía una concepción en conjunto de los infiernos. En la Biblioteca encontré una versión escocesa de la Eneida que Ezra Pound reputa superior al original[13]. En una historia de la literatura escocesa se comenta eso: Mere propaganda».

            Un tal Vicente P. Cacuri le dijo que iba a consultarlo sobre algo, y que estuviera tranquilo, que sería como una tumba. Borges: «Preside no sé qué sociedad argentino-chilena; de alguna sociedad argentino-uruguaya lo vieron para que auspiciara la candidatura de Juana de Ibarbourou al Premio Nobel. Le dije que Juana de Ibarbourou no valía mucho; que más bien habría que proponer la candidatura de Alfonso Reyes. Cacuri respondió: “Yo no me considero una catedral del pensamiento, pero francamente esos versitos no me habían impresionado mucho”». Borges comenta conmigo: «Qué raro que se descubriera que Juana de Ibarbourou es la autora de la milonga Una vez había dos globos». Bioy: «No la creo capaz de escribir nada tan satisfactorio».

***

1958. Lunes, 27 de octubre. Borges siempre me precave contra la tentación de tomar demasiado en serio nuestro trabajo: todo debe hacerse, pero discretamente, en los ratos que deja la vida.

***

1959. Martes, 24 de febrero. Borges señaló que, aunque hay muchas composiciones que tienen la ordenación del verso libre, éste es muy raro en nuestro idioma.

***

1959. Viernes, 1 de mayo. Comen en casa Borges y Ema Risso Platero. BORGES: «Johnson dijo de dos sonetos de Milton que “one is contemptible, and the other non excellent”». BIOY: «Qué bien está. Yo hubiera escrito la frase en otro orden: hubiera concluido, para ser vigoroso, con contemptible. Qué bien está que haya concluido con non excellent.» BORGES: «En este orden, contemptible es el resultado de un juicio; en el otro, sería el resultado de una explosión de cólera. Cuando uno repara en esas cosas, comprende qué difícil es escribir. Lo es porque se escribe con la inteligencia del lector, porque se escribe previendo las reacciones ajenas y procurando manejarlas. Es claro que así no escribe la mayoría de la gente: escriben como si estuvieran solos en el mundo y lanzaran decretos para la eternidad».

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. 

Ni un seductor Mañara, di un Bradomín he sido
–ya conocéis mi torpe aliño indumentario–
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
[…]
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
[…]
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

 

BORGES: «No hay que decir claro donde. Hay que decir: donde madura el limonero, aunque parezca mal medido. Tampoco hay que decir casi desnudo, como; sino como los hijos de la mar. Lo mejor del poema son los primeros versos y el que dice:

amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Esto está compensado por el aliño indumentario y otras fealdades y cursilerías: la flecha que me asignó Cupido, los afeites de la actual cosmética y, por cierto, el gay-trinar». Dice que en España a Antonio Machado lo llaman Antonio Manchado. BIOY: «Como lector, qué poco exigente uno es… O quizá habría que decirlo de otro modo: un solo verso bueno difunde luz en el resto del poema… Por la nostalgia de un verso bueno, recordamos con agrado un poema tal vez cargado de imperfecciones. Uno olvida o no toma en cuenta para su estimación versos poco felices como el del aliño indumentario.» BORGES: «En el que dice: ni un Mañara ni un Bradomín he sido, el autor deja ver qué libros lee».

*

1960. Lunes, 2 de mayo. Borges, sobre la locura humana: «Los críticos creen que Marinetti, y no Conrad, hace literatura experimental».

***

1961. Miércoles, 9 de agosto. Come en casa Borges. (…) BORGES: «Las traducciones de Ezra Pound del anglosajón son literales, pero sobre todo fonéticas, sustituyendo una palabra anglosajona por la misma en inglés, aunque hoy haya evolucionado la acepción: to reckon, por ejemplo, tiene distintas acepciones en ambos idiomas, pero un pasaje con reckon en anglosajón, en el inglés de Pound conserva el reckon». Borges habla de esto como de una invención. BIOY: «No, no es una invención. Recuerdo las traducciones del latín que hacíamos en el colegio. Los profesores exigían que así fuera el primer borrador. Yo recuerdo que ese español tan raro que resultaba, me fascinaba (como habrá fascinado a Pound) y que con criterio literario de dieciséis años (que todavía tendrá Pound) pensé que había descubierto un filón admirable».

***

1962. Miércoles, 22 de mayo. Come en casa Borges. (…) Borges: «Según Schopenhauer hay tres clases de escritores. Los peores, que nunca piensan, los que piensan cuando escriben y los que piensan antes de escribir. Schopenhauer dice que estos últimos son los mejores. Tratándose de ensayos filosóficos tiene razón, pero en los cuentos o en los poemas es mejor que el escritor vaya pensando y que no sea un amanuense de su memoria. Aunque los poemas de Chesterton sean excelentes, tienen ese defecto. Se ve que, con toda suerte de felicidades circunstanciales, Chesterton cumple con un esquema previo». Bioy: «Por eso para muchas personas no es poeta. Los poemas de Auden, por ejemplo, serán inferiores, pero tienen una libertad de creación que no tienen los de Chesterton». Borges: «En cada poema juega a todo o nada». Bioy: «Por eso, para tanta gente, Auden es un poeta y Chesterton no, o, por lo menos, si piensan en poetas, no piensan en Chesterton. Por esa misma razón una suele escribir mejor los cuentos con mal argumento que los cuentos con argumento prefecto. Cuando uno tiene en la mente un cuento con argumento perfecto, se atiene a redactarlo, a veces un poco aburrido, como quien escribe los deberes; pero cuando uno cree, sin mayores razones para justificar la creencia, que hay un cuento en tal idea y se pone a escribirlo, uno lo hace con toda su elocuencia y muchas veces con fecundidad de invención». Borges: «Alguna vez pensé que Chesterton empleaba su método de concepción previa porque estaba acostumbrado a escribir cuentos policiales –no hay otro modo de escribirlos. Después supe que antes de ser autor policial ya había sido poeta».

***

1963. Domingo, 9 de junio. Come en casa Borges. (…) Leemos la «Epístola Moral a Fabio»:

Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más activo nacen canas.

BORGES: «Empieza mal: Y donde al más activo nacen canas».

Leo hasta llegar a:

Dejémosla pasar como a la fiera
corriente del gran Betis, cuando airado
dilata hasta los montes su ribera

BORGES: «¡Qué bien!

corriente del gran Betis, cuando airado

Es mucho mejor que Quevedo, que Lope, que Fray Luis de León. Les da quinientas vueltas». Sigo leyendo hasta:

Vente y reposa en el materno seno
de la antigua Romúlea, cuyo clima
te será más humano y más sereno. 

Adonde, por lo menos, cuando oprima
nuestro cuerpo la tierra dirá alguno:
“Blanda le sea”, al derramarla encima…

Borges expresa su admiración por esos versos. Sigo leyendo:

donde no dejarás la mesa ayuno
cuando en ella te falte el pece raro
o cuando su pavón nos niegue Juno.

BORGES: «¡Qué bien está: o cuando su pavón nos niegue Juno. Se ve que sabía latín. Tenía razón Ibarra: el latín es la mejor equivocación del español». En seguida agrega: «de todos los idiomas». Sigo leyendo:

Busca, pues, el sosiego dulce y caro,
como en la oscura noche del Egeo
busca el piloto el eminente faro (…).

BIOY: «Está bien eminente». BORGES: «Será la única vez que eminente está bien». Sigo leyendo:

Más quiere el ruiseñor su pobre nido
de pluma y leves pajas, más sus quejas
en el bosque repuesto y escondido, 

que agradar lisonjero las orejas
de algún príncipe insigne, aprisionado
en el metal de las doradas rejas. 

Triste de aquel que vive destinado
a esa antigua colona de los vicios,
augur de los semblantes del privado.

BORGES: «Qué bien: en el metal de las doradas rejas.

Y en colonia de vicios, qué bien está colonia». Sigo leyendo:

¿Qué más que el heno, a la mañana verde,
seco a la tarde? ¡Oh ciego desvarío!
¿Será que de este sueño se recuerde?

BORGES: «Qué bien que el poema haya quedado anónimo. Es como si el destino hubiera complacido al autor». Sigo leyendo:

Pasáronse las flores del verano,
el otoño pasó con sus racimos,
pasó el invierno con sus nieves cano.

BORGES: «Qué verso espléndido: El otoño pasó con sus racimos».

Sigo leyendo:

¿Piensas acaso tú que fue criado
el varón para el rayo de la guerra,
para surcar el piélago salado,

para medir el orbe de la tierra
y el cerco por el do el sol siempre camina?
¡Oh, quien así lo entiende, cuánto yerra!

BORGES: «La guerra y la ciencia le parecen puerilidades». Sigo leyendo:

Esta nuestra porción, alta y divina
a mayores acciones es llamada
y en más nobles objetos se termina.

BORGES: «Qué idea rara. Cuánto más complejo es este autor que Quevedo, Góngora, Lope y que el mismo Fray Luis». Sigo leyendo:

¡Mísero aquel que corre y se dilata
por cuantos son los climas y los mares,
perseguidor del oro y de la plata! 

Un ángulo me basta entre mis lares,
un libro y un amigo, un sueño breve,
que no perturben deudas ni pesares.

Señala el acierto de ángulo. Sigo leyendo y, de lo restante, elogia:

Una mediana vida yo posea,
un estilo común y moderado
que no lo note nadie que lo vea.

(…) 

Y alguno tan ilustre y generoso
que usó, como si fuera plata neta
del cristal transparente y luminoso.

Sin la templanza, ¿viste tú perfeta
alguna cosa?, ¡Oh muerte!, ven callada
como sueles venir en la saeta, 

no en la tonante máquina preñada
del fuego y del rumor; que no es mi puerta
de doblados metales fabricada.

 

(…)

La codicia en las manos de la suerte
se arroja al mar, la ira a sus espaldas.

BORGES: «Que esté hecha toda de lugares comunes es una elegancia. Con originalidades personales el poema hubiera resultado más endeble, de peor calidad. Y cuando es audaz, es de veras audaz. El verso final:

antes que el tiempo muera en nuestros brazos

es una frase quizá lógicamente injustificable, pero está bien». (…)

***

1963. Viernes, 27 de septiembre. Comen en casa Borges y Livio Bacchi Wilcock. Leemos poemas. Creo descubrir que Porchia es autor de unos epigramas. BORGES: «Si Porchia fuera un autor antiguo sería uno de los mejores poetas del mundo. Le ganaría a Heráclito en su terreno». BIOY: «Y nosotros sabríamos poemas suyos de memoria. Quizá Wally lo tradujera y lo anotara». BORGES: «Pero no es antiguo. Uno lo olvida. Si te preguntan por los mejores poetas argentinos, la lista olvida a Porchia». (…)

***

1963. Miércoles, 23 de octubre. Comen en casa Borges y Livio Bacchi. Livio trae un poema, manuscrito, de Wilcock en italiano, titulado «Al fuoco»:

Fuoco, compagno, caro amigo dell´ombra,
ardi e ti spegni e grazie a me riprendi,
te disperato che bruceresti il mondo
e qui da solo bruci te stesso…[14]

BORGES: «La primera reacción después de leer un poema que a uno le gustó mucho es el proyecto de escribir pronto ese mismo poema». (…)

***

1963. Miércoles, 20 de noviembre. Come en casa Borges. El cuento del crítico descripcionista[15] se convierte en una escuela descriptivista, con un poeta que gana un concurso, porque en lugar de poemas sobre la rosa envía una rosa: «En el concurso poético de Olavarría sobre la oveja, dio trabajo al jurado, que se molestó y, reconociendo sus méritos, sólo le otorgó un sexto accésit».

            Buscamos la palabra garañón en un diccionario. Leo la cuarta acepción: «macho cabrío destinado a padre». Comenta: «El mejor endecasílabo de la lengua. Si se dice de alguien, no se sabe si es un elogio o un insulto».

            Recita los versos de Meredith:

No till the fire is dying in the grate
Look we for any kindship with the stars…[16]

            Los elogia y agrega que no siempre son verdad. BIOY: «Los sentimientos poéticos no tienen por qué ser intelectualmente justos». BORGES: «Pero no importa. Hacer una lista de filósofos jóvenes sería un error de estética, no entender la poesía. Los sentimientos poéticos suelen ser malos sentimientos considerados intelectualmente, lógicamente. Sobre esa distinción no se ha escrito». BIOY: «Lo que no sé es cuál es el criterio de los sentimientos poéticos». BORGES: «Yo creo que deben corresponder a emociones verosímiles. Tal vez podría agregar y frecuentes, pero prefiero dejar sólo verosímiles». (…)

***

1967. Viernes, 30 de junio. Come en casa Borges. Dice que la diferencia entre un buen verso y un mal verso es infinitesimal. Recuerda los de Emily Dickinson:

This quiet dust
Was gentelmen and ladies

y comenta que la vida le ha enseñado que desde siempre vienen diciéndose las mismas cosas: lo importante es cómo se dicen. Con los años de experiencia en el arte, uno aprende cierta destreza: cuando hay que escribir su, cuando la. BORGES: «Para Ibarra, la posibilidad de metáforas es una prueba de la imperfección del lenguaje. Un lenguaje perfecto no admitiría metáforas». Riendo cita una frase telefónica de Hugo Santiago Muchnik: «Ustedes ya tienen la columna vertebral» (se refería al argumento cinematográfico que estamos cocinando). Él le contestó: «Sí. Ya no somos moluscos». Comenta conmigo: «¿Viste cómo la gente es fácilmente metafórica?».

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1967. Domingo, 16 de julio. Comen en casa Borges. (…) Dice que en algunos poemas (o tiradas de versos) anglosajones, después de una explicación lenta y argumentada, se concluye con una sola línea categórica y general. Se pregunta si eso será la invención de una poeta o de la retórica, si habrá un antecedente en otras literaturas, aun si habrá un nombre para el procedimiento: «Es como un resumen de todo lo que se dijo, rápido, luminoso».

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1974. Sábado, 9 de febrero. Come en casa Borges. Leemos Voltaire, Essai sur les mœurs. Sobre que hay pocos poemas largos buenos: «Por lo común, cuando los poetas quieren ser mayores, fracasan. V.g. Milton y, desde luego, Voltaire. No hay poesía sin intimidad».

 

 

[1] Esta entrada del Portal Web está compuesta de diferentes entradas del imperdible Borges de Adolfo Bioy Casares (Destino, 2006)

[2] Martín Fierro, vv. 2287-98

[3] Prefacio a la segunda edición de Lyrical Ballads (1800)

[4] La antecámara de la capilla donde se alza la estatua / de Newton, con su prisma y su rostro silencioso, /signo en mármol de una mente que durante toda la eternidad / atraviesa sola los extraños mares del pensamiento. Prelude (1850), III, 1, 60.

[5] El mar estaba salpicado aquí y allá con barcos, / como estrellas en el cielo. “With Ships the Sea was Sprinkled…” Poems (1807).

[6] Esta nave prefiero a todas las demás / ¿Cuándo virará y hacia dónde? No admitirá / demoras; dondequiera vaya, los vientos han de impulsarla: / siguió y su viaje tomó el rumbo debido.

[7] Me atreveré a decirlo / pero sólo al oído del enamorado. “Strange fits of passion have I known” Lyrical Ballads (1800)

[8] ¡Qué pensamientos tercos y desviados se deslizan / en la cabeza de un enamorado! / “¡Oh, misericordia”, me grité a mí mismo, / “si Lucy estuviera muerta!.

[9] Muchos corazones deploraron / el destino de esos árboles venerables; y a menudo con dolor / el viajero, hoy día, se detendrá y contemplará / delitos en los que la naturaleza apenas repara. “Degenerate Douglas! Oh, the unworthy Lord!” Poems (1807)

[10] Gongora, L de, “A Córdoba” (p. 1633)

[11] Borges analiza la chabacana milonga en “Elementos de preceptiva” (1933): afirma que tras el exordio “se desmoronaba en un cumulo de incongurencias idiotas”. Dice que “su revelación me fue deparada en un almacén de campaña cerca del Arapey, a principos del año 31. Pereda Valdés [Cancionero Popular Uruguayo (1947), n° 143] la cita de este modo: “Soñé que había dos globos, / sin saber a cuál subir, / aun punto me dirigí / en un viaje de dos años. / Me llevó a un país extraño / donde los perros volaban, / y las gallinas hablaban / de un modo muy singular, / los gatos salían bailar / y los burros se afeitaban (…)”. También la revogen H.J. Becco [Cancionero tradicional argentino (1960), n° 191] e Isabel Maya [Romancero (1941), II].

[12]Tu regere impero populos, Romane, memento / (Hae tibi erunt artes), pacisque imponere morem” [Eneida, VI, vv. 851,2]

[13] Douglas, Gawin (1474-1522), Virgil´s Aeneid translated into Scottish Verse (p. 1553). Según Pound [The ABC of Reading, (1934)], Douglas contaba sobre Vrigilio con la ventaja de que “he had heard the sea”.

[14] Fuego, compañero querido de la sombra, / ardes, te apagas, gracias a mí vuelves a arder. / Desesperado, quemarías el mundo, / en realidad sólo te devoras a ti mismo… “Il fuoco”. Poesie (p.1980). (…)

[15] “Naturalismo al día” (1967)

[16] Recién cuando el fuego está apagándose en la chimenea, / buscamos algún parentesco con las estrellas. Modern Love (862)

 


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