BERISSO 1928 – LA VIDA FUTURA (Bajo la luna, 2024) de Daniel Samoilovich.
Daniel Samoilovich (Buenos Aires, 1949) publica, con este, su doceavo libro de poemas. Figura indiscutible de la poesía argentina de los últimos cuarenta años, creador y director de esa revista fundamental que fue Diario de Poesía entre 1986 y 2012, Samoilovich sorprende con una propuesta que en principio puede resultar sorprendente como hilo conductor de un libro de poemas. La vida en Berisso en 1928 (y proyectada hacia el futuro) desde los frigoríficos Swift y Armour, a través de varios tópicos (darles voz a obreros y obreras en particular, con poemas narrativos donde repasan su historia o vislumbran el futuro; los sueños del progreso, la explotación, etc.). La gracia está en cómo se tratan estos tópicos a lo largo del libro: rigurosa y disparatadamente, a la vez. Quienes leyeron El carrito de Eneas conocerán sin duda esta dimensión buffa de la escritura de Samoilovich, que en este libro se despliega con indudable encanto.
Compartimos un poema, en el que habla una vaca que pasó por el matadero.
UNA RES, DOS MEDIA RÉ
Habla la vaca: indignación
Un golpe en me-
de la testuz
u-ú, u-ú,
y se apagó la luz.
¿Quién apagó la luz?
Me caí redón,
rodé muy orón,
por una escalé
más que oscura, né.
Andá a saber quié
apagó la luz.
¿Quién apagó la luz?
¿Fue alguno de usté,
traidor, asesí?
¿Es acaso posí
que el autor haya sí
un mamífero hermá?
Yo iba a morir, segú,
pero no tan temprá!
¿Acaso fuiste tú
el que apagó la luz?
¿Quién apagó la luz?
¿Fuiste tú, fuiste vos?
¿Qué te había hecho yo?
¿Ofendió algú
de los mis a los tús?
¡Sin decirme ni mú
apagaste la lú!
¿Quién apagó la luz?
Rodé por la escalé
más que oscura, né,
cuál no fue mi sorpré,
imaginensé,
cuando desperté
hecha un cadavé.
¡Hecha un cadavé!
¡Un cadáver yo,
toda una señó!
¡Un cadáver mí,
una señorí!
¡Justo a aquella hó,
justo en ese dí!
¡Imaginensé!
Y lo más curió
aún falta por ver:
Y lo más curió aún falta por ver:
entran en acción
las hoces veló
minutos después
no soy ya una res
¡sino dos medias ré!
¡Imaginensé!
¿Cómo que medio y mé
es una unidá?
¡No me vengan con cuén,
cretinos, tará!
No habrá quien me convén
que lo mismo da.
¡No da, no da lo mis!
Puede que en matemá
sea irreleván
pero yo en la prá
lo encuentro aberrán.
¡A mí el resultá
me sienta muy mal!
¡Me sienta fatal!
¡No da, no da lo mis!
Aunque se arrepí,
y lloren a má,
y lloren a grí,
yo no perdonar.
¡Fue muy atreví,
fue una guarangá
partirme a la mí!
¡Partirme a la mí!
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EN LUGAR DE DORMIR (Concreto, 2024) de Consuelo Iturraspe.
Consuelo Iturraspe nació en Santa Fe en 1987. Este es su segundo libro de poemas. Un libro que se destaca por la contundencia de la voz que aparece en los poemas, original y decidida. La contratapa es de Beatriz Vignoli y dice lo siguiente:
“La cama, lugar del dormir, es donde se puede morir. Un cuerpo en la intimidad se sabe demasiado vulnerable. Ante la ausencia de una mano amorosa que nos guíe hacia sus aguas, el sueño se ausenta y en lugar de dormir, el miedo y la memoria evalúan juntos la potencia letal de los elementos. De esos y otros desvelos están hechos estos poemas.
Pero también están hechos de palabras, de diálogos, del azar esperanzado al migrar entre dos ciudades. El presente del poema se lanza al futuro por la promesa, al pasado por el recuerdo y a lo posible sin realizar, clausurado con la muerte. O con el perdón.
Consuelo Iturraspe trabaja el arte conciso de la poesía narrativa hasta la perfección, hasta que en su hondo diamante destellan las iridiscencias líricas de la ambigüedad y la metáfora. Si hay un futuro para la lengua, lo cobijan estas páginas.”.
Compartimos dos poemas:
NOS SEPARABA UN MURO
Llevabas una tristeza delicada
y tu nombre era breve, como debe ser
lo que se queda a vivir en la memoria.
Tu madre había muerto,
tu padre volvía de noche,
¿a quién esperabas entonces
sentada en la vereda,
con la mirada fija en las cosas ásperas?
Querías algo que no entendía.
Empezaste a vestirte
con remeras que dejaban ver tu ombligo
y una vez por semana te visitaba una amiga.
Yo la odiaba por arrancarte
de mi silencio.
Nunca me acerqué.
¿Qué podía reunirnos?
Te dedicaste a maquillar mujeres,
yo a escribirlas.
El día en que tu muerte vino desde lejos
algo se quebró en el pasado,
como si la pared que nos separaba
cayera de golpe y enterrara con polvo
las espaldas que nos dimos,
toda esa ternura sin probar.
BENTEVEO
Nadie me quería
hasta que vi un pájaro
entre las hojas.
Era amarillo,
tenía ramitas en su pico,
buscaba hacer casa en los árboles altos.
No parecía la primera vez
que se apartaba del resto
para encontrar futuro.
Tardó días
hasta que se sentó orgulloso
en su nido.
Yo no pedí esa belleza
pero me gustaba.
Su antifaz lo protegía
del cansancio.
Hice lo mismo:
años después me fui
de una casa a un edificio,
lo llené de muebles,
abrí una ventana,
entraron los árboles,
un pájaro me miró.
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KATANA N° 11 (JULIO 2024) – Dirección: Carlos Rey. Staff: Analía Requena, Fabián Herrero y Pablo Porro. Colaboradores varios. Diseño: Adrián Fernández.
Un nuevo número de KATANA, revista que ya ocupa de pleno derecho un destacado lugar en el universo de la poesía argentina. De 92 páginas, cuidado diseño y circulación gratuita (puede leérsela y descargársela acá:, este décimo primer número viene con muchas cosas excelentes, que están a ese click de distancia. Resaltamos algunas:
(i) Una nota editorial de Carlos Rey, cuyo comienzo y final compartimos: “Desde hace años la poesía viene sosteniendo contra el mundo una batalla por su sentido y ya es hora de aceptar su derrota. Más astuto que Platón, el mundo contemporáneo no necesitó de su expulsión para desbaratarla, con sólo absorberla bajo su lógica utilitarista le fue suficiente para anular su poder imaginativo. (…) Bajo esta perspectiva, Katana no tiene sentido, por eso es un espacio que celebramos.”.
(ii) Una excelente entrevista de Fabián Herrero al marplatense Osvaldo Picardo. Es una entrevista centrada sobre todo en los procesos de escritura de su último libro: Nadar en el tiempo. Una invención apócrifa. Termina con una breve antología.
(iii) Un panorama de la poesía italiana contemporánea (9 poetas sub 35), con selección, presentaciones y traducciones de Antonio Nazarro.
(iv) Un artículo de Pablo Ingberg sobre dos fenómenos probablemente relacionados: la circunscripción del universo de lectores de poesía a los poetas, y la dimensión metapoética de la mayoría de los poemas actuales.
(v) Un sentido homenaje de María Magdalena al poeta fallecido Javier Galarza, en la forma de una reseña sobre su último libro: La religión Hölderlin. Incluye una breve antología de poemas.
(vi) Una reseña de Quiero, de Alejandro Crotto, por Ricardo Herrera.
(vii) Poemas de Debret Viana y Alfredo Lemon.
Compartimos un poema de Osvaldo Picardo:
FOTO DE LAS DOS JÓVENES DINKAS EN EL NILO
La aldea junto al río no es para extraños,
a veces, una o dos vidas pasan,
antes de una visita. Y nada cambia
sino los que fueron niños un día, las guerras,
los nombres en un cementerio abandonado.
Ellas dos asoman a mi foto
con dientes blancos y ojos de sol creciente.
No me toman en serio, vienen a reírse
del extranjero, del médico sin pacientes
que pone en un papel imágenes quietas.
Una de ellas me dejó ver su tatuaje oscuro,
las perlas que esconde de los pescadores.
La otra lloró, un día, en la puerta de casa.
¿Quién podría saber qué veneno
nubló su mirada y arrugó su negra frente?
Nunca conocimos nuestras voces ni nombres.
Las esperaba, las oía venir,
atrás quedaban los bueyes de largos cuernos,
la cosecha curiosa del árbol de las mariposas.
Como si el mundo no hubiera nacido,
así las miro, entre los nenúfares floridos.
Ríen, con las piernas en el Nilo Blanco.
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ANTOLOGÍA PERSONAL (1966-2023) (Libros del zorzal, 2024) de Rafael Felipe Orteriño.
Rafael Felipe Oteriño nació en La Plata en 1945. Ha publicado varios libros de ensayo y doce libros de poemas: el primero es de 1966; el último, de 2023. Ha recibido numerosas distinciones, aquí en nuestro país y en España. La presente antología, que abraca todo su recorrido poético, e incluye un prólogo donde el autor reflexiona sobre la escritura de poesía, es una excelente oportunidad para empezar a leerlo, o para seguir releyéndolo.
Compartimos tres poemas:
LO MÍNIMO
Tardamos años en comprender lo mínimo:
el golpe de la piedra en el agua,
la espuma desvaneciéndose en la orilla,
la hoja que se revela al trasluz
y comienza su danza. Su abstracto jardín.
También en ellos está la mano de Dios:
más íntima, menos dolorosa, sin el peso
de custodiar el abismo, libre
de su lección moral. Dios sabe por qué.
ARTE
Primero, el arte de ser derrotado;
luego, el arte de conversar a solas;
más tarde, la serena indiferencia;
por último, el arte de no ver nada
aun viéndolo todo.
Cuánto tuvo que aprender esta cabeza
hasta ser calva, enteramente calva
-por dentro y por fuera-,
en el camino de una nube
que se aproxima despacio.
SALMO
Nunca se equivocaron
los Viejos Maestros
W.H. Auden
El mundo existe, las cosas existen:
la piedra, el sol, el aire,
el pájaro en vuelo
y la primavera en la rama.
Cuando el desánimo nos abate
la memoria se encarga de recogerlos
y forma con sus semillas
el volcán y la rosa, la cantera y el sonido.
También la ola, el claro del bosque,
las iglesias góticas
y los campos de lavanda
nos salvan de la tristeza.
Eso lo sabían los Viejos Maestros,
y amaban la perspectiva,
los álamos de Italia
y la sal de la tierra.
Eran incansables: repetían
el oro brillante y la esfera celeste,
las nubes en el cielo
y el suelo bajo los pies.
Que lo visible perdure,
que lo incontable renazca:
eso debatían en los talleres,
y en las telas abundan colinas, iglesias, árboles.