LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO – SELECCIÓN COMENTADA DE POEMAS URUGUAYOS (Pez en el hielo, 2019) de Francisco Álvez Francese.
(AC)
Estaba en la Feria del Libro, y el título de la editorial me sorprendió y me hizo acercarme. Me llevé este libro que me pareció muy bueno, y me hizo tener ganas de que exista uno parecido sobre poemas argentinos. Comparto el primer capítulo o entrada.
1. LA NOCHE
Sobre un fragmento de “Nocturno” de Delmira Agustini (Los cálices vacíos, 1913)
La palabra poética en medio del primer verso lo hace instantáneamente espécimen. Se mira casi de lejos y uno piensa en las cosas viejas, en una cortina suntuosa, en un biombo trabajado que oculta algo que claramente está del otro lado, que se muestra apenas sugiriéndose. “En veste de tragedia” –”Robe de délire” dirá Supervielle– está la noche fisgona, que llama en la imagen a la poeta en su pose delicada, envuelta en telas, en un espacio abarrotado pero a la vez suave, sensual. Ese cuarto, que se imagina perfectamente (una habitación mucho más corpórea, mucho más cercana, una habitación de mujer joven, ligeramente adulta, ligeramente Nena), se duplica transmutado como por la alquimia de la palabra (piedra filosofal o piedra de la locura). Más adelante, en el verso de tres silabas, dos puntos, puntos suspensivos, queda abierta a esa noche la espacialidad, la contundencia de la cama, el dosel, las enaguas, el fin de siècle. Y ahí se representa una situación delicada y ambigua, de ensoñación y de vigilia en iguales porciones la transformación del calor, que hace las cosas relucir con rara opulencia –el Modernismo–, pero que está igualmente ahí, presente tras esa gruta (dentro de las pieles de ese hueco en la montaña está la habitación sencilla, burguesa, de la niña Agustini en Montevideo, ese musgo suave que tapiza el mundo y ese corazón que palpita en la casa familiar, o donde la amante se entrega y busca, porque la amante es el sujeto que enuncia con vehemente consistencia ahí donde toma la palabra). “Está en blanco y es blanco y vaporoso”, un arrebol de tules y de sutilezas, aquello que es y no es, inocencia y vicio simultáneamente, flor y espuma de las bocas de las fieras. Y entonces, ¿cómo se abre esa “rosa de sol”? Una rosa negada abierta en la faz de la noche. ¿Qué es esa noche clara y negra que desencadena un desvelo transido, voluntario acaso, del desparramo? La inmediatez de los versos (“Esta noche hace insomnio”) traen el peso del tiempo que no hay quien levante, de la poesía que no hay quien domine.
*
Fuera, la noche en veste de tragedia solloza
Como una enorme viuda pegada a mis cristales.
Mi cuarto:…
Por un bello milagro de la luz y del fuego
Mi cuarto es una gruta de oro y gemas raras:
Tiene un musgo tan suave, tan hondo de tapices,
Y es tan vivida y cálida, tan dulce que me creo
Dentro de un corazón…
Mi lecho que está en blanco es blanco y vaporoso
Como flor de inocencia,
Como espuma de vicio!
Esta noche hace insomnio;
Hay noches negras, negras, que llevan en la frente
Una rosa de sol…
En estas noches negras y claras no se duerme.
*********
NECESIDAD DEL CANTO – ANTOLOGÍA POÉTICA 2000-2020 (Caleta Olivia, 2024) de Andrés Neuman.
Andrés Neuman nació en Buenos Aires en 1977. Hijo de músicos argentinos exiliados, vivió entre la Argentina y España, donde finalmente se radicó. Es considerado uno de los escritores más destacados de su generación, y su poesía ha sido publicada en prestigiosas editoriales españolas. Esta antología (que incluye poemas de varios de sus libros que no circularon en la Argentina) es una buena oportunidad para acercarse a su poesía. Compartimos dos poemas:
LA CURVA CORAZÓN
Existe en matemática una curva
rara que los expertos
llaman curva de Koch.
Los perplejos prefieren
denominarla así: copo de nieve.
Se comporta
multiplicando siempre su tamaño
por cuatro tercios y hacia el interior,
llegando de tan densa al infinito
sin rebasar su área diminuta.
Así también creciste por adentro:
habitándome lenta,
quedándote con todo, sin forzarlo,
este pequeño corazón hermético.
LOS ERRORES PERFECTOS
La simetría: un animal sagrado
que pide ser sacrificado al sol.
El rigor cuando sueña se convierte
en un círculo blando que se abre
inundando de jugo
la razón y sus formas.
El ansia por lo exacto
conduce, si es sincera, a lo imperfecto.
Sé que la perfección
es el arte marcial de quienes temen,
que toda proporción bien entendida
renuncia al consumarse.
Generosos errores, necesito
belleza improvisada.
*********
MUSEO DEL VIENTO (Ediciones Nebliplateada, 2023) de Beatriz Vignoli,
Beatriz Vignoli (n. Rosario, 1965) es considerada una de las poetas más talentosas de su generación. Este nuevo libro, según cuenta la autora en la contratapa, tiene dos partes: “La primera es bien reciente e incluye la serie «Museo del viento». La segunda –que originalmente iba a llamarse «Infinita riqueza abandonada»– contiene textos compuestos a fines del siglo veinte en una máquina de escribir Olympia portátil bajo condiciones sociales extremas de pobreza, soledad y ostracismo”.
Compartimos dos poemas de esa segunda parte:
MUSICA DE FONDO PARA CONTESTADOR AUTOMÁTICO
Tu silencio es una huella de sangre en las horas.
Tu silencio querría pasear por el parque.
Solo contigo, querría mirar las palomas,
oír gritar un gol en vivo y a lo lejos.
Tu silencio me pesa en el centro de la espalda.
Tu silencio parece una bolsa y me asfixia.
Llévate esto de acá,
este silencio que dejaste abandonado y llora.
Silencio tu silencio con grandes óperas
en la tarde. No tardes,
no puedo con este monstruo
silencioso que ocupa todo el espacio y las horas.
Inútil como un pulpo de goma sin motor,
tu silencio gris de cine mudo.
Que venga de una vez y se lo lleve
tu voz.
CONSTRUCCIÓN DE LA ESPERA
A Daniel Scheimberg
Vendrá.
Lo estamos esperando.
Vendrá porque lo estamos esperando,
Uniendo cada uno de los instantes del tiempo
al instante primero y último, que son uno solo:
ese es nuestro trabajo.
Esa es nuestra desesperación y nuestra alegría.
En presente ausencia,
que no puede ser sino el reverso de su presencia
aún ausente
aunque está
en el futuro que apuntalamos al esperarlo, vendrá.
Cuando el tiempo se sature de sí mismo
y retorne a su centro inmóvil;
cuando todos los pasos posibles
hayan sido danzados,
cuando toda posible frase haya sido dicha,
cuando se agote el lenguaje
y sólo quede un silencio colmado, lleno de ecos
y todas las eras hayan sido cumplidas
en una aurora nocturna
que será una con el más profundo silencio del mar.
*********
EL CAPITAL / LA LÍRICA (Barnacle, 2024) de Jorge Aulicino.
Jorge Aulicino nació en Buenos Aires en 1949. Fue distinguido con el Premio Nacional de Poesía en el 2015. En estos dos nuevos libros breves, unidos en un solo volumen, ahonda su veta más característica: poemas de una alta sofisticación enrarecida. Compartimos dos de La lírica:
SHAIB
[Carta del sikh a Jim de la Selva]
¿Cómo se llama ese estado de inocencia
en que viven los animales, sahib?
¿Se llama gracia?
¿Por qué lloro a veces cuando escucho el canto
de las aves oscuras sobre los corrales
o de las aves de colores
en la arboleda,
o cuando el gato se desliza entre las flores salvajes
o irrumpe el chacal, o escapa el zorro,
o la mirada del ciervo tiene esa oscuridad íntima,
que no presiente ni la flecha ni el disparo?
La pantera y su rancio bigote
vendrán esta noche
y sabré que está allí,
en la oscuridad, con sus pupilas de oro,
insostenibles.
Dormimos así entre los brazos de ellos
que no saben por qué nos acunan o desgarran
en esta infinita bienaventuranza.
CONTRAFRENTE
Una pieza vacía con un colchón
apoyado contra la ventana.
Una luz azul todas las noches en esa ventana
ilumina el alfabeto de un colchón y una pieza vacía.
¿Quién lo escribió, y cuánto va a durar?
Desaparecieron todas las palomas en los alrededores.
En cambio canta algo así como una oropéndola
todas las madrugadas, antes de que te duermas.
La luz azul sigue allí, casi seguro.
**********
POEMAS ESENCIALES DE VICENTE ALEIXANDRE (SALVAT, 2024).
Se trata de un nuevo libro de la colección “Poemas esenciales”, que la editorial Salvat vende en los kioscos de diarios: “Una cuidada selección que reúne a los más grandes poetas desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI”. Las ediciones son excelentes: en la calidad del papel, la disposición de los poemas en la página, el arco que buscan trazar sobre la obra de cada autor, etc. Una oportunidad inmejorable para conocer o releer al español Vicente Aleixandre (1898-1984), probablemente el menos leído entre nosotros de la Generación del ´27, pese a que fue galardonado nada menos que con el Premio Nobel en 1977. Sirva esta cita de alguno de sus reportajes para presentarlo a quienes no lo conozcan: “Yo me he sentido siempre enlazado con la vida misma y justificado sólo en ella, de tal manera que la poesía para mí ha sido la gran pasión de mi vida, pero a condición de que la vida vaya por delante, es decir, que yo siento que es más importante la vida que el arte”. Compartimos dos poemas:
SE QUERÍAN
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
JUVENTUD
Así acaricio una mejilla dispuesta.
¿Me amas? Me amas como los dulces animalitos
a su tristeza mansa inexplicable.
Ámame como el vestido de seda
a su quietud oscura de noche.
Cuerpo vacío, aire parado, vidrio que por fuera
llora lágrimas de frío sin deseo.
Dulce quietud, cuarto que en pie, templado,
no ignora la luna exterior, pero siente sus pechos
oscuros no besados sin saliva ni leche.
Cuerpo que sólo por la mañana, dolido,
sin fiebre, tiene ojos de nieve tocada
y un rosa en los labios como limón teñido,
cuando sus manos quisieran ser flores casi entreabiertas.
Pero no. ¡Juventud, ilusión, dicha, calor o luz,
piso de mármol donde la carne está tirada,
cuerpo, cuarto de ópalo que siente casi un párpado,
unos labios pegados mientras los muslos cantan!
***********
TRES HOLANDESES (Ediciones del Dock, 2024) de Gabriela Schuhmacher.
Quinto libro de la santafecina Gabriela Schuhmacher (n. 1970), que fue premiado en el prestigioso Concurso de Poesía del Fondo Nacional de las Artes en su edición de 2022. Los tres holandeses del título son pintores: Brueghel, Rembrandt y Van Gogh. Los poemas son en prosa, breves, y ciertamente tienen algo pictórico, en un sentido temático por un lado (se hace referencia a obras puntuales de los artistas, y se utilizan fragmentos de las cartas de Vincent a Theo), pero sobre todo en una lograda concepción plástica de la escritura.
Compartimos tres poemas, uno desde cada pintor:
VICIO
El pez grande se come al chico, exclamo ante un mundo sin sentido. Fuertes y débiles se mezclan en la estampa. Un corte es suficiente para que surjan unos de otros del vientre mayor, de sus bocas. Aire, tierra y agua en la materia muerta, infructuosa, Aletas como alas, hombres anfibios. ¿Así son los pescadores?, le pregunta un hijo a su padre. Lo cierto, responde, es que el vicio navega como un bote hasta que un día, desvencijado, hunde su reflejo en el instinto.
BÚSQUEDA
No se asuste por mi silencio. Como los puntos de luz en una noche estrellada, estoy cada vez que decida mirar al cielo y preguntarse para qué. No puedo ser milagroso, no intente, por alcanzarme, pensar que la tristeza eterna se compensa con un viaje sin retorno. Míreme, Vincent, sigo muriendo de viejo, tratando de imaginar algo que me sostenga del lado luminoso. Le agradezco que me sueñe y me haga soñar, su corazón tiene más que pinceles y buenos trazos, lleva la carga de una pasión inmensurable.
TRIGALES
Rembrandt, estoy en Auvers, frente a los trigales después de la lluvia. Acérquese a mis impresiones: tallos verdes y azules, hojas como cintas, espigas amarillas con reflejos en rosa pálido. Nada más que tallos, eso es lo que veo: una divinidad que se despereza por efecto de la luz y de la humedad. Cada etapa del ciclo de desarrollo tiene atractivos y el tiempo es breve. De un día para otro, nada se corresponde con lo que hoy le cuento. Por eso soy muy riguroso, como la vida lo es con una flor y con su semilla antes de que el viento la tome.
*********
BORRADO PARA SIEMPRE (Barnacle, 2024) Fernando Molle.
(Pablo Seguí)
El paso del tiempo, a veces descorazonador, es también enigmático. Todo fluye hacia el olvido; de lo que fue quedan, a lo sumo, ruinas, restos. Mucho de lo que existió se ha esfumado: como señaló Sartre, si de alguien desaparece hasta el nombre, es como si jamás hubiese existido (así, millones y millones de seres humanos). Muchísimo queda Borrado para siempre.
Ruinas, restos. La Ciencia (la Historia, la Antropología) pueden examinarlos e ir sacando conclusiones provisionales, siempre sujetas a revisión. De este modo, hoy oímos hablar del hombre de Neanderthal o del de Cromañón y algo nos los representamos. Hace mil años no se conocían ni siquiera tales denominaciones y la teoría de la evolución simplemente no existía. Son posibles infinitas Historias, innúmeros modos en que los seres humanos se cuenten a sí mismos de dónde vienen. (Una, muy divulgada, por ejemplo, en la Europa medieval y que perdura hasta el presente a nivel planetario, aseguraba que todo era producto de una supuesta Creación ejecutada por un tal Yahvé y que se habría efectuado en el lapso de seis días.)
La Historia se pretende fidedigna, imparcial, desapasionada. La Poesía, que ha pergeñado mayores y más duraderas narraciones fundantes para la humanidad entera, es, como ya observó Aristóteles, más universal. Fernando Molle conjuga ambas vertientes, la de la Historia y la de la Poesía, para hablar de nuestros comienzos sobre la Tierra. Así, no sólo se ciñe a la evidencia, a lo comprobado, sino que hace libre uso de la imaginación, que, como se sabe, puede ser mucho más decidora.
Hay una cosa llamativa en el texto de nuestro autor. Casi en todos los poemas hace un uso exclusivo del gerundio, el participio pasado, algunas oraciones subordinadas. Ello hace que los poemas sean una sucesión de estados nuevos que además se alternan, como percepciones de cosas nunca antes vistas. Pero hay dos o tres poemas que hacen uso del indicativo. En ellos también están presentes los versos medidos: endecasílabos y pentasílabos. Entre estos últimos se habla del “Tam-Tam”, que puede representar tanto el latido de un corazón como el ritmo propio de la poesía medida.
Justamente, este libro trata, en parte, de la transmisión de formas. En determinado poema aparece un flautista. Se dice: “Los padres y los hijos / La misma melodía”. La forma de la melodía, su compás, rítmica y sucesivas alturas, permite la transmisión de padres a hijos porque mediante la mnemotecnia se recuerda con mayor facilidad. Del mismo modo, fijarse en el latir del corazón, dador de vida, o en el caminar o el danzar, podrían haber dado pautas formales para la elaboración de un lenguaje –el de la poesía– que superase el marco de lo que puede barajar una sola generación.
El libro tiene muchos otros momentos. Me dieron en general ganas de informarme un poco más de Antropología (o, más bien, Paleoantropología) luego de leerlo para, a mi turno, planear aunque más no fuera con mi propia imaginación por esas tan ignotas edades. ¿Cómo era la vida durante las glaciaciones? ¿Cuántos seres humanos había aproximadamente en esa época? ¿De dónde venían y hasta dónde habían llegado? La imaginación sueña pero también a veces dice la verdad.
Repito: el libro de Fernando Molle me hizo soñar, me dejó pensativo. Qué destino más feliz el de un libro cuando provoca tales efectos; qué ventura inesperada la del ocasional lector. Comparto dos poemas:
PÁRPADOS
… Un gran minuto …
… Un gran segundo interminable …
… Encima
del techo de la gruta …
… Encima
del cielo que se abre …
… Los párpados sellados…
… La compuerta …
… Aquí …
… Un gran minuto…
… Más …
…Un gran segundo luminoso…
… Luz
golpeando en la pupila …
… Ojos congelados
en el cielo inabarcable …
… Temprano…
… Bien temprano…
… La sangre regada entre las pieles
… Mil cielos galopando en las pupilas …
…. Planetas girando enceguecidos …
… Estrellas tosiendo en el esófago …
… El llanto en la compuerta …
… La bóveda celeste sobre el ojo …
… La bóveda celeste duplicada ….
… Debajo
de todo …
… Encima
de todo ….
… Por el charco de sangre sobre piedra…
… Por el piso de los huesos …
… Bracitos que se agitan
tocando el día nuevo …
… Las piernas abiertas en el llanto…
… Dos párpados abiertos para siempre…
…Mirando
el día nuevo …
… El minuto detenido…
… El segundo luminoso …
…Temprano…
…Bien temprano…
CORDÓN
Una jaula irrespirable
de olor ácido:
Mi aliento
Pendiendo todo el día
de una cuerda:
Mis brazos
Una manzana
asida con el pie derecho:
Mi estómago
Tres o cuatro meses
arriba de la rama:
Yo mismo
El chillido ininteligible:
Mi padre
Los platirrinos:
Mi hermano
Mi primo:
Los orangutanes
Mi hermana:
Los gibones
Mi tío:
Los babuinos
Tres carayás:
Mi bisabuelo
A imagen
y semejanza mía:
Cuatro papiones sudafricanos
A mi imagen
y semejanza:
El orangután malayo en plena siesta
A mi imagen
y semejanza:
Un bonobo que despierta en cautiverio
Mi formación:
El australopitecus afariensis
Mis valores:
El homo erectus
Mis creencias:
El homo sapiens neardentaliensis
Mis herramientas:
El hombre de Grimaldi
Mis gestos y señales:
El hombre de Java
Comparado con mi cerebro:
Un homo sapiens sapiens
medianamente inteligente
Comparado con mi madre:
Un ramapitecus anciano
sin particularidad alguna
Comparadas con mis hijos:
Dos crías Neardentales
roncando en la mañana
Comparado con mi abuela:
Un homo habilis albino
al que nadie escucha o mira
El nacimiento
de un bebé australopitecus:
Cien mil años nadando
en el vientre de mi madre
El destete lentísimo
de mis ocho nueve hermanos:
Envueltos en el hielo
bajo tres pieles de oso
El primer bostezo largo de mi hija
mirándome a los ojos:
Sesenta mil años
de frente a la cascada.