POEMAS ESENCIALES DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER & POEMAS ESENCIALES DE MIGUEL HERNÁNDEZ (Salvat, 2023).
(AC)
Son los nuevos dos títulos (el cuarto y el quinto) de la nueva colección “Poemas esenciales” anunciada por la editorial Salvat y que se empezó a vender en los kioscos de diarios: “Una cuidada selección que reúne a los más grandes poetas desde la Antigua Grecia hasta el Siglo XXI”. Las ediciones son excelentes: en la calidad del papel, la disposición de los poemas en la página, el arco que buscan trazar sobre la obra de cada autor, etc.
Compartimos el primer poema de las Rimas de Bécquer, invitando a notar el particular ritmo que hilvana las palabras en el poema: el primer verso, y todos los versos impares, son trímetros anapésticos: “yo sé un himno gigante y extraño” (de modo que hay tres bloques de dos sílabas sin acentuar y una acentuada), y el segundo, y el resto de los versos pares, tetrámetros anfíbracos: “que anuncia en la noche del alma una aurora” (de modo que hay cuatro bloques de una sílaba sin acentuar, otra acentuada y una sin acentuar). Encabalgando el ritmo, escuchamos en cada par de versos, a lo largo de todo el poema, ese pulso anapéstico: –+–+–+- -+–+–+–+-.
I (GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER)
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh hermosa!
si teniendo en mis manos las tuyas
pudiera, al oído, cantártelo a solas.
Y compartimos también un poema de Miguel Hernández, perfecto para esta nueva primavera que ahora empieza:
LA BOCA (MIGUEL HERNÁNDEZ)
Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
dando a la grana sangrante
dos tremendos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.
Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.
¡Cuántas bocas enterradas,
sin boca, desenterramos!
Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.
Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.
He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.
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EL ESPEJO DEL MUNDO (Ediciones del Dock, 2023) de María Laura Decésare.
(Sonia Scarabelli)
El espejo del mundo, de María Laura Decésare, se inicia con un poema que es a la vez una plegaria y un agradecimiento. Lo que agradece el poema es un retorno, el de la poesía, y con ella, el de un modo de abrir los ojos a lo que quizás siempre estuvo ahí: los pequeños detalles que hacen el tiempo de una vida.
Así, lo que ya en el libro estaba claro desde esos primeros versos cadenciosos, serenos, que advertían: “La poesía vuelve como si siempre / hubiera estado ahí /…/ Y abrís los ojos como si tuvieras / lo amado enfrente”, renueva con cada poema su promesa, hecha desde el corazón. Porque lo que se espeja, ante todo, en este Espejo… de María Laura, es el amor del mundo en sus formas mínimas y en sus apariciones luminosas; como la del colibrí y la flor que llora, el arcoíris, la frescura de una risa, unas viejas botas de lluvia, el gusto del padre por observar los pájaros, el perfume de un jazmín chino, la madre en su jardín, el color fucsia de la santa rita, una palabra escrita sobre un mantel con hojitas de menta, un tordito en vuelo.
“En lo simple me detengo y me levanto”, revela un verso precioso de “En la tarde”, y a una le dan ganas de decirle que sí, y de verse reflejada en ese espejo que hace del poema estampa e insignia de lo amado, cuerpo fugaz del reencuentro con una belleza que, si se reconoce perdida, también se sabe todavía misteriosamente ahí. Senderitos, entonces, los versos, que el libro ofrece para ir al encuentro de aquello perdido, que a veces también son los nombres, los de los otros y el propio, cifra del amor que no se olvida, secreta llave del mantra que viene a sacudir los días para no dejarlos volverse iguales y entregarse con gracia a la fiesta de no saber lo que traen.
Y entonces una se pregunta, ¿estaba tan perdido lo perdido cuando pudo así volver en el espejo del poema, manos del padre tomando las de su hija mientras pasa horas observando los pájaros? ¿Era tan solitaria esa soledad? ¿Estaba tan olvidado el nombre? El poema vuelve, pasa, y se hace la fiesta de una vida ¿que dura qué?, ¡nada!, se dirá. Pero ahí está, celebrándose, adentro, afuera del espejo, en el umbral de todo lo posible.
Comparto tres poemas:
CUANDO LA POESÍA PASA
La poesía vuelve como si siempre
hubiera estado ahí,
en el rincón más amable de la casa.
Y abrís los ojos como si tuvieras
lo amado enfrente.
Un verso puede ser el mejor mantra
que repetís como una plegaria
cuando la poesía pasa.
LO QUE VUELVE ES EL NOMBRE
Quiere hablar de amor
y le duele un nombre.
¿Acaso el amor y el dolor
van por la misma vereda?
¿Será cuestión de cruzarse
para evitar el tropiezo?
¿Cómo podemos evitar
la brisa que dejó la lluvia
y no adorarla?
DÉJAME SER
Dicen que un pájaro
vuela porque es lo único
que sabe hacer
y hoy quisiera ser como él
volar hasta la copa del árbol
para observar desde lo alto
la belleza
que hemos perdido.
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FUERA DE LO GENERAL (Ediciones en Danza, 2023) de Jorge Aulicino.
Un nuevo libro del porteño Jorge Aulicino (n. 1949), poeta, periodista cultural y traductor que recibió el Premio Nacional de Poesía en 2015 y que dirige el blog de poesía Otra Iglesia es Imposible.
Compartimos dos poemas:
HAMLET
¿Para qué despertar?
El mundo exige alambres extensos en las terrazas,
balidos de angustia en el valle de sombras,
la charla de las alegres comadres–
qué tristes son en realidad–
tras las tabernas, los tabernáculos el pensamiento
deshecho, el apetito más que la reflexión,
una flecha quebrada, muertos, fragante bosta,
cañerías tapadas, el sol extinto sobre los techos,
todo un silencio la inmensa cháchara…
¿Solo el cuerpo, el cuerpo que vibra en el tálamo es lo cierto
y después todo es agonía, prosapia, mala traducción madrileña?
UNA ESPANTOSA FELICIDAD
Fui una imitación, no conocí
el ego, no estuve en el vientre
del caballo de Troya, no vi pintar al Tintoretto.
He sido una estafa, un hombre sin contenido.
Sólo fingí vivir en una taberna conocida,
en cuyas veredas fui una figura que no llamaba
la atención de la ajetreada avenida.
Me disuelvo, empero, en una ficción feliz,
poblada de guerreros, lunas y martirios.
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LA GUACHA N° 53 – JULIO 2023
En su habitual formato tabloide, un nuevo número de la revista que hace ya más de veinte años codirigen Javier Magistris y Claudio Lomenzo y que siempre es una alegría encontrar en los quioscos de diarios. Vienen, sus 24 páginas, con una entrevista y poemas de Alberto Cisnero; una mesa de poetas jóvenes, que hablan de sus poéticas y sus lecturas; una serie de testimonios sobre qué son y para qué sirven los talleres de poesía (muy buen comienzo en la respuesta de Daniel Freidemberg: “No sé qué son los talleres ni cómo funcionan”); entrevista a Felipe Oteriño; poemas de Pablo Queralt, María Eugenia Rap, y reseñas de una decena de libros de poesía argentina reciente.
Compartimos un poema de Alberto Cinsero:
CLASE 75 / 5
Escuchar nuestras voces hace
que entendamos alguna parte
de nosotros mismos, nada que
no estuviésemos dispuestos
a cumplir. en todos estos años
no nos movimos de tal premisa.
y eso se convirtió en el principio
de todo, de nuestro amor. lejos
de los mosaicos de pixeles.
Merlina, Vera, nos conocemos
desde hace mucho más tiempo
del que tratamos con el mundo
que nombramos y nos incluye
a la vez. felices ahora por haberlo
sido desde entonces.
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NOVENTA Y NUEVE NATURALEZAS MUERTAS (Gog & Magog, 2023) de Santiago Loza.
El reconocido dramaturgo, escritor y cineasta Santiago Loza (n. 1971, Buenos Aires) publica su primer libro de poemas. Primero, una serie de 99 poemas numerados y breves que giran en torno a la idea de la percepción. Luego, dos series de poemas (“El taller de las acuarelas” y “Otros poemas”) en las que cada poema tiene su título y funciona independientemente, más allá de integrarse a la serie.
Compartimos tres poemas de la primera serie, que es la que le da título al libro:
75
En el vidrio se reflejan
luces de aparatos intermitentes.
El agua que no tomaste.
Casi no hay ruidos.
76
Euforia de la luz de otoño
sobre el paredón descascarado
el grafiti que dice YA NO TE AMO.
Tatuada la sombra de una rama
donde quedan hojas marrones
que no se deciden a caer.
77
El casco rojo en el manubrio de la bicicleta.
En el caño, stickers de superhéroes borroneados.
Una película de tierra que permanece hace días.
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A LA INTEMPERIE (Abisinia, 2022), de Alhué Mora Mündler.
A la intemperie es el primer libro de poesía de Alhué Mora Mündler, que nació en El Bolsón en 1992 y reside actualmente en la ciudad de Rosario. Licenciado y Profesor en Composición, el libro despliega una serie de patrones de imágenes donde se combinan diferentes experiencias sensoriales y afectivas. La soledad, la ansiedad, la angustia, la desilusión e incluso la desolación tiñen lo cotidiano pero también se transmutan a partir de la labor poética. En la contratapa, Stefhany Rojas Wagner sostiene que “en este libro hay fervor, el lenguaje se amasa, se moldea, se cuece y aun así sigue siendo maleable, no pierde su capacidad de transformarse”.
Compartimos dos poemas:
RESONANCIAS FRESCAS
De lo que se apodera el ruido,
atravesando las paredes, filtrándose
a través de la cortina de nuestra piel.
Todo aquello que no queremos oír
llevándose la concentración a pasear rabiosa,
arrastrada de los pelos por el pavimento.
Ruidoso frio,
devuélvenos las ganas de oírnos a nosotros mismos,
la posibilidad de concretar el sueño, de cerrar el mundo
por unos instantes.
Eres el visitante indeseado, amenazador,
que se sienta en la mesa y
al cabo de un rato
prende en llamas nuestra paciencia y nos exilia.
AZABACHE
El sol ilumina los edificios de los días.
Es el precio de la añoranza, las figuras arraigadas,
la sed que se apaga sólo con llamas alusivas.
Evocaciones que tiñen los musgos cotidianos.
Sulfuración duradera,
al no poder encontrar y reunir en la memoria
la nebulosa cercanía de la infancia.
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CRISTALES (La carretilla roja, 2023) de Adrián Agosta.
Un libro lúdico pero cargado de nostalgia, donde el yo poético se vuelve sobre el pasado, la infancia y las referencias geográficas conocidas para examinar los paisajes confusos de la memoria. Una experiencia de lectura interesante, reforzada por el carácter artesanal de la editorial, donde se combinan hojas horizontales y verticales que llevan al lector a implicarse corporalmente en la tarea de leer.
Compartimos dos poemas:
ADROGUÉ, SIERRITAS Y SILBATOS
En estos cipreses crece
el secreto de las cigarras Su cuerpo
desentierran de su propio cuerpo Huyen
de sí mismas & sin más
dejan sus fantasmas aferrados a las ramas
La forma pura de
la infancia vaciándose en el aire Es triste
pero así funciona Dejar ser & seguir
Dejar ir Anochece
FUE EL VENDEDOR DE BURBUJEROS EN LA PEATONAL LAPRIDA
Vi esa burbuja
flotando
con la sutil intimidad
de algo imaginado
resbalándose
en el aire vi su cuerpo.
de vidrio invertebrado
su iridiscencia
y ahí mi cara
que estallaba
que bellamente
estallaba
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23 (Barnacle, 2023) de Alfredo Lemon.
En su nuevo libro de poemas (el cuarto) el cordobés Alfredo Lemon indaga en diferentes zonas de la experiencia (del amor, del sexo, de la poesía, de la religión). Dice la contratapa: “Sin regodearse en vanos enunciados ni pretender recalar en la vida social de la literatura, o en su defecto, en el progresismo hormonal de la época, capta y bruñe cada verso para que el mundo siga andando dentro de esas pocas líneas juntas que supone un poema”.
Compartimos dos poemas:
ALMUERZO CON JACOBO FIJMAN
¡Sí compañero!
Darse cuenta es conseguir una epifanía
pero los otros no perdonan
El corazón se alimenta de efímeros prodigios:
arde en el dolor de un amor herido
El destino es un bufón que cambia sus hocicos
Los personajes quedan humillados en medio de la ronda
La vida es terrible en su magnífica fascinación
La cordura cae en un aljibe al fondo del día
EL JOVEN Y EL MAR
¿A quién querías vencer
¿A cuando saliste a enlazar al pez gigante?
¿Buscabas sorprender con tu hazaña?
Regresa, temerario titán
hacia la corriente batallando dentro tuyo
Arroja las redes sin esperar prodigios
La lucidez madura en la adversidad
pero la obstinación suele esconder arrogancia
El porvenir está escrito en el agua
El futuro es muy frágil:
demasiado inquietante para entregarse,
demasiado rápido para vivir
El anzuelo queda en el alma.
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UNA GOTA DE SANGRE INDIA (ediciones la yunta, 2023) de Milton Rodríguez.
(PB)
Una gota de sangre india es un libro breve que describe la austeridad de las cosas en el paso del tiempo. Al leer sentimos la indiferencia con la que lo vivo se convierte en algo inerte.
Los primeros 5 poemas tienen título y son cortos, van armando la escena del sexto poema que es “El cementerio” y que nos invita a recorrerlo a partir de sus figuras y situaciones. Los poemas que siguen no tienen título, pero nos dejan intuir la muerte de un ser querido. Al finalizar este momento del poemario, vuelven a aparecer los títulos en los poemas, y con la misma concisión y objetivismo, se retoman las descripciones de cosas y escenas sin vida.
Vale la pena destacar los poemas “La otra casa” y “Escritor”, pues marcan la historia que, sin hacerlo de forma directa, nos va contando el libro. Como dicen los versos del poema “Sin saber”: “No soy yo quien pasea / por museos y galerías. // Es la debilitada / forma de mi inconsciente, / que busca la belleza /de las formas.”
Compartimos algunos poemas:
SAUCE
Con esa marca,
el árbol cortado
al ras de la tierra.
Las raíces extendidas
sobre el suelo del pasto;
y el ancho del tronco,
casi hundido.
La reja de la casa.
La vista exánime
sobre el triste remedo:
sinuosa forma
de ir matando vida.
OFICIO
El triste acento gramatical
que recompone un poema.
Aquello que nada tiene que ver
ni con los pájaros,
ni con la llanura,
ni con la oscura forma
que tuvo el destino
de deshacer un sueño,
un deseo.
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TODOS TENEMOS UN PUNTO CIEGO (Esa luna tiene agua, 2023) de Martín Kunik.
Primer libro de poemas de Martin Kunik (n. 1978). Dice María Staudenmann en la contratapa: “Martín Kunik trabaja con la luz: a veces ilumina, a veces oscurece. Los versos de este libro traen pequeñas escenas de vida en las que el poeta elije cuándo cerrar los ojos, cuándo espiar por el rabillo, cuándo dejarse enceguecer. en esos ratos capturados al olvido y cantados a ritmos dispares hay hijos, padres, amores, miedos, derrotas, esperanzas. Juego de sombras y fulgores que armonizan un lirismo de alto vuelo con el habla de cualquier día”.
Compartimos dos poemas:
DOS INSOMNES
Sentado en el escalón de un edificio,
el síndrome de abstinencia no se aplaca:
la piel trasciende el momento.
El calor altera la escena,
derrite las esperanzas.
Somos dos insomnes que se atraen
de memoria.
En esta ciudad furiosa,
hasta las tardes apacibles
expresan hostilidad.
BENTEVEO
La pastilla se disuelve
en una boya surfeada
por dos patas que orillan
el peso del mundo.
Las ondas se expanden
en un jardín conurbano.
El pecho amarillo se infla,
el cuello acompaña la marea.
Paranoico, el antifaz
anticipa el movimiento.
Sin depredadores a la vista
inclina su cabeza
y con un aleteo pardo domina
el equilibrio.