Poetas del #47

Compartimos una selección de poemas de los siete poetas argentinos publicados en la edición en papel Hablar de Poesía 47 (julio 2023). En orden de aparición en el número: Patricio Foglia, Soledad Castresana, Pablo Anadón, Matías Méndez, Silvina Giaganti, Micaela Szyniak y Manuel Duarte.

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PATRICIO FOGLIA nació en Buenos Aires en 1985. Es poeta y traductor. Cursa la Maestría de Escritura Creativa de la UNTREF. Publicó, entre otros, los libros de poemas Temperley (2011), La escafandra (2015), Tokio (2017), Todo lo que sabemos del cielo (2018) y Sampler (2022).

*

una hormiga es
un punto

dos hormigas
dos puntos

tres hormigas
tres puntos

un hormiguero una
noche estrellada

 

*

un rayo es
nada 
nada 
más nada
y de repente fondo negro
y el trazo blanco de una Y
después nada 
nada
nada otra vez

 

*

misterio es
un puñado de migas 
algunos pájaros 
se acercan
un puñado 
de palabras 
¿entonces 
qué?

 

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SOLEDAD CASTRESANA nació en 1979 en La Pampa, donde se crio. Publicó los libros de poemas Carneada (2007), Selección natural (2011), Contra la locura (2015) y Que sangre (2019). Escribe, también, crónicas y cuentos. Coordina talleres de lectura y escritura. Desde 2013 vive fuera de Argentina; actualmente en Santa Ana, Costa Rica.

PIEDRITAS

Sobre la mesa
del jardín hay un gorrión,
que ha venido todas las mañanas,
porque también sobre la mesa hay
un frasco con piedritas de colores.

El pájaro lo mira, lo pica
y da saltitos alrededor,
como bailando, pero no baila,
es su forma de andar, ya sabemos:
los gorriones no caminan.

Tiqui, tiqui, tiqui,
suena el pico, suena el vidrio.
De repente, se detiene y mueve
la cabeza. Parece que pensara,
que tratara de entender qué pasa,
qué es eso
que no lo deja llegar a lo que quiere.
Pero mover la cabeza no es pensar.
Es nomás, ya sabemos, su forma
de ser gorrión.

Obstinado, vuelve y pica
y salta y tiqui, tiqui, tiqui.

A veces, se desespera
 o se enoja, no lo sé: se aleja
del frasco, lo mide y arremete
hasta que choca de nuevo
con el vidrio. Y de nuevo, mueve
la cabeza para un lado, para el otro.
Se repite. Cada día. Cada vez.

Podría sonreír con ternura
y seguir con lo que estoy haciendo,
escribiendo. No dejarme distraer
con el tiqui, tiqui, tiqui. Podría
volcar el frasco
para que se desengañe solo.
O podría guardarlo y punto.

En cambio, me vienen unas ganas
terribles de llorar
de tanto que me encuentro a mí
en este pájaro que ve
semillas donde hay piedras,
y no puede ver el vidrio, pero insiste,
sin cambiar de método,
todas las mañanas.

 

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PABLO ANADÓN nació en Villa Dolores, Córdoba, en 1963. Es poeta, ensayista y traductor. Sus últimos libros de poesía publicados son El trabajo de las horas (2006), Estudios de la luz (2010), Hostal Hispania y otros poemas (2017) y Viejas canciones rusas y otros poemas (2022). Dirige la revista de poesía y crítica Fénix y la colección de libros del mismo nombre.

  

ESTO SE ACABA

Esto se acaba, dice para sí,
Mientras ve que se acercan como pájaros
De la noche las nubes de tormenta
Y a lo lejos relumbran los relámpagos.

Esto se acaba, se repite, a solas,
Mientras la luna es una sombra apenas
Más clara que las otras, y los árboles
Oscilan desde el suelo como péndulos

Con cada ráfaga que llega al patio
Y pasa hacia otras casas, donde todos
Duermen, a esta hora cuando todos duermen,

Y mientras mira el cielo, y oye el lento
Redoble de los truenos, como fuera
De sí, dice se acaba, esto se acaba.

 

DÍA DE LLUVIA

Día de lluvia, aquí, y allá en tu pueblo
Lejano. ¿Qué estarás haciendo ahora?
¿Te asomarás, tal vez, a tu ventana,
Tendrás un cigarrillo entre los labios,

Te llevarás, tal vez, la mano al pelo
Como solías, mirarás la calle,
Saldrá el humo, muy lento, de tu boca,
Qué pensarás, mientras la lluvia cae?

¿Te acordarás, tal vez, de lo que fuimos,
Lo que perdimos, lo que pudo ser,
Con nostalgia, o alivio, o con dolor,
Qué dejarán en tu memoria, al fin,

Cuando apagues y arrojes la colilla,
Mires el aguacero que se espesa
O ralea, y regreses a los cuartos
A seguir con tus cosas, con tu vida?

 

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MATÍAS MÉNDEZ nació en Buenos Aires en 1997. Estudió Dirección en el Departamento de Artes Audiovisuales de la UNA. En 2021 publicó La lucidez. Trabaja en su nuevo libro En la casa de la coincidencia.

FLORESTA

De lejos la furia, de cerca un surco
en la tierra. Se termina una tradición,
y no empieza ninguna. Que los mares,
que la luna. Que decir por decir
y que decir las grandes cosas: lo mismo
de siempre más o menos
actualizado. Me ausento de a ratos,
sueño con avalanchas. Un taladro
me despierta. Quién construyó
Tebas: no sé. Quién destruye Floresta:
sí sé. Dale, sin trampas: ¿qué hacemos?
En este tercer piso aire, falta;
pasto, falta. ¿Qué no? Sobra sol
para tan poco templo. Si no es la tierra,
¿qué tenemos en común? Y qué
si me rebelo y me dedico a cuidar
este jardín, por ejemplo. Cortar yuyos.
Lavanda: florecida; menta: altísima. 

 

QUERER FUE COSA MAL NARRADA

Los espíritus que, decimos,
no existen, están.
Pero no porque sean, sino porque
intentan otra cosa. Los tuyos
quieren compañía. Mis espíritus son
una chispa que no prendió. No quiero
sobrevivir en mi apellido, y no me insisten
para que trascienda. Nos llevamos bien,
y no me levanto. Uno en particular
sonríe siempre y se niega
a guiarme. Otro me dice
que para lograr equilibrio
tengo que hacer nudos de los hilos
que me nombran. Los tuyos
hacen planes y, mejor todavía, te dicen
querer fue siempre
cosa mal narrada. Eso dicen.
Voy a llorarlos uno por uno
y hacer de eso una escultura
de hielo. Cuando mañana sea verano
voy a pararme y empapar los dedos.

 

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SILVINA GIAGANTI nació en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, en 1976. Estudió Filosofía en la UBA. Publicó Tarda en apagarse (2017) y Donde brilla el tibio sol (2022).

EL TIGRE

Lo llamamos El Tigre cuando lo vimos sentado
sobre el techo de concreto de la capilla del colegio
un domingo de verano, las rayas del pelaje
vertical iluminadas por un sol supremo.

Ella y yo estábamos picando el hielo
de la última separación, tomando fuerzas
para la próxima, desayunábamos
café negro, palta, pan y huevos.
Escuchábamos Tycho en el Sony plateado
apoyado en su mesa de trabajo. El sonido acuático
de Dive parece una tregua en el fondo del mar.

Lo vimos caminar hacia nosotras, para llegar
El Tigre tenía que cruzar dos terrazas tres barandas
y un cableado estrecho como una soga para tender la ropa.
Me dijo: si cruza y llega me lo quedo.
Hizo todo el recorrido y cuando tuvo que saltar
y caminar por el andarivel más fino, no pudo.
Lo intentó como seis veces y pensamos
que nadie había hecho tanto para estar tan cerca.

 

CHAPADMALAL, FEBRERO DE 2021

La memoria y el lenguaje se podan
el amor cambia de forma.
Me entreno en otras formas de vida.
Músculos y piernas fuertes.
Uñas en los dedos.
Y el corazón orientado
al sonido del trueno

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MICAELA SZYNIAK nació en Buenos Aires en 1993. Es licenciada en Artes de la Escritura por la UNA. Publicó Tamara (2020), Contrato precario (2019), Escribo pidiendo ayuda (2018) y Mi cuerpo es un tributo (2018). Trabaja de docente, coordina talleres literarios, realiza todo tipo de escrituras fantasmas.

*

Estábamos paradas en la puerta
dije que esa chica que llegaba
era como ella, acto seguido mi amiga agregó
“sabés que parece?” La vi llegar con su
pollera de jean, cuerpo flaco, a esto
se referían con pelo corto pensé, ni
siquiera es tan corto. Estaba con otra
muy cerca, llegaban riendo. Es lo que puede
pasar en un instante, todos los tiempos
Caminé en dirección contraria, una, dos,
sintiendo que desde el extremo de
la cuadra había podido reconocerla, casi sin verla pude
reconocerla. Hasta que mi amiga me mandó un mensaje
“che”, seguido de este otro “es”
Como las que vuelven, apareció en la puerta
de la presentación de un libro, no en
los lugares que durante un año evité: su barrio,
Avenida de Mayo. Y ahora que lo pienso
también tenía puesta una pollera
de jean cuando venía del kiosco hacia la reja,
ese portón en donde yo
esperaba a conocerla. Terminan
trayendo la ropa del principio estos ocho
años de evitar la escena: verla
llegar con otra, verla llegar. Me alejo
de lo que más conozco, me alejo de ella.

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MANUEL DUARTE nació en Buenos Aires en 1993. Es sociólogo por la UBA. Publicó Cómo se inventó el cuerpo de manuel (2020), No caballo entre caballos (2022), y Puntualmente las orejas (2023).

EL CIELO DE LOS CYBORGS

Amuchados, sí, todos amuchados: piel
sobre metales, sales, carne luminosa, puerquita y calurosa
cuando frescos buscan calor: amuchados se tañen,
sí, el vientre, se buscan las partes
pero no: no sienten, no, el vientre
que tocan, sí, que buscan todos, sí, amuchados
codo a codo, enhebrados se rozan, sí, las caras
de nieve, se apapachan las pieles, los callos
que no callan y chocan, se repasan
sus lados bien helados: rozan todos sus sienes,
sus bocas todas crudas –válvulas, sí, peludas– cuchichean
las partes que tocan todos, todos en todas
partes: no tienen, no, no sienten, se asustan: van y buscan,
el vientre que les falta, saltan, se piensan, charlan
sus mentes, qué reviente: hincan ideas
como dientes, flotan, se rozan las dudas, entrecruzan
cableados, lado a lado se narran
las partes que no sienten: sí viven–luminosas,
angeladas– las mentes
un calor que no miente: sobrevuelan ideas
sobre todos los cuerpos, sobre
todas las faltas, la piel
es una mente: se buscan, rozan,
narran, amuchados, sí, todos, amuchados,
sí, hablan.

 


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