Dos poetas cubanas

por Yadira Valdés León [1]

Soleida Ríos nació en Santiago de Cuba en 1950. Entre sus libros destacan Bocaciega. Galería estupefacta (2019); A wanilé (2017); Estrías (2013); Aquí pongamos un silencio (2010); Secadero (2009); Escritos al revés (2009); El texto sucio (1999); Libro cero (1998) y El libro roto (1995). Fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén y Premio Nacional de la Crítica Literaria. Reside en La Habana.

       “Inasible”, es una de las denominaciones con que José Kozer identifica a la poesía de Soleida Ríos. Textos inasibles de un país inasible. País-Poesía de irrealidad, disuelta al máximo en una paradoja singular: lo leve intenso, lo ebrio sobrio, lo dado por sabido, de pronto descubierto, iluminado. La poeta es reconocida por su escritura transgenérica, por inaugurar espacios poéticos a través de antologías y libros colectivos, por liderar experiencias de poesía en el tejido social, como El susurro y el Café Bar Emiliana. Inspiradora, aglutinadora, ha construido una herencia viva, por la “alta industria de sus libros”, a partir de la voluntad de renovación constante de su escritura.

 

INICIACIÓN (VARIACIONES SOBRE UN POEMA DOGÓN)

El ojo de la máscara
es un ojo de fuego.

Es a mí a quien mira.
Echa su fuego ardiente
sobre mí.

El ojo de la máscara
es un ojo de lanza.

Clava su enorme lanza
sobre mí.

El ojo de la máscara
es un ojo de flecha.

Tira su dura flecha
sobre mí.

El ojo de la máscara
es un ojo de hacha.

El doble filo hiende
y
penetra mi cuerpo
en la penumbra.

El ojo rojo de la máscara
entra en mi casa.
Hoy.

Es a mí
a quien mira.
Es a mí
a quien hace vibrar.
A quien (mañana)
mata.

El ojo rojo
de la máscara.

*********

 

Damaris Calderón nació en La Habana en 1967. Ha publicado más de veinte libros de poesía, entre ellos: Y qué? (2020); El tiempo del manzano (2018); Las pulsaciones de la derrota (2013); Los amores del mal (2006); Sílabas. Ecce Homo (2000); Duro de roer (1999); y Guijarros (1997). Obtuvo el Premio Altazor a las Artes (Poesía) y el Premio a la trayectoria Pablo Neruda. Reside en Chile.

            Figura emblemática de la generación que irrumpió en el panorama literario cubano de los años 90 del siglo pasado, Damaris Calderón ha reflexionado sobre la condición existencial, desgarrada de su propia poesía, de una Cuba a la que no quita los ojos de arriba, de una madre cósmica y otra madre-madre de la que hablan siempre sus poemas. Afirma en una entrevista a la crítica ecuatoriana Aleyda Quevedo Rojas: “Me acerco más a la noción griega de acción de la poesía: poiesis. Y a la transmutación al modo cubano, no desprovista de ese elemento, que le quita gravedad a las cosas, el choteo. Cuando vienes de un país donde aprendiste a hacer flan de calabaza sin calabaza, entiendes bien lo que significa transmutar algo. Y dentro de todo ello, desde ello, la voluntad de hacer un mundo poético, es decir, más humano, más habitable”.

 

MI CORAZÓN ES UNA TRAMPA PARA OSOS

Mi corazón es sordomudo
Mi corazón es una trampa para osos
De mi corazón la gente entra y sale
Como la sangre por una arteria
Mi corazón en borracho
(bebe el día y lo transforma en alcohol)
(bebe en la noche y la transforma en destilado)
Mi corazón es un incendio
Es el viento
Mi corazón es una ola
se repliega y arrasa.
es un pirómano
Es una flecha
(se atraviesa a sí mismo).
Es un minutero
una bomba
un cuentamillas.
Es hereje
es zurdo
es una víscera
Amorosa.
Mi corazón es un niño
Al que le falta la respiración.

 

[1] Esta entrada del Portal Web es un fragmento del artículo “Cuatro poetas cubanas” publicado en el número papel Hablar de Poesía 47 (julio 2023). En él, Yadira Valdés León escribe una introducción general sobre la poesía cubana actual y presenta y antóloga a cuatro poetas cubanas: Soleida Ríos, Damaris Calderón, Nara Mansur y Jamila Medina Ríos. Todas ellas nacidas entre los años 50 y 80 del siglo pasado, todas ellas destacadas voces de la poesía cubana actual. En este artículo se comparte un poema de cada una de las dos primeras antologadas.


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