Poetas del #42 II

Compartimos una selección de algunos poemas de cuatro de los poetas publicados en el número papel Hablar de Poesía #42: Milagros Pérez Morales, Diego Alfaro Palma, Sofía Calvano y Nahuel Lardies.

 

***********

 

MILAGROS PÉREZ MORALES nació en Buenos Aires en 1997. Estudia Artes de la Escritura en la UNA. Publicó poemas en la antología de poesía joven Amenaza de tormenta (2020).

 

CÓMO SER UNA OTRA MUJER

para Santino

Llamamos al sexo
tierra
por una cuestión
de pudor. Entonces
nado sin parar
en un sueño:
esconderse es no
frenar en un lugar.
Donde haya
movimiento, no
aparezca el límite
de mi cuerpo.

No se elige. La forma
que vayamos
a darle se estanca
si me seco y yo
siempre consigo
razones para llorar:
con el agua pierde
bordes y
esconderme
es suprimir verdad.

“Hay que cultivar
nuestro jardín.” Más allá
de la pertenencia,
el discurrir de este
espacio donde arrancamos
pétalos de la misma
flor. Que vivir
en su nombre sea
morir juntas,
que nos encuentre
a la espera.
Esa pupila no es
tan grande si somos dos:
entregar de más, sacudir
la tierra y en ella
escondernos
con serena gravedad.

 

QUÉ HAY DE MAYOR ARROGANCIA QUE LA HONESTIDAD

Un hombre que escribe bien es
una mala idea. Este cuerpo le pelea
la perfección: no tiene que ser buena
si estamos buscando a Dios. Hay

caminos pero llevan al vacío, me hago
un hueco en el proceso o en la idea
como fin, pero no llego. ¿Un hombre es
resultado impío de mi mente que
se mueve o el eje que somete al resto
de la cabeza? No imagino

a un hombre digno, el que invento
es mal poeta. Si se acerca es
un engaño, el genio maligno

cartesiano: dudo de Dios
y de mi cuerpo. Si el poema
me acelera, el hombre que lo escribe
es mala idea. La sangre y la carne
son mentiras, obligarme
a sentirlas es perder razón.

Una idea es su trayecto
o resultado, ninguno debe
ser perfecto pero tampoco mayor
que yo: atravesar mis sentidos
solo me dejaría varada

en el recorrido hacia el error. Un hombre
que escribe y me conmueve
no debe ser idea de Dios
sino su muerte.

 

***********

 

DIEGO ALFARO PALMA nació en Limache, Chile, en 1984. Publicó los libros de poemas Litoral Central, Tordo y Paseantes, la plaquette Los sueños de los sueños de Kurosawa y los libros-objeto Bolsas y Bicicentrismo; su última publicación es Mandarinas. Crónicas de la primavera negra chilena. Su libro Tordo recibió el Premio Municipal de Santiago en 2015

*

Creció añañuca en mi roca
y di las gracias
Hubo fruta en mi mesa
y di las gracias
Entró luz débil en mi puerta
y di las gracias
Lo que no vi fueron las estrellas
y me sentí perdido
Pero ellas me enseñaron al brotar:

“Siéntete erguido al comenzar el día
El granito canta bajo tierra
y da las gracias
La pirita canta en los ríos
y da las gracias
Estos son los días en que el aire se enferma”.

 

*

Ya no le quedan muertos a la tierra y en mi cabeza comienza a llover. ¿A qué madera le pido, a qué maizal que el viento se lleve la enfermedad del viento? Canta mi vecino sus oraciones a Ganesha antes de dormir y la ruda y las suculentas bailan. “Tú eresla tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio. Tú eres el cimiento,

raíz de la palabra.” Las estrellas también se mueven. Los cuerpos se mueven. La ciudad está quieta. El dios se levanta lentamente. El dios habita en la voz de mi vecino.

 

*

Tanto brillaban las estrellas que llegaron a entrar por las ventanas. Entonces, en un sueño, Claudia se levantó y salió al camino, acercándosele perros y zarzamoras se enredaban. Fue hasta el monte y les preguntó a los arrayanes por qué sus frutos   negros, por qué el rojizo del tronco, cuándo morirá papá.

Sacudiéronse ellos buscando acaso pájaros para decir: a tu padre poco / en una guardia por días / y dolor y esfuerzo tuyo / pero él te quiere / velarás su sueño / el tiempo pasa tan distinto / abrígalo en noches así / él te quiere / esta noche y lo que vestambién te quieren. El árbol se pausó como un caballo cansado. Quedando en esa inmensidad sola se repitió en los pastos: mañana habrá cisnes de cuello negro y una casa que viene del mar.

 

 

***********

 

SOFÍA CALVANO nació en Buenos Aires en 1988. Es licenciada en Crítica de Artes. En 2015 publicó su primer libro de poemas, La mente quieta.

 

[… NO ME PAREZCO A LA CIUDAD EN LA QUE VIVO…]

no me parezco a la ciudad en la que vivo
ruidosa, sudada y llena de humo
camino a hurtadillas y desconozco mi origen, de dónde
habré venido
con estos pies de peluche
con los que lustro la ruta que piso y las ideas latentes,
ocurrencias que se prenden, lamparitas que enseguida
titilan, se apagan por un año.
ideas de otros trayectos, viajes
que están por llegar, cuanto más lejos más fuerte
es la electricidad en la cabeza.
me veo extrañamente afectada
por los males de esta ciudad, poseída por una velocidad
que mi piernas resisten, como pueden,
como paredones. y cuanto más trabajo más dopada parezco
hasta que me apago o insisto en la intermitencia
y conmigo cae el peso
muerto de todas las cosas
hasta que otro día empieza y se renueva este pacto
es la música la que despierta al cuerpo,
más que la mañana.

 

 

LA FUERZA DOMESTICADORA DE LO PEQUEÑO

las visiones fallan
los radares fallan, las brújulas
siempre al sudoeste
siempre al sudoeste
en ese trayecto repetido imaginado insistente
extraño
las cosas que soñé alguna vez
y deseché
la idea vívida de una ciudad detrás de las ruinas
que iba a erigirse ante mí
arrodillarse ante mí
cruzar en avión
cruzar la cordillera con una ilusión
ni la música ni los viajes ni los hijos
llegan, el futuro
se toma su revancha, la paciencia
se trabaja la ansiedad acumulada
de años de pasar la tarde en el colchón.
¿dónde está el amor?
¿dónde está la precipitación?
el cielo denso, cargado de nubes
no llueve
no llueve
no llueve
no va a llover
no cae el agua solo puedo rogar
por la tormenta, el pájaro brillante,
entumecido
practicar un día y otro día y otro más
erradicar la tiranía
del rey que me gobierna
tallar cada hora
como si fuera un mármol
que se desviste hacia una forma
admitir la demora
aceptar la demora
de las ganas que aumentan con el paso ineludible del tiempo
cultivar el tránsito
el pasaje de los días que se acercan
lentos, eléctricos.

 

***********

 

NAHUEL LARDIES nació en 1987. Los poemas seleccionados pertenecen a Falso coral, un libro inédito escrito durante las circunstancias extraordinarias del 2020. Álbum, su primer libro, saldrá en 2021 por la editorial Caleta Olivia.

 

DÍAS DE ENERO DEL 2020

Durante todo enero me senté a mirar
los trenes que pasaban.

Cada uno me llevaba o me traía.
Lo que era por entonces no tengo ni idea.

Era sentir que iba perdiéndome,
volver a la estación, volverme ahogado.

Eran recuerdos que partiendo
me partían, la boya a la que me aferraba,

la vida nueva demorada, la burocracia del afecto,
esa parálisis de expectativas,

un corazón girando en la vorágine del desempleo.

Hubo días oscuros, noches claras,
razones turbulentas.

Durante enero, durante todo el mes de enero.

 

ALAS 

Es el momento para esa música de hundido,
dar los primeros pasos
en las arenas movedizas del cliché.

Se puede ser tan tonto y mucho más,
para nosotros se hicieron las hachas,
a veces sobran cuellos.

No te preocupes, no vamos a sacrificar
a nadie,
soy yo tratando de pensar en otra cosa,
I know I need to watch my temper,
trepar, salir un poco,
estar sobre el nivel de flotación,
leerte a Whitman, cambiar el tema.

Quién me habló anoche del último diente
de Washington, el último diente,
cuánta abundancia, cuánto calcio,
fósforo de unos huesos en un campo
a la luz de la luna, satélite guía,
los pétalos de lis en la etiqueta
de una botella de shampoo,
un bloque de jabón,
la tabla para barrenar, un bote dado vuelta,
la frente de Elías Canetti,
la mitad de una entrada para el cine,
la porcelana asiática en la que me serviste
ese té transparente de jengibre con miel…

El mundo es tan chico,
estamos a la vuelta, si nos tuviera que pasar
capaz suceda arriba, alto en el cielo,
o si no
uno al lado del otro,
cada uno en su maceta,
la raíz, más abajo, sí,
a donde nacen las chispas,
siempre cálidas, siempre intermitentes.


RELACIONADAS