LEYENDO

Poetas del #42 I

Poetas del #42 I

Compartimos una selección de algunos poemas de cuatro de los poetas publicados en el número papel Hablar de Poesía #42: Santiago Venturini, Paz Busquet, Geraldine Ruíz, y Eleonora González Capria.

 

***********

 

SANTIAGO VENTURINI nació en Esperanza, Santa Fe, en 1981. Publicó los libros de poemas El exceso (2008), El espectador (2012), Vida de un gemelo (2014), En la colonia agrícola (2016) y Un año sentimental (2019).

ESTIRPE

mamá papá
se están gastando mis dientes
uno es una montaña invertida
el otro una ostra
¿no podían darme
unos dientes mejores?
ya sé
yo mismo los destruí
con el azúcar
con el bruxismo del éxtasis
con la carne dura de los animales
hecha para resistir la naturaleza
los hijos culpan siempre
a los padres
pero qué tipo de hijo soy
que corté la línea de la descendencia
paré la avalancha familiar
hice que la sangre de las generaciones
se cortara en mi cuerpo
mi semen sobre el semen
de otros hombres
es hermoso pero papá
tu cara y la mía no estarán
en ningún niño del futuro
mi propio hijo soy yo
mi propio padre soy yo
no sé si es la mejor manera
de entrar en la madurez
pero ahí voy.

 

UNA FÁBULA 

maté en el baño a la primera
cucaracha de la temporada
no con mi pie de hombre
con el rayo de un raid
la vi sacudirse y antes
de morirse me dijo
matarme no es la solución
vendrán otras después de mí
vivimos en las cañerías de tu casa
te miramos dormir
voy a volver como vuelven
los muertos
porque los muertos siempre
vuelven
aunque borré sus voces
me dicen cosas
se empeñan en que me quede
en esa pieza que se quemó
en ese patio que se prendió fuego
en esa casa que ardió
quieren que sea el de antes
que no crezca más
o tal vez soy yo que todo
el tiempo fabrico pasado
si camino hasta la esquina
lo que dejo atrás ya no existe
lo que hice ayer la antigüedad
me duermo y en un sueño
la cucaracha me habla.

 

***********

 

PAZ BUSQUET nació en Buenos Aires en 1985 y publicó Crudas, su primer libro de poemas, en 2015.

AUTORRETRATO

El 27 de agosto de 1883 el volcán Krakatoa
entraba en erupción.
Se registraron cuatro explosiones:
5:30, 6:42, 8:20, 10:02.
La última hizo volar toda la isla.

El 27 de agosto de 1957 una tapa de acero,
después de una prueba atómica,
salía disparada al espacio y se convertía
en el primer objeto humano
en romper la gravedad terrestre.

El 27 de agosto de 1985
apenas media hora antes
de que se terminara la anestesia
yo atravesaba el canal de parto.
Mamá miraba el reloj:
12:00, 12:15, 12:20, 12:25.

El 27 de agosto de 2003,
después de 60 mil años, Marte
se acercaba de nuevo a la Tierra.
Y yo cumplí la mayoría de edad.

Desde entonces, escucho siempre
el óxido rojo del dios de la guerra,
pero hay valles en Marte,
montañas, el volcán más grande
del sistema, agua

mucha agua.

 

ESA SEMILLA

Una vez mi hermana creyó encontrar
al Ratón Pérez arriba de su cama,
un simple ratón gris, de cola larga,
que al poco tiempo iba a morir envenenado
por el trigo rosa que mamá le dejó.
Se pudrió en un hueco del parqué
y de su cuerpo nació una planta
que –nos advirtió mamá– no hay que tocar,
puede ser venenosa.
Pero era verde, estaba viva.
Una palabra, esa semilla.
Lo salvaje existe, es parte de nuestra fe,
y un día, como cualquier día, nos encuentra.

 

***********

 

GERALDINE A. RUÍZ nació en Barranquilla, Colombia, en 1993 y vive en Buenos Aires desde 2013. Es artista interdisciplinaria. Estudia composición con medios electroacústicos en la Universidad Nacional de Quilmes. Publicó Arbolito (2018) y Matar al mensajero (2019).

 

 

 

 

 

EL CARACOL ENDÉMICO DE MÍ

salí de la sala de los alaridos
toda hecha alaridos
y como Stendhal saliendo di Santa Croce
me miré las manos (más lentas que nunca)
porque la Música, es decir, el sendero de babaza
me disuelve el alma
como un baño de sal de cocina
y siempre repito el proceso
consciente de que puede matarme

el caracol endémico de mí susurra cosas
quizá una sonatina con olor a espectros
y me revuelve los bolsillos, entusiasta
para corroborar que voy ligera
y sin armas

 

OTROS POEMAS TRADUCIDOS

1.

estoy rezando a un dios pensando en otro
y en mi fe me duplico y ensancho, así
maravilla de los siete mares que son el mismo
no tengo razón ni piedad por las gallinas
que sin la cabeza no necesitan las plumas
y sin el miedo no necesitan del vuelo
entonces
que todo el ruido mío las ahuyente
y me juzgue el peor de los jueces
y me aturda el peor de los dioses

2.

el ángel miró en la biblioteca y dio público testimonio
pero no se hablaba de papel ni de fumar el papel
porque el resto es historia en verdad minúscula
y no es la única sangre ni el único mensaje
me dijo que el futuro estaba claro y habría cardos
luego asintió y vio un libro mejor

aceptó el fracaso, el fracaso y el hambre
cometió errores, errores de hambriento

3.

los guardianes del canelo no eran ángeles bravos
eran gallinas negras anidando
Heródoto, como todo santo, pretendía
que los libros siguieran perfumándose
y que el perfume atrajera
a los insectos

 

***********

 

ELEONORA GONZÁLEZ CAPRIA nació en Buenos Aires. Licenciada en Letras, traductora y profesora de traducción literaria, es poeta y narradora.

 

LA GRAN OLA

Mi abuelo naufragó adentro de un barco,
en una habitación del hospital
entre la una y las siete.
Por el ojo de buey se vio a sí mismo
nadando a mar abierto
sobre las garras blancas de las olas.
Papá volvió ya amaneciendo al comedor a oscuras
con la ropa mojada y un vacío en los brazos:
los hombres de la familia son todos marinos
y nosotras vivimos siempre
envueltas por el agua.

Cruzamos el océano esa tarde
en el vientre plateado de los peces.
La casa era una lancha
otras veces un puerto.
El cuerpo de mi abuelo no flotaba
y hubo que traerlo a tierra.

 

COMENTARIO A UNA TRADUCCIÓN

Son ganado, otras veces
plantas, pero les levanto corrales.
Les doy mi lengua entera, una mano,
mi ojo, uno solo,
para que el otro mire por la ventana,
y así las cuido. Tengo que contar y pesarlas,
si me las pagan por cabeza y gordura,
aunque viajan como era. Juntas vamos
al paso,
a abrevaderos o quebradas
y nadie nos ve
hasta que uno que pasa me pregunta
al fin un día:
a dónde las lleva.

Yo contesto lo mismo siempre:
hay que cruzar un curso de agua,
sin eso estas reses no son mías,
nunca marco la piel con yerra.
Sale un río pasando el monte
y allá marchamos. Antes de pisarlo
cuento otra vez. Se reproducen
mientras duermo y dan a luz adultos
que no necesitan ubres.
Pienso si el puente llegará a soportarnos
con el peso agregado de los meses.
Les digo a medio camino: vayan,
y me miran sin expresión ni signo
de reconocimiento.
Yo llego hasta acá.
Del otro lado asienten, de pronto
tienen mis ojos.


RELACIONADAS