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Algunos libros recientes (septiembre 2020)

Algunos libros recientes (septiembre 2020)

ÚLTIMOS VERANANTES DE FEBRERO (Bajo la luna, 2020) de Sonia Scarabelli.

Un nuevo libro de poesía, el sexto, de la rosarina Sonia Scarabelli (n. 1968), considerada una de las voces más destacadas de la poesía argentina actual. Compartimos dos poemas:

 

NI PARA CONTAR CINCO

Son tan poquitas al final las cosas
de las que me gusta escribir,
el número no cierra ni para contar cinco:
la familia, los pájaros, las plantas,
algunos bichos más, y casi que ahí se queda
la preferencia en una lista corta
–como la vida, dirán los que más saben–.
El árbol que tuvimos y perdimos,
la gata que me mira,
los pájaros cruzando el cielo
–o también si cantan,
o nada más si se quedan
quietos, posados–. Pero eso
es casi siempre todo: los asuntos
de una especie pequeña,
como si los poemas mismos fueran
unas cositas vivas nombradas al tun tun.
Y papá, mamá, vos, toda la parentela,
y el largo viaje, ¿no?, la herida
también, del tiempo,
de la infancia hasta acá.

 

ANCUD EN LA MAÑANA

Me acuerdo de ese instante
parada sobre una loma en el Ancud,
el cielo azul y el viento
a orillas del Pacífico,
y el sol que era toda la luz alrededor
como la fuerza
de la juventud.
Hay una foto que se habrá perdido,
pero ahora estoy adentro,
es el olor del mar lo mejor
y no sale en la foto.
Miro alrededor con los ojos entrecerrados
las casitas de madera y más allá
pequeños barcos de colores encallados en la arena,
un poco más lejos estará el archipiélago.
Toda la travesía vinimos avistando
lobitos marinos desde el gran transbordador,
y viendo cómo el océano subía y bajaba
en grandes olas con picos de espuma,
igual a un bello dibujo japonés.
En la punta de la ciudad hay un fuerte
hecho de piedra y un faro
que ayudaba a llegar a los barcos.
Miro alrededor una vez más,
con los ojos entrecerrados,
a otra lejanía que ya es el tiempo.

 

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FIAT LUX (Audisea, 2020) de Paula Abramo.

Paula Abramo es una poeta mexicana nacida en 1980 y Fiat lux fue su primer libro de poemas, publicado en 2012 en la Ciudad de Mexico. Es de celebrar el sostenido entusiasmo de la editorial audisea por editar en la Argentina libros de autores consagrados y no tanto del resto de América (Zurita, Kozer, Myers, Alfaro Palma, de Pablo). Dice el final de la contratapa, de Ezequiel Zaidenwerg: “Hay quienes creen que en el principio fueron la luz y la palabra diáfana. Con Fiat Lux –un libro deslumbrante y áspero como un fósforo al momento de encenderse– Paula Abramo demuestra que primero fueron la traducción y el exilio, la raspadura y el claroscuro. Y lo hace con una música, una imaginación verbal, un humor erudito y una conciencia histórica y política pocas veces vistas en su generación. O en cualquier otra”.

Compartimos dos poemas:

 

PRESENTACIÓN DEL PANADERO ANARQUISTA BORTOLO SCARMAGNAN

                                                                   prende el cerillo
                                                                   ya lo enciendo

Ríspido, el cerillo enciende el horno.
El siglo está acabando; para el alba
faltan unas cinco horas más o menos.
No importa la hora, sólo importa
el gélido rodar del cielo
por los ríos. Hoy es algún lugar del Véneto,
y el horno.
Y sólo importa hoy la bóveda del horno.
La harina se hace pan, el pan es carne.
El pan son estos muslos que despiertan
muy noche adentro, al roce de otras piernas,
para luego salir antes que el día
a iluminar el horno y la madera.
Y en cuanto brota el sol, el pan no basta.
No brillan las constelaciones cernidas sobre el suelo
si todo está astillado de gendarmes
y es necesario huir sobre un vapor.

 

ANGELINA

                                                                   —prende un cerillo
                                                                   —sí señora

Angelina es breve y es ficticia
(las marcas de sol sí son de sol)
y vino aquí a hacer el favor de su presencia
porque existe el hambre, ese fantoche de mal gusto,
y existe la cocina, existe la orden
de encender un fósforo
y hay una riqueza enorme y mal distribuida
de crustáceos en el mundo, y de libros y de tiempo
para leerlos.
Angelina va friendo camarones:
         guarda uno y come tres,
         porque la llama
         –los efectos de la llama–
         del cerillo
los hace suyos,
trabajan
para ella,
y en la frontera minúscula que media
entre la orden y el hecho de cumplirla,
caben los ciclos, las repeticiones,
las guerras, el juego de espejos
venecianos, donde gestas
y gestas
y exilios
y barrotes
sólo tienen sentido si trastornan
el fin de ese cerillo:
si segundos antes de encenderlo
se opta por el acato o el desacato
y la lux que fit,
aunque pequeña,
no es ya la luz de un fósforo.

 

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LOS LUGARES DONDE DORMIMOS (Llantén, 2020) de Diego Muzzio.

Diego Muzzio nació en 1969 en Buenos Aires. “Brilla con discreción, como él mismo –dice el final de la contratapa de Jorge Aulicino–, en el paisaje de la poesía urbana argentina, pero es de lo mejor que se escribe en este momento, para quien entienda que la poesía consiste en «el arte de narrar», diría paradojalmente Juan José Saer. Narrar una perplejidad que aun frente a la materia conocida se maravilla.”. Compartimos dos poemas:

 

VENTANAS ILUMINADAS

Abre los ojos. Su mano cae sobre los libros,
apilados junto a la cama, toma uno al azar    
y lee un poema: es como abrir una ventana    
en una casa desconocida, a la que llegamos
de noche, perdidos, empapados por la lluvia.    
Aun somnoliento, su cerebro organiza el trabajo.
¿Puede aprovechar algo de sus sueños?      
El asno cayendo de lo alto de la montana
o aquella voz que, en la oscuridad, repetía:    
la muerte es una silla en una habitación vacía.  
Escribe. Corrige. Vuelve a escribir.
La tarde despliega la pregunta de siempre
y, al anochecer, cree encontrar una respuesta
en otro libro abierto al azar:
debo escribir poemas, la más fatigante de las ocupaciones.
Enciende la luz. Se acerca a la ventana.
Otras luces resplandecen a lo lejos,
entre las copas de los árboles.
Algunas permanecerán encendidas hasta la madrugada.

 

POEMAS A LAS 4 DE LA MADRUGADA

Después del nacimiento de los hijos
nunca se vuelve a recuperar
el sueño profundo, ese dejarse caer
desde la fría, empinada conciencia,
corno desde una cumbre nevada
hacia la negrura. Algún ruido
inquietante te despierta:
roses, murmullos, el solapado
aleteo de un pájaro nocturno.
Pero incluso ahora, que no están en casa,
despierto mucho antes del amanecer
con alguna imagen insensata en la cabeza:
una montaña de cráneos de bisonte
O el Eufrates discurriendo en Anatolia
la prohibición de enterrar cadáveres en el jardín.
El sueño no vuelve. Leo poemas.
No debe existir nada más
nada mejor, que leer poemas
mientras todos duermen.

 

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LOBO DE MAR (añosluz, 2020) de Olivia Milberg.  

Olivia Milberg nació en Buenos Aires en 1992. “Su mar es algo feroz y tiene espejo en la ternura –dice la contratapa de Franco Rivero–, es todo ironía, como el poema, como nosotros; un todo ir por el amor hacia la muerte…”.

Compartimos tres poemas:

 

¿TE gustaría tener un hermanito?
Tomó impulso
para que esa pregunta,
que estuvo enterrada en su cuerpo,
sonara en el aire

*

¿TE gustaría tener un hermanito?
Parecía pedir permiso.
me miró como si yo fuera el peligro
más grande del mundo.
Tuve miedo de mí.

*

VIVO adentro del lobo.
Adentro y afuera del lobo.
El vértigo me mantiene
unida a las lunas
como una telaraña
que se tensa, se vence, se tensa.

 

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LA IRA (Ediciones en Danza, 2020) de Celia Iribarne.

Celia Iribarne nació en Buenos Aires en 1976. Es actriz y licenciada en periodismo. La ira es su primer libro de poemas. Compartimos dos:

 

PROFESOR CRAVENA

Dice que tengo el don,
el oído que intuye el rumbo
de una melodía desconocida,
escrita siglos atrás.
Allí se queda atento mi sentido,
en el salto que hay
entre una nota y la siguiente.
Como un animalito de la selva
oye en el silbido de una hoja
el estruendo de la tormenta.
Aunque tiemblen mis dedos,
aunque tropiece en el silencio
con equívocos.
No atiendo al pentagrama.

 

SALVO LAS VENTANAS QUE MIRAN AL PARQUE

Contiene ira
la palabra lira,

el instrumento musical
del poeta.

Yo tengo esta letra:
la “L”

de lira,
de lirio,

de letra que entra
con sangre

y corta la vena,
bermeja

tormenta
de Dios en el cielo.

un pecado esta lira
no canta

el cantar
de los cantares,

no entona
los acordes del amor.

No la quiero,
la aviento contra el piano

y el jarrón japonés.
Contra todo,

salvo las ventanas
que miran el parque.

 

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YEGUARIZA (Kintsugi, 2020) de Camila Vázquez.

Yeguariza convida liberación y libertad –dice en el prólogo de Elena Berruti– pero no como lo dado sino en tanto desafío que puede sacudir, inmovilizar, enmudecer, abismar como todo presagio de malón y cautiverio. Hay una complicidad hembra que anima y da ánimo, no sin vértigo. «La primera fuga es el deseo», se hace mantra”.

Compartimos dos poemas:

 

DEBUT

su primer contacto
con carne ajena
fue el corazón de un potro
latía
todavía fresco
lo retuvo un instante
lo dejó
después junto a la menta

volvió con manos ensangrentadas
lengua niña no pudo
contar el secreto
sensual
la maravilla

 

ACECHO

entre las espinas
agazapada
la miró pastar
calma y brillante

aprendió en silencio
a oír al campo
decir sus cosas

la yegua comía flores
estaban
savia y néctar
dentro de sí

ahora
con dientes en las crines
resuena un canto
linaje de potros
su sangre nueva

 

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EL OTRO LÍMITE (Le Pecore Nere, 2020) de María Borio –Versión monolingüe en traducción de Marina Maggi.

Maria Borio es una joven poeta italiana (nació en Perugia en 1985). En 2018 fue invitada al Festival Internacional de Poesía de Rosario y en esa visita empezó a gestarse la traducción del que era entonces su tercer libro, y que ahora se presenta en versión monolingüe traducido por la rosarina Marina Maggi. Dicen las palabras preliminares de Diego Bentivegna: “…No se trata de potenciar la destrucción del yo, de abandonar para siempre el espacio histórico de la lírica en favor de una escritura supuestamente descentrada y «libre». Para María Borio se trata, en cambio, de hacer que la poesía se ponga en juego en espacios fantasmales, inaprensibles. De seguir pensando cómo, con qué medios, con qué angustias, habitamos hoy poéticamente esta tierra…”

Compartimos un poema:

 

LAS NUECES abiertas sobre la mesa
son todavía sonido –
el movimiento brillante de los ojos
de la puerta a la mesa:
el trabajo, el peso que no existe,
la ligera ansiedad por las personas –
como si la belleza no tuviese un origen.
Estas nueces han hecho ruido,
me quitan los pensamientos
(nacen y ya son de todos,
todos los pensamientos…),
me devuelven al cuerpo,
a aquello que llamo sabor
(¿las ideas son siempre sin cuerpo,
forman parte de todos?),
me entretienen contando los restos,
reuniéndolos sobre la mesa (y mis
pensamientos ¿a quién hicieron feliz?).
Las cáscaras partidas pertenecen a estas manos,
en el hueco, en las líneas de las palmas,
puntas de semillas – nace una vida
al instante dentro de estas manos.
No tener pensamientos…

 

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PROSA BISIESTA (Ediciones a Capela, 2020) de Marcelo Rizzi.

“Marcelo Rizzi nos invita a dar saltos en el tiempo y detener el conocimiento para aprehender un tiempo muerto –dice para finalizar el prólogo Gabriela Schuhmacher–. Propone alejarnos del mundo para luego insertar, en el ámbito de la vida práctica, el valor scheleriano de las cosas en sí mismas, el cual a posteriori y paradójicamente, nos enlaza emocionalmente a la naturaleza y a la ontología de la luz en todo lo real: «Sumergimos los dedos en aceite de motor/ quemado, y vemos finalmente a través/ de la pared y las rendijas». Epifanías como señales de múltiples fuentes afectivas, replican y hasta nos dejan palpar los orígenes del primer día y su noche, no sin advertirnos: «Honrarás tu ausencia, tu forma de fugar./ Sentirás que algo te recorre el cuerpo; mirarás y no habrá nada: objetos invisibles»”. Compartimos dos poemas:

 

[JUNIO, 2004]

Se dice que nadie en verdad
recuerda los orígenes exactos,
que siempre es un reverso del
cielo la raíz, que fracasa lo implícito
si se vuelve plegaria o manifiesto.
Esto que ahora inquieta tanto:
cómo el lápiz se desplaza de un
extremo al otro, la resistencia
del papel ante la amenaza del
trazo. Nunca se sabe cómo es
que ocurrió todo. Si se viaja de
la periferia hacia el centro y sigue
amargo el sabor de la amarga
naranja, oscuro el regreso por el
callejón que nos trajo al mundo,
dulce y tibio el aire aquí dentro.
Agrio sí era el mar que se navegaba,
agria esa primera cucharada de
estiércol.

 

[ABRIL, 1952]

De pronto dos fuerzas opuestas nos hacen
converger en un mismo lugar: bajo la sombra
exhausta de una morera blanca, en el galpón
donde se enfría una fragua, en los talleres
de una rebelión. Ese guijarro parece solo obedecer
la voluntad de la ola, y es la ilusión de esas nubes
lo que hace verlas como una flota de naves invasoras.
Nacer cautivo siempre en morada injusta, esa parece
ser la ley: mares quejumbrosos en una sola gota de
rancio vino, el turista que carga sobre sus hombros
los diablos nocturnos. Todas las guerras del mundo
podrían estallar ahora mismo en esta ciudad

 

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AMENAZA DE TORMENTA (Salta el pez, 2020) de A.A.V.V.

Se trata de una antología que reúne los trabajos seleccionados del Primer Concurso de Poesía de Artes de la Escritura de la Universidad Nacional de las Artes. Son ocho los poetas seleccionados, y compartimos dos poemas; el primero es de Manuel Tacconi, y el segundo de Milagros Pérez Morales:

 

[…MI PADRE SE QUEDÓ DORMIDO…] (MANUEL TACCONI) 

Mi padre se quedó dormido
en la cabecera de la mesa.
Ya no da órdenes.
La nube de su arrogancia
parece disiparse en sus ojos
cerrados. Su perfil, un remanso.
Abre los ojos, algo lo despertó.
Toco su hombro y le ofrezco soda.
Lentamente gira la cabeza,
me mira
y marca con su dedo
hasta dónde
debo llenar el vaso.

 

PARA QUÉ SIRVEN LAS MANOS (MILAGROS PÉREZ MORALES)

En un sueño me cortan
dos dedos; yo me
quedo a esperar
el dolor. Sigo
sin creer en ese
fantasma aunque
pueda verlo
de a ratos:

tu invitación
es hablar todo el tiempo
de la muerte con la cara
muy cerca. No quise
besarte en otro sueño,
era demasiado
romántico y yo anhelo
volverme una charla
difícil. Para Proust también
amar es algo así como
morirse: querer
a un hombre es

complicado, ya sé, pero
además

es escribir el deseo
por una mujer
que muere.

Asumo
cariño de tu parte,
entonces. Con razón
de parecerme
a la habitación
que la contiene en su
última vida, debería
soñar con matarte.

No se trata de ser
buenos ni hermosos, es sobre
obligarnos a perder lo que
sea que nos quede, y en fin.

Para dar cuenta de un poder sobre mí. 

 

**********

 

EN UN PLANETA FABULOSO (Tren instantáneo, 2020) de Mario Varela:

Noveno libro del rosarino Mario Varela (n. 1969). El libro, que tiene un tono liviano, humorístico, tiene dos partes, “Gatos y tortugas” y “La chica de la heladería”. Compartimos el poema con el que se abre esa sección:

 

LA CHICA DE LA HELADERÍA, I.

Y bueno pues
me enamoré
de la chica de la heladería
y todo sería alegría
si no fuese tan rica
si no fuese tan fría

          y bueno pues
          me enamoré
          de sus ojos de menta
          que todo vuelven tormenta
          si me alejo sólo un día

 

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EL PERIODO ENCANTO (Tren Instantáneo, 2020) de Carlos Bègue.

“La pérdida de un ser amado, con frecuentes reflexiones sobre la muerte –dice la contratapa–, es la columna vertebral del libro, su verdadera acción interior y propósito profundo”. Compartimos un poema, donde se cuela el humor:

 

ULTIMA VOLUNTAD

Con el llanto fácil, la voz quebrada,
una mujer de párpados caídos
despide rauda a cuantos se han reunido
para verla muerta en su propia cama.

“Que sólo estén a mi lado —les manda—
el juez y nuestro alcalde”, tan temidos
por la gente de aquel pueblo perdido
tras los montes con sus crestas nevadas.

Al punto cumplen su postrer deseo
e intrigada acude la yunta fiera
olvidando agrias pullas y rencores.

Las preguntas se cruzan sobre el lecho.
“Como Cristo en el madero –boquea–
quiero morir entre dos ladrones”.

 

**********

 

PRÁXIS (Barnacle, 2020) de Lucas Peralta.

Dice el final de la contratapa, de Susana Cella: “Entre la intemperie del mundo y de la posibilidad de decir, se tienta aquí el límite, por tanto ninguna expresión consoladora o facilista, ningún obviar el intrincado conjunto de palabras disponibles, porque nunca se aspira en este intento a alguna fácil o consuetudinaria expresión, sino que se manifiesta —en toda la complejidad que muestra esta deslumbrante poesía, con sus combinatorias imprevistas, sus neologismos, sus reminiscencias vallejianas en particular—, su andar un camino más que empedrado, por ética y compromiso con todo aquello que de lo humano no le es ajeno, o sea, una aspiración de que esos versos, revueltos, oscuros, recurrentes, sintonicen con los hechos desnudos, por un sostenido ritmo que no es mero procedimiento sino búsqueda en la materia de sus materiales ritmos para develar, siquiera en espejo y por ausencia, tanta realidad que nos consume”. Compartimos un poema:

 

XXV

Y suceden meses, vientos, paraje; intemperie.
Y el olor que agrieta viene creando cierto
espacio donde la mendicidad hiende hilos
de silencio en sílabas. Son pedazos de silencio.
Cáscaras. Mundos de nomeolvides
temerosos o de siete oficios plausibles
como espejos quebradizos.

Viudez sin pan ni mugre. Escombros.
Opacados espejos que confunden el callejear
y su símbolo. Piso o pared como destino
único obligado o como representación política
generadora.
¿Cuáles serán las Siglas de mi generación?
¿Serán fonética adecuada o pertenencia en
paredes de un lugar ya ajeno?

Construimos las nuestras. Habrá que vagar por las
heridas del silencio. Buscar sin ningún tipo
de adjetivos. No hay reino: sólo el harapo,
silencioso, el enigma de ceniza que construimos
alrededor de motivos tales a nuestro barro todo frecuente.
Cada palabra me desnuda en su impotencia. 

 

**********

 

ALGO QUE NO CIERRA (Azul Francia Editora, 2020) de Victoria Zerdá.

Dice la contratapa, sin firma: “En Algo que no cierra, desamor, duelo, temor y libertad crean el ciclo infinito que hace que todo pueda renacer con frescura. Si la historia del amor es una línea de tiempo, el presente libro es un círculo que esconde el fin en su comienzo, y un nuevo principio en su final”. Compartimos un poema:

 

MIENTRAS

Cae una rama
se abren veinticuatro puertas
tres perros encuentran cada uno su árbol
dos autos salen en segunda
ciento setenta y seis semáforos pasan en rojo
se mueven trescientas treinta y cuatro ruedas
se mojan quince veredas
y se dicen catorce buenos días
mientras nace
y luego muere
un amor


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