Antonia Pozzi – Una cosa de nadie

[Selección. Artículo completo en Hablar de Poesía n° 40]

Nota introductoria y versiones de Macarena Balagué y Gabriel Caldirola[1] 

 

Antonia Pozzi nació en Milán en 1912. De familia aristocrática y culta, su educación incluyó el estudio de lenguas modernas y clásicas, música, pintura, escultura y equitación. Estudió filología y posteriormente se dedicó a viajar: además de poeta y fotógrafa, fue una alpinista experimentada. Un mediodía de diciembre de 1938, a sus escasos 26 años, abandonó el colegio en el que daba clases de literatura y se dirigió a la abadía de Chiaravalle, en cuyas adyacencias tomó una dosis mortal de barbitúricos y se recostó a esperar su muerte.

Sus poemas, escritos y conservados en tres cuadernos, fueron publicados de manera póstuma en 1939 por la editorial Mondadori con el título Parole, por decisión de su padre. La tercera edición cuenta con un prólogo de Eugenio Montale, en el cual el poeta señala el deseo de reducir al mínimo el peso de las palabras que prevalece en la escritura de Pozzi. Como la de Ungaretti, dice, su poesía tiende a quemar las sílabas en el espacio de la página.

Su obra poética trasluce una intensidad -y necesidad- de experiencia que se nutre del paisaje: sus ríos, las laderas salpicadas de azaleas, las cumbres heladas, los líquenes de las rocas, la desnudez de una rama seca, el temblor de una flor de azafrán o el escándalo discreto de una golondrina, son, según una visión muy personal de lo divino, cifras del infinito o, como escribe en su propio diario, una herida a través de la cual mi personalidad querría fluir para darse.

 

NOSTALGIA

Hay una ventana entre las nubes:
podrías hundir
en los cúmulos rosas los brazos
y asomarte
de ese lado
al oro.
¿Quién te lo impide?
¿Por qué?
De ese lado está tu madre
–lo sabés–,
tu madre con el rostro tendido
que espera tu rostro.

 

NOSTALGIA

C’è una finestra in mezzo alle nubi:
potresti affondare
nei cumuli rosa le braccia
e affacciarti
di là
nell’oro.
Chi non ti lascia?
Perché?
Di là c’è tua madre
– lo sai –
tua madre col volto proteso
che aspetta il tuo volto.

  

LARGO

Déjenme, dejen que yo sea
una cosa de nadie
por estas viejas calles
donde la noche se ahonda.

Déjenme, dejen que me pierda,
sombra en la sombra,
dos cálices mis ojos
que se elevan
hacia la última luz.

No me pregunten, no me pregunten
qué es lo que quiero,
qué es lo que soy,
si para mí en la multitud está el vacío
y el vacío es la arcana multitud
de mis fantasmas.
Y no busquen, no busquen
lo que busco
si el más pálido cielo
ilumina la puerta de esta iglesia
y me hace entrar.

No pregunten si rezo
y a quién rezo
y por qué rezo.

Entro solamente
para tener un respiro
y un banco y el silencio                
donde las cosas hablen hermanadas.
Porque soy una cosa,
una cosa de nadie
que vaga por las calles antiguas de su mundo,
dos cálices mis ojos
que se elevan
hacia la última luz.

 

LARGO

O lasciate lasciate che io sia
una cosa di nessun
per queste vecchie strade
in cui la sera affonda –

O lasciate lasciate ch’io mi perda
ombra nell’ombra –
gli occhi
due coppe alzate
verso l’ultima luce –

E non chiedetemi – non chiedetemi
quello che voglio
e quello che sono
se per me nella folla è il vuoto
e nel vuoto l’arcana folla
dei miei fantasmi –
e non cercate – non cercate
quello ch’io cerco
se l’estremo pallore del cielo
m’illumina la porta di una chiesa
e mi sospinge a entrare –

Non domandatemi se prego
e chi prego
e perché prego –

Io entro soltanto
per avere un po’ di tregua
e una panca e il silenzio
in cui parlino le cose sorelle –
Poi ch’io sono una cosa –
una cosa di nessuno
che va per le vecchie vie del suo mondo –
gli occhi
due coppe alzate
verso l’ultima luce –

 

(…)

 

[Selección. Artículo completo en Hablar de Poesía n° 40]

 

[1] Gabriel Caldirola nació en Buenos Aires en 1986. Publicó los libros de poesía Hilo (Paradiso, 2014) y Tapias (Aguablanda, 2019), en colaboración con Diego Spivacow.

Macarena Balagué nació en 1991. Estudia Letras y se dedica a la docencia y la traducción del italiano.

 


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