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El Aware y un poema de Murasaki Shikibu

El Aware y un poema de Murasaki Shikibu

por Alberto Silva

La Historia de Genji es una novela famosa de Murasaki Shikibu (1008). Está toda salpicada de poemas tanka (estrofas de 5/7/5/7/7 sílabas) y narra historias del mundo material: personas que viven en un mundo de cosas, en un entorno natural. Su piedra de toque es el asombro, rasgo que mide la capacidad para disfrutar del instante, más allá de razonamientos. Aware (o, en la ortografía antigua, ahare) resulta del enlace de dos exclamaciones, a y hare, próximas a nuestras ¡ah! y ¡oh! Las deja escapar la garganta cuando algo conmueve el corazón (kokoro); interjección, exhalación, suspiro emocionado. Vuelto poema, aware toma la rítmica del tanka. En la época Heian (esplendor de Kioto, siglos VIII a XII), aware expresaba empatía con la belleza de la naturaleza y la vida humana. Asombro ante lo vivo, complicidad de sentimientos y actuación ante lo que no deja de ser transitorio.

Las páginas de la novela encierran más de mil menciones al término: como sustantivo (aware), verbo (awarebu), adjetivo (aware naru) o frase adverbial (aware to). Se refiere a una excitada conciencia de la fugacidad de lo viviente. Designa la experiencia, hecha poesía, de la leve permanencia de las cosas: celebrar el aware significa penetrar la cualidad emocional de las cosas y a la vez apreciar la fugacidad de lo creado: las flores se marchitan, las montañas estallan.

Característica de la lengua japonesa del siglo XI era la pobreza de vocabulario. Habían desarrollado la gramática pero sin variedad léxica. Esto explica la abundante aparición de aware, concepto cuya capacidad heurística reside en tender, tal vez más que cualquier otro del lenguaje psicológico japonés, un puente entre la movilidad evanescente de los estados emocionales y la variabilidad de las condiciones climáticas externas. Aware expresa una sensibilidad aguzada que reacciona de modo afín a la naturaleza, hasta ser movida por ella. Verifica la inmersión del hombre en el cosmos, por vía de una adecuación de la emotividad individual a los procesos (a veces previsibles, a veces imprevisibles) de la naturaleza. A veces evoca sentimientos obscuros: Arthur Waley, primer traductor de la novela al inglés, lo relaciona con aflicción, desolación o congoja. Edward Seidensticker, el traductor siguiente, considera que aware es una eyaculación de vaga e indefinible tristeza. Sin contradecir a los otros, Donald Keene define aware, más luminosamente, como una exclamación de sorpresa y deleite.

Desde el siglo XI en que se publicó la novela, la cultura japonesa se apoya sin desmayar en la estética del aware. Poesía, claro, escrita por hábito en la métrica del tanka (en ese contexto, el haiku constituye excepción a la regla). Artes plásticas y gráficas, desde las acuarelas sumié a las estampas ukiyoé. Miremos el teatro: , kabuki y bunraku escriben sus guiones a partir de fragmentos del texto. La música retoma letras, instrumental y tonos expresados en la Historia de Genji. Y también la narrativa, donde brillan Tanizaki, Kawabata y Mishima, muy conocidos en Occidente.

Aware evoca tristeza y gozo, distancia y proximidad, rechazo y amor, resplandor y tinieblas, alba y ocaso. Captar el interior del aware implica ejercitar un pensamiento que deja de oponer lo distinto para adosarlo en una continuidad/contigüidad afín a la vacilante experiencia de nosotros mismos y a nuestra cambiante relación con lo exterior. Somos actores y testigos de una existencia que, siendo propia y ajena, se despliega dentro y fuera, en un régimen que enlaza como anillas vivir y morir. Somos a un tiempo vida y muerte. La lección de las cosas es aceptar la mezcla de luz y sombra que nos caracteriza, aquí y allá, sin distinguir raza o cultura. Por momentos se va la poesía de las cosas // ya no la puede condensar mi vida, reconoce azorado Neruda en su Extravagario. Hasta que, de nuevo, la vida de las cosas reaparece y se impone a la ceguera pensante: toda cosa, trágica o apacible, se alza en el corazón sagrado del instante para una eternidad de presencia, remacha Yves Bonnefoy. Cuando esto ocurre concluye, ha tenido lugar un acontecimiento. Florecen de nuevo los cerezos, florece el asombro en el alma.

Vayamos dentro del poema, hasta donde lo consigue mi versión:

 

           si miro la isla de Awaji
           todo es espuma,
           todo es tristeza y vela,
           en oscuros rincones
           y en el claro de luna

 

           awa to miru // awaji no shima no // aware sae
           nokoru kuma naku // sume ru yo no tsuki 

 

            あはと見る
            淡路の島の
            あはれさへ
            残るくまなく          
            澄める夜の月 

 

Dada la dificultad lingüística y la complejidad semántica de este poema (4º del capítulo 13), no vienen mal algunas precisiones. El príncipe Genji, exiliado de la corte de Kioto, escribe para sí mismo desde las costas de Kobe. Su transliteración da lo que detallo:

awa: espuma, burbujas / / to: cuando, por en cuanto // miru: ver, mirar
awaji: toponímico // no: posesivo // shima: isla // no: posesivo
aware: ¡ah! ¡oh! // sae: aunque
nokoru: permanecer // kumanaku: en cada esquina
sumeru: clara/o // yo: noche // no: posesivo // tsuki: luna

Sin duda Genji conocía este poema de Ôshikôchi no Mitsune incluido en la célebre antología Shinkokinshû (poema nº 1515):

 

           la luna que en Awaji parecía,
           ay, tan lejana,
           esta noche
           ¿será por el contexto?
           se ve cerca como nunca

 


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