“Gratitud” es el último poema del libro Persuasión de los días (1942). Una breve obra maestra, un poema luminoso para cerrar un libro sombrío: con solo unas pocas notas (la enumeración, la deconstrucción del endecasílabo en unidades menores -todo el poema está hecho en endecasílabos cortados: “Gracias azul, fogata, encelo.” “Gracias pelo, caballo, mandarino”, “gracias pudor, turquesa, embrujo, vela” “llamarada, quietud, azar, delirio”, etc-), Girondo logra para el poema una cohesión rítmica que es espejo de la cohesión afectiva que nos toca.
GRATITUD
Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.