Cervantes

Un triple homenaje para Miguel de Cervantes. Primero, un poema de Borges, con ese maravilloso verso: “Sin saber de qué música era dueño…”

 

UN SOLDADO DE URBINA

Sospechándose indigno de otra hazaña
como aquella en el mar, este soldado,
a sórdidos oficios resignado,
erraba oscuro por su dura España.

Para borrar o mitigar la saña
de lo real, buscaba lo soñado
y le dieron un mágico pasado
los ciclos de Rolando y de Bretaña.

Contemplaría, hundido el sol, el ancho
campo en que dura un resplandor de cobre;
se creía acabado, solo y pobre,

sin saber de qué música era dueño;
atravesando el fondo de algún sueño,
por él ya andaban don Quijote y Sancho.

Después uno de Cervantes en el que aparece ese mismo sabor del Quijote: un humor que tiene algo de infinita sabiduría:

 

AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA

Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.

Esto oyó un valentón, y dijo: “Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente.”

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada. 

Y para terminar este poderoso, conmovedor poema de León Felipe, al que le puso su voz Joan Manual Serrat. 

 

VENCIDOS

Por la manchega llanura 
se vuelve a ver la figura 
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, 
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar, 
va cargado de amargura, 
que allá encontró sepultura 
su amoroso batallar. 
Va cargado de amargura, 
que allá «quedó su ventura» 
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura 
se vuelve a ver la figura 
de Don Quijote pasar. 
Va cargado de amargura, 
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, 
en horas de desaliento así te miro pasar! 
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura 
y llévame a tu lugar; 
hazme un sitio en tu montura, 
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura 
que yo también voy cargado 
de amargura 
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo, 
caballero del honor, 
ponme a la grupa contigo, 
y llévame a ser contigo 
pastor.

Por la manchega llanura 
se vuelve a ver la figura 
de Don Quijote pasar…


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