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Últimas cartas (Keats, Bishop, Hughes)

Últimas cartas (Keats, Bishop, Hughes)

por Jonathan Ellis[1]

Traducción de Eugenia Santana Goitia[2]

(…)

Esta es otra carta de Bishop, esta vez una “de verdad”, dirigida a su amigo poeta Robert Lowell. En los últimos tres párrafos, Bishop le llama la atención a Lowell por hablar demasiado de la vejez, por escribir lo que yo llamaría una “última carta” demasiado autoconsciente:

 

Ahora voy a ponerme muy impertinente y agresiva. Por favor, mi querido viejo amigo, ¡no hables tanto de tu edad! Me estás empezando a poner los pelos de punta… lo que Lota más admiraba de nosotros, los norteamericanos, era nuestra juventud decidida y nuestra energía, nuestra actitud de “nunca-digas-morir”, ¡y creo que tenía razón! En Florida, la hermana de mi anfitriona había vuelto a casarse a los 76 años, por tercera vez (la segunda había sido a los 67) y su marido, también de 76, y todos los días salían a dar largos paseos por la playa, tomados de la mano, felices como lombrices, en apariencia, y me encantaba (una señora muy regordeta, linda y dulce… inocente como un niño pequeño). Por supuesto –es diferente para un escritor, lo sé– claro que lo sé– pero sin embargo, más allá de los achaques y los dolores, no me siento tan distinta a cómo me sentía a los 35– y ciertamente estoy mucho más feliz la mayor parte del tiempo (a pesar de los tanques petroleros gigantes que desfilan bajo mis narices…). Sólo me niego a sentirme anciana– me hubiera gustado que Auden no hablara tanto de eso en sus últimos años de vida, y espero que tú tampoco lo hagas.

        Ahora bien Cal, creo que tal vez te está fallando la memoria! Nunca, pero nunca, fui alta, como consignaste en tu recuerdo. Siempre medí 1.63 –y ahora me encogí y mido 1.60 –. La única vez que me sentí alta fue en Brasil. ¡Y nunca tuve  “largo cabello marrón”! Se me empezó a poner gris cuando tenía 23 o 24 –y probablemente ya era bastante canosa cuando nos conocimos…Bueno, creo que voy a tener que escribir mis memorias, aunque sea para dejar las cosas claras.

        Será lindo verte –Caroline y yo tuvimos una “muy linda visita” como dicen en Florida y tengo muchas ganas de verla de vuelta. Alice está en la Escuela de Negocios de la Universidad de Boston, pobrecita– y pronto volverá a casa a cenar después de la clase sobre “Impuestos” – que dice amar. Así que debo parar y ponerme a cortar chauchas. Hasta luego cocodrilo, como también dicen en Florida

        Con amor, Elizabeth.

 

[1]Este artículo es un fragmento del ensayo “Últimas cartas (Keats, Bishop, Hughes)”, que fue publicado en el número 49 en papel de Hablar de poesía (agosto 2024), que es a su vez la traducción del último capítulo del libro Letter Writing Among Poets: From William Wordsworth to Elizabeth Bishop, de Jonathan Ellis que es Profesor Adjunto de Literatura Americana en la Universidad de Sheffield.

[2] Eugenia Santana Goitia nació en Buenos Aires en 1990. Es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y traductora literaria, y forma parte del equipo de dirección de Hablar de poesía.


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