Yves Bonnefoy – Una voz

por Susana Cella [1]       

(…)

UNA VOZ

Tú que dicen que bebes de esa agua casi ausente,
recuerda que se nos escapa y háblanos.
¿Es la decepcionante al fin tomada
de otro gusto que el agua mortal y serás
el iluminado de una palabra oscura
bebida en esa fuente y siempre viva,
o el agua sólo es sombra en que tu rostro
no hace más que reflejar su finitud?
–No sé, ya no soy más, el tiempo se termina
como creciente de un sueño con dioses irrevelados,
y tu voz, como un agua a su vez, se borra
de ese lenguaje claro y que me consumió.
Sí, puedo vivir aquí. La imagen, que es la tierra,
en cada arbusto va a aparecer y quemarse.
Soy ese altar vacío, y ese abismo, y los arcos
y tú mismo tal vez, y la duda: aunque el alba
y la irradiación de piedras despegadas.

 

UNE VOIX // Toi que l´on dit qui bois de cette eau presque absente, / Souviens-toi qu´elle nous échappe et parle-nous. / La décevant est-elle, enfin saisie. / D´un autre goût que lé eau mortelle et seras-tu / L´illuminé d´une obscure parole / Bue à cette fontaine et toujours vive, / Ou l´eau n´est-elle qu´ombre, où ton visage / Ne fait que réfléchir sa finitude ? / — Je ne sais pas, je ne suis plus, le temps s´achève / Comme la crue d´un rêve aux dieux irrévélés, / Et ta voix, comme une eau elle-même, s´efface / De ce langage clair et qui m´a consumé. / Oui, je puis vivre ici. L´ ange, qui est la terre, / Va dans chaque buisson et paraître et brûler. / Je suis cet autel vide, et ce gouffre, et ces arches / Et toi-même peut-être, et le doute : mais l´aube / Et le rayonnement de pierres descellées.

        El poeta francés Yves Bonnefoy (1923-2016) empieza este poema –traducido, como todos los de este artículo, por Silvio Mattoni[2]– con un vocativo incierto: se emplaza una segunda persona sin que haya ni nombre propio, ni cualidad encerrada en el límite de una sola palabra que nos diga algo de este tú, como si ese fuera solo un epíteto simple reafirmante de quien es invocado sólo en tanto posible interlocutor. La subordinada adjetiva que sigue destaca no un atributo sino un acto, el verbo en plural da a entender que son varios o muchos quienes lo han transmitido. Tal acción: el beber “del agua casi ausente”, implica una doble posibilidad: ¿es la ausencia propiedad del agua o del que la bebe? En el primer caso mentaría una escasez en cierto modo amenazante, como un tesoro a punto de esfumarse. En el segundo, si el tú estuviera invocando, si fuera una plegaria a ese “Dios que no existes” la frase semeja un rezo, un pedido, una solicitación, expresa la necesidad de escuchar una voz (no en vano es el título del poema).

(…)

[1] Esta entrada del Portal Web es un fragmento del artículo “Yves Bonnefoy – Una voz” publicado en el número papel Hablar de Poesía 48 (diciembre 2023). En él, Susana Cella analiza la poesía del francés Yves Bonnefoy.

[2] El poema pertenece al libro Piedra escrita (1965), y es parte de la recopilación: Bonnefoy, Yves. Poemas 1947-1975. Edición bilingüe. Introducción de Jean Starobinsk – Traducción de Silvio Mattoni. El cuenco de plata. Buenos Aires, 2023.


RELACIONADAS