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Charles Simic – Cuatro poemas

Charles Simic – Cuatro poemas

El 9 de enero de 2023 murió Charles Simic. Había nacido en Yugoslavia en 1938, pero se mudó con su familia en la adolescencia a los Estados Unidos y siempre escribió en inglés. A los 21 años publicó su primer libro de poemas: Lo que dice la hierba. Pronto fue reconocido como una de las voces más destacadas de su generación. Ganó el Pulitzer y fue nombrado poeta laureado de los Estados Unidos, entre otras muchas distinciones. Su poesía es de raíz stevensiana, sobre todo por el lugar central que ocupa en ella la imaginación libérrima, pero es a la vez muy personal, inconfundible: absurdo, humor, oscuridades y epifanías en una combinación explosiva. Así describía él mismo su proceso creativo: “Cuando uno empieza a poner las palabras en el papel, un proceso asociativo toma el control de la escritura. Y de pronto aparecen las sorpresas. De pronto estás diciéndote: «Dios, ¿cómo se me ocurrió esto? ¿Cómo es que está esto en la página?». Yo simplemente voy a donde me lleve ese proceso”.

Compartimos cuatro poemas, admirablemente traducidos por el poeta porteño Ezequiel Zaidenwerg.

CONTRA EL INVIERNO

La verdad es oscura debajo de tus párpados.
¿Vos qué pensás hacer?
Los pajaritos callan; no hay a quién preguntarle.
Todo el día otearás el cielo gris.
Y cuando el viento sople temblarás como paja.

Como un cordero manso dejaste que la lana te creciera,
hasta que al fin vinieron a buscarte con tijeras enormes.
A las bocas abiertas las rondaban las moscas
que también se esfumaron, lo mismo que las hojas
que las ramas desnudas perseguían en vano.

Llega el invierno. Igual que el último soldado heroico
de un ejército vencido, seguirás en tu puesto,
la cabeza descubierta al primer copo de nieve.
Hasta que al fin venga un vecino y grite:
“Estás más loco que este tiempo, Charlie”.

AGAINST WINTER // The truth is dark under your eyelids. / What are you going to do about it? / The birds are silent; there’s no one to ask. / All day long you’ll squint at the gray sky. / When the wind blows you’ll shiver like straw. // A meek little lamb you grew your wool / Till they came after you with huge shears. / Flies hovered over open mouth, / Then they, too, flew off like the leaves, / The bare branches reached after them in vain. / Winter coming. Like the last heroic soldier / Of a defeated army, you’ll stay at your post, / Head bared to the first snow flake. / Till a neighbor comes to yell at you, / You’re crazier than the weather, Charlie.

 

ME TOCA CONFESARME

Ese perro que trata de escribir un poema que explique por qué ladra,
mi estimado lector, soy yo.
Estaban por echarme de la biblioteca,
pero les advertí
que mi amo es invisible y todopoderoso,
y de todas maneras me sacaron, arrastrado de la cola.

En la plaza, los pájaros hablaban libremente de sus cuitas.
En un banco, una vieja
se cortaba los rulos canosos con tijera imaginaria,
mirándose a un espejo de bolsillo.

Y yo no dije nada.
Sin embargo, esa noche,
me eché y me puse a mordisquear un lápiz.
De tanto en tanto suspiraba,
y le gruñía a algo
que no podía nombrar. 

MY TURN TO CONFESS // A dog trying to write a poem on why he barks, / That’s me, dear reader! / They were about to kick me out of the library / But I warned them, / My master is invisible and all-powerful. / Still, they kept dragging me out by the tail. // In the park the birds spoke freely of their own vexations. / On a bench, I saw an old woman / Cutting her white curly hair with imaginary scissors / While staring into a small pocket mirror. // I didn’t say anything then, / But that night I lay slumped on the floor, / Chewing on a pencil, / Sighing from time to time, / Growling, too, at something out there / I could not bring myself to name.

 

LA COSMOLOGÍA DE CARONTE

Munido apenas de una linternita
para orientarse
y siempre una montaña
de cadáveres frescos que cargar

y transportar hasta la otra orilla
donde hay un montón más,
diría que le debe costar mucho
distinguir una orilla de la otra

diría que no importa
nadie se queja, puede revisarles
los bolsillos, en uno unas miguitas
de pan, una salchicha en otro.

De vez en cuando algún espejo
o algún libro, que arroja
por la borda hacia el río
oscuro, frío, rápido y profundo.

CHARON´S COSMOLOGY // With only his dim lantern  / To tell him where he is / And every time a mountain / Of fresh corpses to load up // Take them to the other side / Where there are plenty more / I’d say by now he must be confused / As to which side is which // I’d say it doesn’t matter / No one complains he’s got / Their pockets to go through / In one a crust of bread in another a sausage // Once in a long while a mirror / Or a book which he throws / Overboard into the dark river / Swift and cold and deep.

 

EL MAESTRO DEL DISFRAZ

Seguramente anda entre nosotros
de incógnito: el cajero de un negocio,
el pibe del delivery, la chica
que atiende en la farmacia, un peluquero,
el tipo todo inflado del gimnasio,
la bailarina exótica, el joyero,

el paseador de perros, el cieguito
que pide “Una moneda, por favor,
¿no me puede ayudar?” por los vagones.
Alguien que está encendiendo una fogata
falsa en la chimenea también falsa
de una vidriera, mientras miran desde

el sillón con el rictus congelado
de una sonrisa un padre y una madre,
cuando la calle se vacía y llega
la hora de cerrar del funerario
y hasta el último mozo se va a casa.
Ese mendigo viejo, ahí parado

en el portal, la cara medio oculta;
y no descartaría ni a ese gato
negro que acaba de cruzar la calle,
ni al foquito desnudo que en el túnel
del subte está colgado de su cable,
y que se mueve cuando el tren se para.

MASTER OF DISGUISES // Surely he walks among us unrecognized: / Some barber, store clerk, delivery man, / Pharmacist, hairdresser, bodybuilder, / Exotic dancer, gem cutter, dog walker, / The blind beggar singing, Oh Lord, remember me, // Some window decorator starting a fake fire / In a fake fireplace while mother and father watch / From the couch with their frozen smiles / As the street empties and the time comes / For the undertaker and the last waiter to head home. // O homeless old man, standing in a doorway / With your face half hidden, / I wouldn’t even rule out the black cat crossing the street, / The bare light bulb swinging on a wire / In a subway tunnel as the train comes to a stop.


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