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Algunos libros recientes (diciembre 2022)

Algunos libros recientes (diciembre 2022)

TRAS LA TORMENTA (Ediciones en Danza, 2022) de Ricardo H. Herrera.

(LV)

Ricardo H. Herrera nació en Buenos Aires en 1949. Dirigió la revista Hablar de Poesía sus primeros 35 números, desde 1999 hasta 2017. En los últimos años ha mantenido un sostenido ritmo de publicación de libros de poemas: Herrera el viejo (2020), Lady Macbeth (2021), Almuerzo en Traslasierra (2021) y Caligrafías (2022). A esta serie (que ya en el prólogo de Herrera el viejo el autor calificaba como la última etapa de su recorrido poético, en la que se ajustan cuentas con la muerte) se suma ahora Tras la tormenta. Compartimos dos poemas, que forman un díptico:

EN LA CALLE

Ayer por un momento fui mi padre,
mi padre en cuerpo y alma, íntimamente.
Algo extraño en verdad. Anochecía
cuando salí a la calle silenciosa
y una muchacha a la que protegí
me echó al cuello los brazos con cariño,
cariño y gratitud alegre, límpida.
Sentí que era mi padre al sonreírle:
fue una metamorfosis corporal,
la percibí en mi pecho y en mi aliento.
Transformado en mi padre me vi envuelto
en una calma nueva: la secreta
ternura de mi padre me habitaba
con una candidez conmovedora.
Quedó abolido el tiempo en ese instante
que transformaba en don la senectud.
Poseído por ella me alejé
con esa paz sencilla que el bien cede
cuando lo prodigamos sin boato.
Concluye así, de un modo insospechado,
la negación de Dios.

LA CANTIDAD DE DIOS

No sabría medir la cantidad
de Dios que es necesaria en toda vida.
Un soplo me ha bastado a mí esta noche
para quedar sin peso, ser aéreo.

Trasformarme en mi padre ha sido el don
de una poesía sobrenatural.
Él ateo, yo agnóstico, y no obstante
ambos por un minuto en Emaús.

Nació el poema luego suavemente,
al dictado, sin el menor esfuerzo.
Yo ausente en cierto modo y las palabras
bajando en un reguero de mi mano.

Nunca he vivido nada semejante
a ese estado de gracia. Bastó un gramo
de Dios, acaso menos. Fue bastante
para acceder a otra dimensión.

*********

ÁNIMA (Mardelobos, 2022) de Melisa Mauriño.

Sexto libro de Marisa Mauriño, nacida en la Provincia de Buenos Aires en 1985. Un libro muy personal y de gran vuelo imaginativo. El prólogo es de Jotaele Andrade, y hay ilustraciones de Priscila Mauriño.

Compartimos el primero de los treinta poemas del libro:

*

Compré la manzana en un puesto de frutos
la elegí entre muchas otras por su brillo
mítico de escarabajo.

Pregunté a la mujer si podía enjuagar
lo que estaba a punto de morderme
suspendido entre el hambre
y la belleza del mundo cuando nos quedamos solos.

De espaldas ungió el misterio
para mí la bolsa llena de agua dulce
donde flotaba luminosa mi manzana.
En ella fui, de un vistazo, feliz.

Salí a la calle gritando:
¡Me llevo un gran pez dorado!
La mujer reía, nada más que risas en la boca
y mi vestido rojo se agitó en el viento
como una hoja suelta al devenir.

Flameaban las branquias, pequeños cortes,
la etiqueta azul sobre su aleta dorsal
parecía una estampilla de otra estrella.

Abrí la bolsa a los pies
de un árbol seco,
bañó sus raíces
la manzana de un salto
voló de rama en rama
destelladas en el aire
y saludó al árbol, una imagen sorprendente
de su temida muerte
cautiva en la celda de un acuario cruel.

En su vuelo dorado se apagó mu hambre,
el árbol devino de pronto manzano
las hojas ondularon como algas en el cielo
y los peces, rojos soles recién cosechados
volaban en círculos como quien tantea
por primera vez la libertad.

 

***********

EL MURO DE MANDELSHTAM (Ninguna orilla, 2022) de Igor Barreto.

Igor Barreto (Venezuela, 1952) es considerado una de las voces más destacadas de Latinoamérica. Este libro que ahora publica la nueva editorial porteña Ninguna orilla (publicado originalmente en Venezuela en 2017) es una buena oportunidad para seguir leyéndolo o conocerlo. Compartimos unos fragmentos del prólogo de Segio Chejfec, y dos poemas.

“(…) El muro… se presenta como una obra en desarrollo, en construcción, similar a los trabajos de un barrio popular, enclaves urbanos que nunca se detienen y que precisan, como todo territorio a medias legible, de un poeta que los describa. Pero el poeta –llámese Barreto o Mandelshtam– no busca solamente exaltar los avatares sociales del lugar, también trata de construir el enclave a partir de una mirada propia adherida a ese contexto. Como está dicho en la página 111, «el recuento cotidiano de aquello que nos mantiene vivos en un presente eterno». Vida, presente eterno. Me gustaría subrayar este aspecto de El muro. Se trata de la relación establecida con la temporalidad. Uno puede decir que, en general, la poesía hace de la sincronía entre enunciación y enunciado su marca de género. La poesía se asume como un canto, y en tanto tal, la duración de lo dicho se superpone con la duración de lo referido. Incluso más, la poesía borra la brecha cronológica entre lo dicho y lo referido.

Esta atemporalidad privativa del género, se ve magnificada, o complejizada, por la misma representación del tiempo que El muro propone. Por un lado hay constantes referencias a la eternización del presente o del instante clave, aquel en que el destino individual sella su relación con la vida, o sea la muerte; por otro lado, hay también múltiples representaciones del carácter efímero de unos acontecimientos que, sin embargo, se presentan fuera del tiempo y están condenados a repetirse a sí mismos. Estas situaciones resultan momentáneas no solamente porque son de recuento acotado, sino porque pertenecen a distintos órdenes de la realidad y de la fantasía. Tienen la duración de una metáfora. Otro rasgo importante es que, dentro de la economía temporal de El muro, los acontecimientos se gastan, caducan a veces antes de que terminen de ocurrir. En esta caducidad que anticipa o cancela la resurrección de los elementos, se inscribe la respiración del texto: por un lado poesía; por el otro, narración. Como si verso y prosa sellaran un acuerdo para encontrar una nueva forma de representar…”

*

EL ÁNGEL DE LOS CLAVOS

¡Oye, Mandelshtam!
yo te encomiendo
al Ángel de los Clavos:
Es el ángel guardián de la copa de plata.
Pero no lo abraces
y cuídate de las puntas de hierro que sostenían sus alas.
Él te observa
desde aquel día
cuando se apagaba el ascua de las almas
de tus amigos de Armenia y Voronezh
y tú querías ser el único poeta
de la sexta parte del mundo.

TECHAR UNA CASA

 Es muy triste techar una casa con zines viejos
mientras llega un extraño maldiciendo lo que otro hace
y no se percata que ese otro
al golpear la cabeza de un clavo
—honestamente—
está construyendo un nido.
Lo digo como alguien que contempla una imagen
en estado de flotación.

También porque nunca he podido mirar un tarro vacío:
¡siempre lo veo roto!

Es la verdad,
es la verdad.
Resulta duro
observar a un hombre
que sólo se acerca
y escupe el nido.

***********

KATANA N° 8 (DICIEMBRE 2022) – Dirección: Carlos Rey. Staff: Analía Requena, Fabián Herrero y Pablo Porro. Colaboradores varios  

(LV)

Esperado nuevo número de KATANA, que sigue consolidando su personalidad número a número. De 143 páginas, cuidado diseño y circulación gratuita (puede leérsela y descargársela acá), este octavo número viene con muchas cosas excelentes, que están a ese click de distancia. Resaltamos algunas:

(i) Una nota editorial de Carlos Rey, sobre las ventajas de ser un poeta menor.

(ii) Una excelente semblanza de Gustavo Riccio, un poeta olvidado de los años 20 en Buenos Aires, a cargo de Pablo Porro. Incluye estos dos versos memorables:

¿Que no os agrada la que mi alma adora?
Tomad mis ojos, y miradla ahora.

(iii) Una excelente entrevista de Fabián Herrero al correntino Franco Rivero. Un lento recorrido por su formación como poeta, sus estrategias de escritura, etc. Termina con el siguiente poema:

PSYKHÉ

de chico decía para mí
por qué será
que a donde vaya yo
se traslada la vida
también me preguntaba
qué era eso de despertarme
y sentir
algo que se despierta conmigo
como dentro de mí

sentía el alma
lo supe cuando el tío Basilio
me enseñó la palabra
espíritu
y yo le pregunté qué era
y me dijo
es el alma hijo
todos la tenemos
y cómo es
como aire
dijo
como aire

entonces respiraba con miedo
cada vez que me daba cuenta
de que respiraba

tenés que tomar aire antes
de zambullirte
me decían
para tener más alma
pensaba yo
y era lindo andar
por debajo del agua
con un alma
más grande

(iv) Unos divertidísimos consejos para jóvenes aspirantes a escritores de un tal Bryan Paty. Incluye “verdades” como esta, sobre cómo comportarse en los eventos sociales relacionados con la literatura:

“Si la reunión incluye recitado de poesía, felicita a todos los colegas que reciten (no importa lo pésimos que sean). Presta atención y memoriza algunos versos. Luego, cuando te pregunten qué te pareció, di que te gustó mucho la parte que decía…, y ahí les zampas los versos que memorizaste. Saldrás del paso con esto. Por último: no rechaces el vino, por barato que sea. Irte borracho de la fiesta aminora la sensación de indignidad…”

(v) Un artículo de Alejandro Crotto sobre Ulises, el personaje homérico, y sus avatares en Dante, Tennyson y Borges.

(vi) Una reseña de María Magdalena sobre La religión Hölderlin, de Javier Galarza, libro que fue publicado pocos días después de la muerte de su autor. La reseña se convierte en seguida en un sentido homenaje.

(vii) Poemas de Gustavo F. Quintana, Julián de la Torre y Alejandro Michel.

**********

UNA HILACHA DE LO REAL (Ediciones Cartografías, 2022) de Alejandro Cesario.

“Una hilacha en lo real –dice la contratapa de César Bisso– es una incursión por las confusas zonas de la razón, donde la contemplación no significa certeza, ni tampoco la aprehensión representa el descubrimiento de la versad. Estas soledades sin remedio apenas nos permiten intuir que el poder tiene una mirada atrofiada sobre la humanidad. Por tanto, la escritura poética es la única que revela la conmoción que experimenta el creador frente a la crueldad de la vida y, por lo tanto, se niega a ser reducida a una simple comprensión racional. La única usina de valores que reconoce la labor del poeta es la que reconoce su propia historia, confundida con la historia de los otros, interpelada por el valor inobjetable de la libertad de decir y trascender a través de la palabra. No conoce otra manera de sentir y expresarse. Decir poético que conoce y siente. Y lo hace con idoneidad, apoyándose en un rango sintáctico correcto, de tono medio, sin impostaciones que podrían desvirtuar la esencia del texto. La escritura de Cesario respira honestidad”.   

Compartimos dos poemas:

RESIDENCIA PARA MAYORES 

Lar vejancón.

Nadie conoce a nadie.

Tres carcamales mojan
el bizcocho en la jícara.

Ni un mar.
Ni un cielo.

Sobre la mesa tiesto con flores

que nadie mira.

PERDIDO

Camina lelo por la gran urbe,

desmenuza su pan con las encías,

escucha las matas,
el silbido del viento

de su pueblito natal.

***********

LA PEQUEÑA COMPAÑÍA (Caleta Olivia, 2022) de Marina Mariasch.

La pequeña compañía es la antología que recoge los poemas que la escritora, periodista y docente Marina Mariasch (Buenos Aires, 1973) escribió a lo largo de veinticinco años, entre 1997 y 2022. Dispuestos en orden cronológico descendente, los poemas trazan una parábola vital donde todo parece encontrar un cauce y un ritmo: la vida cotidiana, la cocina, la Navidad, los divorcios mediáticos, el dolor, el duelo, los libros, las bibliotecas propias y ajenas, la escritura (propia y ajena) y, sobre todo, los hijos.

Compartimos un poema:

*

Buscá el dolor, no lo
esquives fue el consejo
del doctor entonces me senté
sobre las pantorrillas sobre los
empeines de los pies. Con los años
cede, con los años se des
sensibiliza y logra evadir
la confrontación con el dolor
como una lengua de abstracción
financiera que no toca
la desigualdad ni la política.
Nada reducido a un sí
ni a un no, jamás un sí o un no,
ni respuestas tajantes, la
heterogeneidad de un muestrario
de pinturas de alba un pantone
de colores tinturas de cabello
pantene hechos rulito sobre el cartón
castaño claro castaño
oscuro azabache una hilera
de personas a la hora
de buscar empleo no tiene
esos matices. Un
“panel de expertos” observó
y dijo: aquí no es
que no haya más nada, aquí
hay fuego, hay cenizas,
semillas y también barro.
pero ante todo hay un gran abismo
una fractura abierta en el
inconsciente, un lugar
abierto, indeterminado, una hebra
desconectada como alguien
que se levanta muchísimo
más temprano. Según
Lacan la verdadera enfermedad
mental del ser humano
es creerse un yo.
Aunque sea el rey
el que se cree rey
Aunque sea Jesús
el que se cree Jesús
Aunque sea Cleopatra
la que se cree Cleopatra
Aunque sea Tinelli
el que se crea Tinelli
Aunque se crea Macri
el que se cree Macri
Aunque sea Bergoglio
el que se crea Francisco
es entonces cuando ese
alguien está loco.
Puede apagarse una luz
en el corazón. Vos te creíste
el dueño del dolor
en los huesos, en la panza, la
cabeza, creíste tener
la hegemonía de la
tragedia te creíste un yo.
Todo esto sucedió hace años
en un mundo remoto
y triste no podíamos respirar ni
tocarnos y nos tomábamos
la fiebre al menos tres veces
al día. No pienso en vos
como un mal hombre
eras un hombre asustado: algo
se había vuelto blando
adentro tuyo, lo sentiste
una mañana en el medio
del pecho ahí donde empieza
el estómago, las entrañas,
sobresalía, una bestia extraña,
suave, que te comía por dentro,
una mujer, dos hijos, volver
a tener una familia. ¿Y de quién
es la culpa de que hayan
matado lo blando delante
de tus ojos? La historia
no se repara sino al estar
en otro lugar. Y en ese otro
lugar también te persigue.
O acaso no nos fuimos a una
isla para estar menos expuestos,
para no estar expuestos
permanentemente? Fue al revés.
A la hora de la siesta el animal
grande se comió al chico.
No supiste si decírmelo. Silencio.
Renuencia a hablar, a hablar
de sí, misterio. Control
de las reglas del diálogo.
No contestar no preguntar
no escuchar. Clausura se
cierra la compuerta. El río
puede hacer locuras
inundarlo todo y desaparecer
a la mañana siguiente
dejando agujeros en las
paredes de barro, cuevas
para las alimañas del agua.
Los restos quedan
en la orilla junto a los
juncales, los globitos rosados
de los caracoles. Esos días
juntamos tierra en cuchara
al costado del camino de piedra
gajos para llevar al volver
de esa abundancia agreste
a lo que habíamos construido,
dos castillos con una fosa
de cocodrilos en el medio
un río bravo, una calle
a contramano, un hospital
cada vez más difícil tender
un puente. El calor
nos aborreció y no volvimos.

*********

LAS COSAS TAL Y COMO SON (Barnacle, 2022) de Paola Escobar.

Las cosas tal y como son es el primer libro de Paola Escobar (Buenos Aires, 1971). El problema de la visión y de la percepción traza un hilo conductor que une y vertebra los distintos poemas de la colección que según señala Rodolfo Edwards en la contratapa, consiguen “percibir hasta las moléculas esparcidas por el aire… en el trajín cotidiano, armando coreografías inquietantes”.  Los animales, las plantas y el paisaje urbano se combinan y recombinan para configurar escenarios que traen a la superficie las cosas que la vista cansada olvida.  Compartimos dos poemas:

UN PERRO VIAJA EN SUBTE

no sé en cuál estación subió
va parado como nosotros
en la caja de metal que implosiona
en Diagonal Norte
se hace un ovillo
se acuesta
le hacemos lugar
para que esté cómodo
yo lo miro
vos lo mirás
ella lo mira
nos sonreímos
sin mostrar los dientes
igual que cuando vemos
a un bebé dormido
una marea de beatitud en gotas
nos salpica los labios
las comisuras se dirigen prestas
hacia las orejas

LAS COSAS TAL Y COMO SON     

 en días nublados
es posible ver las cosas
tal y como son
el árbol
es ramaje cruel
maraña de dedos muertos a sus pies
soles que dignifican
baldosas rotas
musgos alrededor
secan el verde
bajo los zapatos de los hombres
raíces como piedras
se anudan a los cordones

 

*********

 

FOTOS (Barnacle, 2022) de Judith Filc.

Momentos que podrían desvanecerse de un momento a otro componen el nuevo libro de Judith Filc.  Como señala la contratapa, sin firma: “El primer día del invierno, otra ciudad que seguirá llamándose Buenos Aires o Nueva York, un haz de luz, ciertos colores limpios y fuertes, momentos perdidos; Fotos pugna por retenerlos entre sus páginas, en un conjunto de palabras que los describan, para saber quiénes eran o qué eran y recordarlos por primera vez”.  Compartimos tres poemas:

VIRUS

Veredas vacías recorren plazas vacías.
No hay nadie en la arena
nadie en el sube y baja
nadie en las hamacas precintadas.

Por las calles circulan jirafas
rinocerontes
leopardos.

Nadie sube en ascensor.
Nadie recorre los pasillos.

Detrás de las puertas cerradas
se escucha el silencio.

INVIERNO 

La nieve cubre la tierra fría.
Sobre la nieve hay un árbol.

Un sol pálido lo ilumina.

Sus ramas despojadas se elevan
en actitud de rezo.

VIDA

El corazón late.
La sangre circula y alimenta.

Los órganos trabajan constantes.
Los cabellos encanecen.

La mirada está fija en el pasado.

**********

LA LECHE DERRAMADA (Tren instantáneo, 2022) de Patricio Rodríguez Graham.

La leche derramada –dice la contratapa, sin firma– es un hilo sonoro que se mece entre la llanura bonaerense y la ciudad, canción que homenajea el pasado con melancolía pero sin idealización, con una cadencia casi mántrica que se pega al oído del lector desde la página uno”. Compartimos dos poemas:

*

a tu galga suerte la corrés
no llegás ni a verle las patas ligeras y te vas
te vas de a poco acomodando
ensayás la costumbre perra de rodar
por la llanura discreta que se inclina
lenta a los cañaverales
a los cangrejales
al río manso no llegás no llegás
y ves como tu galga suerte se hace barro
primero
agua después

*

Viajo a la casa de los muertos
llevado por las puntas de una sábana
en chasis relucientes
dorados
en cama familiar
viajo a la casa de los muertos
entre los estallidos y la sangre
entre lágrimas
de futura intermitencia
pena luciérnaga
olvidada
viajo a la casa de mis muertos
a cumplir compromisos
asumidos

*********

 

UN PERRO NO SABE QUE TAMBIÉN PUEDE DESTRUIR (Alquimia ediciones, 2022) de Valeria Mussio.

(MB)

Lo salvaje no entiende de ternura ni dolor, no clasifica. Es una fuerza constante que lo contiene todo, que todo atraviesa a su paso –casas, cuerpos– para luego seguir su camino. No se nombra ni se pregunta por el bien y el mal, conceptos puramente humanos. Valeria Mussio, en cambio, sí se detiene minuciosamente ante las consecuencias de su paso y las describe con detalle: ¿cómo ordenamos el mundo, la génesis de lo que somos y de lo que ha quedado, cuando somos la única voz que puede contar? ¿Cuánto de humano y cuánto de salvaje hay en el cuerpo que fue atravesado por esta fuerza? Cuando no hay otro relato que el propio, ¿dónde buscamos los elementos identitarios que nos permitan nombrar y nombrarnos, y qué hacemos con ellos después, para qué nos sirven? Un perro no sabe que puede destruir reconstruye, intenta ordenar, levanta su propia narrativa sobre lo sutil, aquello que se le escapa a lo salvaje, pero que también lo define. La lealtad, la ternura, la tristeza y el duelo y la aceptación se nos presentan en poemas con en espacios cerrados, sofocantes, húmedos y colapsados, pero aun en pie.

Como un perro que muerde y lastima jugando, o que agacha la cabeza con temor por el recuerdo de un golpe cuando una mano ofrece una caricia, en la poesía de Mussio dialogan y colisionan lo salvaje y lo domesticado, la dulzura y lo brutal.

Compartimos dos poemas:

NO LO HAGAS 

                                  si prende fuego un animal
                                  correrá huyendo del dolor
sin saber que es imposible
                                  desprenderse de su propia carne que
se incendia

el animal
predido fuego
correrá

y sus pies calientes van a causar
la destrucción completa de esta casa
que existía mucho antes que nosotros
que aprendimos a hacer fuego con las manos,
                                  va
a provocar un incendio forestal incontrolable
hasta que sus miembros chamuscados se
                                  desmayen dejando
restos que descansen libres
de culpa, de juicio y de recuerdo
porque casi todas las catástrofes que
                                  conocemos
se originan en un cuerpo maltratado
que no pudo frenar con el dolor

LAIKA

cuando la nave estaba a punto de despegar te preguntaste
si de verdad alguien te amó las últimas horas que viviste
en la tierra, contrajiste tu cuerpo
pequeña de pelo rizado y con tu instinto
de lobita siberiana sabías
que lo que había allá fuera sería lo último
que habría para siempre, pero igual
sonreíste
para las cámaras soviéticas, coronada
heroína espacial del socialismo, la primera
perrita que fue astronauta y que fue cometa.
contrajiste tu cuerpo, pequeña, por el recuerdo
de las calles frías de Moscú quemando
levemente tus patitas, convencida
de que la tierra te queda chica,
la pionera y la mejor en recorrer
la forma elíptica que rodea el planeta.
quisiera pensar que en el camino de ida intentaste
comerte alguna estrella, que el calor
no apagó tu cuerpo que el miedo
fue menos que la curiosidad, pero no
el mundo es más cruel de lo que esperamos
que sea, solo nos queda encontrar
resonancias de ternura entre los astros,
qué tal si te digo
que las manchas de la luna siguen esperándote
para jugar cuando atardezca,
qué tal si pensamos
que la tierra gira alrededor del sol imitando
tu orbitar en busca de tu cola,
qué tal si imagino
que en realidad sí llegaste
y que siempre estuviste
esperando del otro lado de la puerta


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