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Algunos libros recientes (febrero 2022)

Algunos libros recientes (febrero 2022)

KATANA N° 5. A.A.V.V. Revista trimestral de poesía dirigida por Carlos Rey y realizada por Pablo Seguí, Analía Requena, Mariano Shifman, Pablo Porro y colaboradores varios.

(LV)

Un nuevo número de Katana, que sigue entrega a entrega configurando su seductora personalidad. Con atractivo diseño de Adrián Fernandez, trae, entre otras cosas, una editorial de Carlos Rey sobre los motivos por los cuales hoy no se lee poesía, una entrevista al poeta y editor Alberto Cisnero, poemas aforísticos de Alda Merini, una elogiosa y entrañable reseña sobre el último libro de Ricardo H. Herrera, poemas de Specchia, Nosotti, Pinotti, Malatesta, Margarit, Magdalena, Molina. Viene también con un excelente dossier sobre la poesía salteña, que se suma a otros ya realizados en números anteriores sobre otras provincias argentinas, y que le dan a la revista una valiosísima impronta federal.

Comparto dos poemas de la revista, que puede leerse completa de manera gratuita acá:

HOGAR (Miguel Ángel Pérez)

En el huerto pequeño
donde vive el ciruelo,
mi mujer por las tardes
mira pasar el cielo.

La gravidez pesada
me la detiene lejos
acunándole un hijo
que le empuja los huesos.

Las ramas han brotado
saliendo del invierno,
y en el huerto pequeño
donde vive el ciruelo,
otra vez estoy solo
mirando pasar el cielo.

 

PESCAR (Roberto Malatesta)

Pescar es un arduo entrenamiento del espíritu,
no es para cualquiera, los débiles,
los vacuos, los ineptos para la contemplación,
no soportan la pesca, temen que el río les hable.
Las manos del pescador resisten curtidas de chuzazos
y callos de la vida. No es para cualquiera.
El pez, salvo hambre o necesidad
extrema, es solo un pretexto.
La principal lectura del pescador es el libro del río
y el vacío en donde se derraman el agua y la luz.
Quien va a pescar lleva caña, tanza y anzuelo
y se lleva a sí mismo. Nadie bebe a Dios
sin antes deshacerse de todo lastre.
Pescar es un arduo entrenamiento del espíritu.

 

***********

PIROFANÍAS (Caleta Olivia, 2021) de Alan Ojeda.

(AC)

Los epígrafes de Daumal y Nietzsche no dejan lugar a dudas: estamos en presencia de una poesía que quiere tensar y transfigurar la vida. La intensidad de ese deseo es lo mejor de este libro, orgullosamente ajeno a las formas más actuales y transitadas de escritura.

Comparto la primera serie de seis poemas que abre el libro:

*

El que conoce de dolor conoce
lo profundo
porque para ver
hay que romper primero.

¿Cómo conocerme
sin romperme
sin estirar hasta el grito lo que soy?

¿Cómo me conocerá
el que no está dispuesto
a romperse
a sí mismo?

*

La vida provocada
la ira provocada
las lágrimas, el llanto
los gritos

Horadar la carne trémula
y cortar la paternidad del miedo:

Provocar

Hacer que lo latente nazca

*

Profano la imagen que los ampara
y gozo la desnudez que llaman alma

Destilo
la culpa que los tapa

Siembro el fuego sin consumirme
y soy el fuego:

Provoco

*

No hay tregua
en el mar, sobre el desierto
en lo extenso del dios que habla
en zarzas de fuego

No hay tregua, nunca
en el cuerpo del agua
que conquista la dureza
de las piedras

Nunca habrá tregua
tampoco
en mis palabras

*

Lámpara que no alumbra
brillo turbio:

La condena del que no se rompe

*

Tambor de tierra
golpe y golpe
primero la guerra
después el baile
Que lo pesado se desprenda
Cantos de viento
coro de ángeles
primero la guerra
después la fiesta
Que el mudo no goce
Copas de vino
sangre de santos
primero la guerra
después el arte
Que el traidor no beba
Pira de héroes
brasa y cuna
primero la guerra
después la gloria
Que los tibios
nunca la conozcan

***********

TODOS LOS PLATOS DEL MENÚ (Gog & Magog, 2021) de Ellen Bass. Edición bilingüe con traducción de Daniela Ema Aguinsky y Valentino Cappelloni

(ESG)

Nacida en Filadelfia en 1947, Ellen Bass estudió con Anne Sexton en Boston y posteriormente se radicó en Santa Cruz. Todos los platos del menú es el primer poemario de la autora traducido al castellano. Florencia Fragasso observa en la contratapa que los poemas de Bass se caracterizan por una combinación entre tono confesional, imaginación lírica y humor. Es a partir de esta tríada que Bass (que comparte más que la década de nacimiento con Sharon Olds) aborda diferente situaciones cotidianas, desde la confesión de un vecino hasta el sexo, el crecimiento de los hijos, la vida en pareja, objetos que yacen olvidados en la casa o el envejecimiento.

Compartimos dos poemas:

SI DIOS NO EXISTE

Entonces no hay nadie
que nos ame indiscriminadamente,
que gire nuestro planeta como un globo,
 que mantenga la savia —xilema y floema—
deslizándose hacia arriba y hacia abajo como la vara
de un trombón, las células que respiran a través
de las mitocondrias abarrotadas,
 sorbiendo la lluvia, comiendo la luz del sol.

La lamprea sin mandíbula aferra su boca
redonda al costado de un pez, raspa y chupa la sangre.
La pitón con mandíbula en forma de bisagra
 ingiere una gacela forrada en terciopelo.

Seda de araña, la cadena polipeptídica doblada
atrás y adelante, láminas plegadas más fuertes que el acero.
Se extienden y se enrollan, reaccionan como un amante.
¿Quién lo va a notar? ¿Quién va a observar
mientras las patas articuladas envuelven a la libélula
dando vueltas y vueltas, las alas enormes zumbando?

¿Quién se va a agachar junto al liquen mientras éste
se abre paso hacia la piedra
 para señalar su crecimiento individual y milimétrico
como un padre que va haciendo marcas de lápiz
en la parte de atrás de la puerta? Y cuando muere,
a los mil, dos mil años de edad, a esta criatura
modesta, similar a una hoja, a un arbusto, envenenada,
¿quién la va a llorar? ¿Quién va a cantar su elegía?

Las capas de hielo polar se están resquebrajando.
Los pueblos de continentes enteros colapsan, los virus brotan
de las superficies agraciadas y complejas de las células T,
reuniendo y acumulándose en rizos y valles intrincados.
No podemos encontrar ni un solo Carpintero Real
o un lobo de Tasmania.
Las lluvias radioactivas rodean el planeta.

Tiene que haber algo que ames: los árboles de cerezo
en Storrow Drive que estallan en flor mientras pasás,
cada árbol soltando sus capullos pálidos
como fuegos artificiales de color pastel.
O volver en auto desde Poipu Beach, los chicos desplomados
encima tuyo,
mientras la luna brilla a través de mil palmeras.

Cuando los pinzones engullen y cantan a lo loco
en los últimos perales de noviembre, cuando canta Pavarotti,
o una madre le canta a su bebé, I can’t give you anything but love,
mientras camina por la alfombra manchada del pasillo,
cuando ella se tira otra vez en la cama
y su nuevo amante reúne sus partes
como si fuera un panal de miel, alguien
tiene que prestar atención. Abrí tu ventana.
Escuchá, escuchalos, y mirá.

IF THERE IS NO GOD

Then there’s no one
to love us indiscriminately,
to twirl our planet like a globe, to keep the sap—
xylem and phloem—gliding up and down like the slide
of a trombone, the cells breathing through teeming mitochondria
slurping rain, eating sunlight. 

The jawless lamprey clamps its round
mouth on the flank of a fish, rasping and sucking blood.
The hinged-jaw python ingests a velvet-cloaked gazelle. 

Spider silk, the polypeptide chain folded
back and forth, pleated sheets stronger than steel.
They stretch and coil, responding like a lover.
Who will notice? Who will watch
while the articulate legs wrap the dragonfly
round and round, huge wings whirring? 

Who will crouch beside the lichen as it wheedles into rock,
mark its single millimeter’s growth like a father penciling tracks
up the back of the door? And when it dies
a thousand, Iwo thousand years old, this modest
leaf-like, shrub-like creature, poisoned,
who will rnourn? Who will chant its elegy?

The polar ice caps are cracking up.
The people of whole continents collapsing—viruses bud
continuously from the graceful, convoluted surfaces of T cells
gathering and heaping in intricate curls and valleys.
We cannot find a single ivory-billed woodpecker
or Tasmanian wolf.
Radioactive fallout circles the planet. 

There must be something you love: the cherry trees
on Storrow Drive bursting into bloom as you pass,
each tree releasing its pale buds like pastel fireworks.
Or driving back from Poipu Beach, the children slumped against you,
the moon flashing through the thousand palms. 

When finches go crazy gorging and singing
in the last of the November pears, when Pavarotti sings,
or a mother sings to her baby, I can’t give you anything but love,
walking the stained carpet of the hallway,
when she falls back into bed and her new lover gathers
her up like honeycomb, someone
must pay attention. Open your window.
Listen, listen to them, and behold.

 

PARA MI HIJA EN SU CUMPLEAÑOS NÚMERO VEINTIUNO

Cuando te acostaron en la curva
de mis  brazos como un ramo de flores y miré
dentro de tus ojos, pedacitos oscuros de cielo nocturno,
pensé, obvio que esta sos vos,
como una persona que nunca vio el mar
 lo puede reconocer al instante.

Te sacaron de mí como un corcho
y todo el amor rebalsó. Te adoré
con la pasión derrochada de la primavera
que dispara verde por cada poro.

Vos me excavaste como un pozo de agua. Prendiste
la madera muerta de mi corazón. Me clavaste
a la tierra con las puntas de las estrellas.

Estaba segura de que ese tipo de amor iba a ser
suficiente. Pensé que yo era tu madre.
Cómo iba a saber que una y otra vez
ibas a rajar el cielo como un relámpago,
iluminando todos mis miedos, mis debilidades, mis pecados.

Es enorme la carga que esta carne
debe aprender a soportar, como las mulas del amor.

FOR MY DAUGHTER ON HER TWENTY-FIRST BIRTHDAY

When they laid you in the crook
of my arms like a bouquet and I looked
into your eyes, dark bits of evening sky,
I thought, of course this is you,
like a person who has never seen the sea
can recognize it instantly. 

They pulled you from me like a cork
and all the love flowed out. I adored you
with the squandering passion of spring
that shoots green from every pore. 

You dug me out like a well. You lit
the deadwood of my heart. You pinned me
to the earth with the points of stars.

I was sure that kind of love would be
enough. I thought I was your mother.
How could I have known that over and over
you would crack the sky like lightning,
illuminating all my fears, my weaknesses, my sins. 

Massive the burden this flesh
must learn to bear, like mules of love.

***********

NUEVAS NOTAS SOBRE POESÍA (Ediciones La carta de Oliver, 2021) de Santiago Espel.

Un libro auténtico, que continúa las primeras Notas sobre poesía que Santiago Espel publicara en 2013. El libro es comprometido, lúdico, y sobre todo íntimo. La reflexión muy personal de alguien que evidentemente encuentra en la poesía su manera de habitar el mundo.

Compartimos algunos fragmentos:

No es con las palabras, sino en las palabras, y más aún, sin las palabras.

*

Como si se tratara de una fruta exótica, no sabemos qué es la poesía, pero de alguna manera entrañable y misteriosa conocemos y experimentamos el beneficio que nos provoca.

*

La poesía siempre será un medio, jamás un fin. Quien no lo entienda, aún no ha comenzado.

*

Voy hace muchos años a los mismos bares de barrio, a los pocos que han sobrevivido a los cierres o a las siniestras remodelaciones de rigor. Leo, escribo algo, y miro por las ventanas. Dejo siempre una bellota de propina.

*

Cualquiera escribe un libro de poemas. Pero no cualquiera escribe un libro de poemas.

*

Actividad estrafalaria: como cualquier otra, como ninguna otra.

 

***********

MOLINO ROJO / ESTRELLA DE LA MAÑANA (Editorial Serapis, 2017) de Jacobo Fijman. Prólogo de Pablo Warner.

(AC)

El libro no es una novedad, pero no lo conocía y siempre es bueno releer a Fijman, un poeta indudable. El volumen trae el primero y el tercer y último libro de los publicados por Fijman (falta el del medio, Hecho de estampas, sin que se explique muy bien por qué). El prólogo de Pablo Werner es claro y apasionado. Otro motivo para incluir el libro en esta seccion es que es que podría ser que alguien que todavía no leyó a Fijman esté ahora leyendo estas líneas, y es importante que sepa que se está perdiendo de algo importante.

Comparto un poema:

 

I

Los ojos mueren en la alegría de la visión desnuda de carne y de palabra,
en la tierra desnuda y en el cielo desnudo,
en el día desnudo y en la noche desnuda bajo los cielos todo crecidos.

Es demasiado bella la noche de oro de muros y banderas luminosas.
Corremos en la noche de plata bajo la noche de oro.

Tierra desnuda, tierra perfecta, cielo desnudo, cielo perfecto.

Voces desnudas de la voz eterna.
En la noche de oro nos llaman las campanas,
y oímos el vuelo de las palomas desde la noche de plata bajo la noche de oro.

 

***********

POESÍA REUNIDA (Evaristo Editorial, 2021) de Gabriel Mwènè Okoundji. Edición bilingüe con traducción de Leandro Calle.

Figura central de la poesía francófona contemporánea, Okoubdji nació en 1962 en la República del Congo. Pertenece al pueblo bantú y su poesía es un cruce entre la tradición ancestral a la que pertenece y su posterior educación occidental. Una gran oportunidad para asomarse a la poesía africana en lengua francesa.

Compartimos uno de los poemas:

PLEGARIA A LOS ANCESTROS

I

Despierten, luciérnagas de mi infancia
valoré mal las turbulencias de mi magro destino
no crean esta locura que cubre mi rostro y mis pies
no es de ella, ni de su matriz que yo he nacido

Perdónenme todas esas infieles esperas
no tengo patria donde grabar mis alegrías
y mi razón, día tras día se encierra lentamente
en la arena de la incoherencia de mis rutas

II

Ancestros, el sol descendió en la colina de la palabra de ustedes
de mis dos manos y del eco de mi voz, les ruego
les ruego con todas las lágrimas en nombre de Alima
díganme la etnia del valle en donde se cosecha la sabiduría

Estrellas, ustedes que abrigan a mis ancestros en el segundo horizonte
levanten mi voz, levanten el hambre de mi mirada
y que crezca en mí la entera esperanza de una visión
mas allá de los vapores del cielo, del del frío y del viento de los océanos

III

¡Memoria, oh memoria! ¡cómo envejeció el tiempo en mis arrugas!
de un cielo a otro, mis recuerdos se cubren de vejez
está oscuro, la noche como un río que fluye ha ganado al día
y las tinieblas llevan en sus olas los sueños de mi juventud

Éramos cinco y cinco, hijos e hijos, hombres entre los hombres
Nicolás cantaba, y la alegría subía para ennoblecer el color del sol
éramos el viento de la mañana que bate sus alas en el horizonte
¡memoria, oh memoria! ¡desde ahora está abolido aquello que fue el hombre!

IV

Mujeres con el vientre maltrecho, ustedes madres, ustedes tías, Ampli y Ndzama,
mírenme, vuestro hijo cae con los pies desnudos, enceguecido por el crepúsculo
mis ojos observan el olvido frente al vacío de los cielos mudos de errancia
denle a mi canto los favores de una danza con el aliento de mi niñez

Ustedes, abuelas, hembras escarnecidas, mujeres honorables, díganme
¿dónde están esos niños soñadores del lejano paraío de Okondo
aquellos que danzaban con el trance de las risas ofreciendo sus
voces a los ancestros?
díganme, mi cerebro sin gloria pide la luz de sus palabras 

V

Majestuosa tierra de Mpana con barcos cargados de color
tierra nacida de la herida profunda de un corazón traicionado
tierra de cenizas, territorio de relámpagos inmensos
¿qué es lo que han hecho del aliento Tégué de tus maestros del fetiche?

Tierra de desgracia, la miseria del hombre es ciega
los Mwènè anuncian el destino en los más oculto de las almas
el destino todo silencioso está a la sombra de los ruidos de la noche
pero he aquí que la sabana ha perdido el rostro de la pantera

VI

Noche de alerta, noche de desgracia, cielo sombrío, cielo cubierto
todo se va, todo perece en la inquietud: ¡Ayéssa acaba de morir!
ningún grito, ningún ruido, y sobre su nombre, ¡un remordimiento eterno!
ancestros, los invoco, ¿en dónde está el camino del viviente en esta vida?
Ayéssa yo te nombro porque tu nombre es el símbolo de la sabiduría
la flor de tus sueños se dirigen hacia el silencio, Ngayama te llama
Obouronto y Lendzama te buscan con el espíritu que no busca
y el silencio del cosmos en tu tumba crece como una hierba de soledad

VII

Ellas llegaron de Baya, de Yaba, de Dzouama, de Ayandza, de Tsongo
esas plañideras que ofrecían sus lágrimas a toda la región de Mpana
a la espera de que un día la voz reunida del número de sus hijos enterrados
volviera a visitar a todos aquellos del pueblo de Okondo que fueron perfectamente amados

Vendrá la lluvia, caerá sobre nuestras heridas e inundará la plegaria de nuestro llanto
la luna en el cielo danzará en nuestro nombre , en la ola de una esperanza efímera
nuestros corazones rotos entre los corazones extraviados danzarán en el fuego de la vida
nuestros corazones danzarán en el ardor de la tristeza en los caminos del dolor.

VIII

Ancestros-raíces en la franja inmensa del lejano Yaba-Mbéti
su mirada es horizonte de luz perpetua que revela la existencia
su sabiduría es sin descanso por la memoria de mamá Épouki
abran con honor su espacio a las espaldas solitarias de Kélonangako

Sean indulgentes, iluminen el sendero, ahí es donde la penumbra permanece
sus palabras, en este día, nombran el canto de la espera que lleva a la espera
no exijan juramento a favor del enigma por sus hijos
ancestros, hagan que, desde ahora, la noche sea transparente en la hora de las tinieblas.
salgo al patio para despejarme un poco.
Las paredes son demasiado elevadas y
no dejan espiar más que hacia arriba.

Alzo la mirada al cielo,
buscando una referencia de expansión,
pero el cielo está demasiado bajo y cargado y
esconde su cifra infinita.

Apago la luz del patio y me meto en casa
diciéndome que no hay nada interesante para ver.
Me sirvo un vaso de agua y, antes de volver al estudio,
me asomo por la puerta para otear una última vez el cielo.

En la oscuridad me siento otra vez bajo un cielo infinito.

 

***********

EL DESENCANTO (Ediciones en Danza, 2021) de Roxana Artal.

Es el primer libro de Roxana Artal. Su poesía se abre en un cruce extraño. Por un lado se suceden poemas de una poesía parca, medular. Por otro, acá y allá se recortan contra ese fondo destellos de una extraña imaginación.

Compartimos algunos poemas:

*

En el eco de una revelación
el sol entibia un dolor
que cuelga de la tarde.

Sordo mi cuerpo se cierra
a su estética de otoño
fúnebre melancolía
gesto de la distancia
relámpago, anacronía.

Todavía quema.

*

Rota la voz
rotas las palabras
huérfanas naufragan
en la huella imposible:

son las tantas maneras
de haber nacido afuera.

*

Al alba descubrí
un manantial de estrellas
y me convertí en piedra.

En estas pupilas blancas se refleja el viento.

*

Hay un filo hondo
encendiéndose lento
en el paladar del verano.

Dulce certeza
la del rocío
en mi boca.

***********

EL PARASIMPÁTICO (Club Editor, 2021) de Edgardo Dobry.

Sexto libro de Edgrado Dobry, poeta rosarino radicado hace varios años en Barcelona. Tras un soneto irónico que actúa como prólogo, el libro se divide en tres partes. En primer lugar, poemas agrupados bajo el título “Peso neto”, y en segundo los agrupados bajo el título “Como todo”. Son poemas que nacen de una anécdota, de un recuerdo, de la nostalgia por la Argentina, de la vida cotidiana, de la vida académica. La tercera parte, “El réquiem”, es una larga elegía escrita “in memoriam J.B, psicoanalista argentino radicado en Barcelona desde 1976 hasta su muerte en 2017”. La elegía es entrañable, excelente, y compartimos su comienzo con la recomendación de conseguirla para leerla entera:

Decías “estoy de un excelente humor”
y enumerabas todo lo que ibas a hacer
el resto del día: incluyendo la hora

en que pensabas ir a comprar pan.
Comprar pan no podía ser un pequeño asunto
si pan con algo era tu plato favorito.

(“La miga es mi enemiga” fue,
si mi cronología tienen ciencia, la primera
de ls blandas leyes promulgadas por N.)

“Tengo un alto concepto de mí mismo”,
y era porque tus abuelos te criaron
como a hijo único. ¿Por eso dabas

propina a las empleadas de la panadería
que sabían en qué punto de cocción querías
las baguettes y te llamaban por tu nombre?

(…)

**********

EL POETA Y EL BUEY (Caleta Olivia, 2021) de Lucas Soares.

Después de La Médium (Mansalva, 2019), Lucas Soares presenta su noveno libro de poemas, en el cual, cosa poco frecuente en la poesía argentina, abunda el humor: los poemas funcionan en serie y, a partir de variaciones entre las figuras de “el poeta” y “el buey”, llevan al absurdo, con una sonrisa de fondo, las búsquedas de la filosofía y de la poesía. Para entrar en esa dimensión del libro es necesario leer sin pretensiones ni solemnidad:

 

las cosas se dicen
juntas

un poeta cruza la calle
un buey atropella a un poeta

o se dicen solas

poeta
cruza
calle
buey
atropella

 

Leer estos poemas en grupo y en voz alta es una gran experiencia, donde se desdibujan los límites de la filosofía y la comedia: “un poeta es un poeta y un buey es un buey”.

Compartimos algunos poemas:

*

poeta
calle
cruzar
atropellado
buey

ninguna de estas cosas
es verdadera o falsa
por sí sola

*

no hay contrario
de un poeta
aunque él sea capaz
de albergar contrarios

*

no hay contrario
de un buey
aunque él sea capaz
de albergar contrarios
cuando se debate entre
atropellar y no atropellar
a un poeta

***********

ORO EN LA LEJANÍA (Gog & Magog, 2021) de Alicia Genovese.

(PB)

Oro en la lejanía (Gog & Magog, 2021) es el nuevo libro de poesía de Alicia Genovese que se suma a su extensa obra de poesía y ensayo. El poemario está organizado en un índice que emula una obra de teatro: con “actos principales” e “intervalos” de poemas narrativos y extensos.

Los “actos”, por llamarlos de algún modo, aunque ella no los llama así son: “Migraciones”, “El oído interior” y “Demoras”. Los intervalos, nombrados de ese modo por la propia poeta, son extensos poemas que trabajan ciertas figuras de transmisión, por así decirlo: Hermes y Mercurio, la maestra zen y las herramientas. El libro cierra con un archivo de recortes periodísticos sobre migrantes y sobre diferentes tipos de vinculación con el agua. Además, incluye fotos tomadas por la propia autora.

Martín Rodriguez escribe una excelente contratapa a la que es difícil agregar palabras: “Cuando parece que hay demasiadas palabras en el mundo, encontrás Oro en la lejanía y encontrás demasiado mundo en las palabras. Un libro de velocidades: los viajes, los naufragios de migrantes, las heroínas del rescate mediterráneo, las detenciones arbitrarias en aeropuertos, los escapes de la poeta al Delta, las visitas de un pájaro tacuarita mientras escribe, y de nuevo, las barcas en la noche con su tarea bíblica (salir de Egipto), pero el mundo se detuvo un día. Detuvo el bien y el mal, el turismo y las migraciones. Y llega la quietud, la fijeza del gato en el techo que mira al halcón que mira a las palomas. La fijeza. El mundo tiembla y recuerda nuestra naturaleza fugitiva, la realeza del pathos qué ofrece “un muchacho en el muelle contiguo”, cuando “se desviste”, y se saca su “camisa de trabajo”, “la coreografía de vuelos” de su baño en el río, el “tai chi en el agua”, “un ala de garza” o los brazos que extiende “como un biguá”. Pinceladas en los versos de Alicia pintan lo que la naturaleza pinta en nosotros…”

Comparto dos poemas:

LAS MULAS

La mujer que vive con sus bolsas
en la esquina del barrio.
La que escapa y sigue
andando en círculos.
La chica en la estación de trenes
cubierta con una frazada
junto a su hija. Ellas,
tantas veces yo,
cuando la misma diaria contractura
atenazaba los omóplatos,
cuando uno a uno se cortaban
los arneses de la alegría.
En la carga de deberes
en la carga del ausente
de lo poco que se tiene,
mujeres mulas
como las que trasladan sustancias.
La que quiso alcanzar el avión hacia Madrid
con unos atados de papel de aluminio.
La que empujaba el carrito en la frontera
con los paquetes para el dealer.
La que lo hacía por única vez
o una vez más, la última
tomada por la furia o la necesidad.
Una llama en la boca
un carbón en la espalda
una ternura desdibujada.
Este territorio árido
por nombrar, de donde huir en busca de una roca mansa,
una orilla
o el tesoro intuido
de la pequeña criatura viviente que repta hacia el océano.

 

EXTRANJERA

Ser extranjera
llevara una raíz expuesta, una raíz aérea.
Recibir el alimento
en esa suspensión.
Ser extranjera
como un clavel del aire.

**********

NADIE DUERME DE VERDAD AQUÍ (Caleta Olivia, 2021) de Verónica Pérez Arango.

(PB)

38 poemas dedicados a su padre, 38 poemas para hacerse compañía, 38 poemas para despedirse. ¿Son poemas? Una prosa poética que también podría ser un carta, un cuento, un solo texto partido en fragmentos que nos dan tiempo para reencontrarnos con lo que para la poeta fue un momento bisagra. A todos ya nos han spoileado el final del viaje, probemos este camino que logró escribir la poeta: “Fallas y los errores no paran de multiplicarse”.

*

El olor a aceitunas verdes me llega punzante desde la bolsa con pis que cuelga de tu cintura. La bolsa de plástico está siempre caliente porque es una vejiga portátil. Nadie puede sacar el olor a los fluidos que hay en las clínicas y hospitales. Por más que hombres y mujeres laven y laven con lavandina los pisos y las paredes, o tapen con perfumes el movimiento interno de los órganos, los cuerpos siguen largando su rocío, inundando las camas, el piso, los pasillos.

*

Soy una desconocida para vos. Y vos lo sos para mí. Ahora nos une la misma forma opaca.

 


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