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Anne Carson – El viejo cárdigan azul de papá

En el marco de los festejos por el Día Mundial de la Poesía el pasado 21 de marzo, cada miembro del staff de Hablar de Poesía eligió un poema para compartir.

Acá el que eligió Eugenia Santana Goitia, con un mínimo marco:

La consigna original, formulada por nuestro director en una reunión presencial (la primera en mucho tiempo), fue “compartir nuestros poemas preferidos”. Yo no sabía (y no sé) si podía elegir uno solo. Pensé, entonces, en los poemas que rondaron por mi cabeza todos estos días, mientras intento hacer sentido de una experiencia única y universal a la vez: la muerte de mi padre. Mientras en diferentes lugares se multiplicaban los tributos y recuerdos de papá (amigos, artículos en los diarios –porque era un hombre de la cultura–, fotos en redes sociales diversas), pensé en “Father’s Old Blue Cardigan”, un poema que Anne Carson publicó en The New Yorker en 1997.

Pensé en ese poema porque tenemos dos cosas en común: un padre enfermo con alguna forma de demencia senil y un padre que tiene un cárdigan de color azul. El de papá era de lana y de pelo de conejo: un regalo de su mujer. Le gustaba tanto que siguió usándolo incluso cuando se le hizo un agujero considerable en un codo y se destiñó un poco. Pensé, también, que lo que más me sorprende cuando miro fotos viejas es el cambio en la mirada de papá: siempre por detrás hay un sobresalto, el susto de quien ya no puede orientarse como antes.

Pido perdón por el giro exclusivamente confesional de esta introducción: lo que me interesa no es hacer un comentario formal, sino más bien subrayar un momento en el que leer y traducir poesía también es parte de hacer un duelo.

EL VIEJO CÁRDIGAN AZUL DE PAPÁ (ANNE CARSON)

Ahora cuelga del respaldo de la silla de la cocina
en la que siempre me siento, como colgaba
del respaldo de su silla de la cocina en la que siempre se sentaba.

Me lo pongo siempre que entro,
como él, sacudiendo
las botas para limpiar la nieve.

Me lo pongo y me siento en la oscuridad.
Él no haría esto.
Esquirlas de frialdad caen de la luna, un hueso en el cielo.

Sus leyes eran secretas.
Pero recuerdo el momento en el que supe
que estaba perdiendo el juicio dentro de sus leyes.

Cuando llegué, esperaba en la curva de la entrada.
Tenía puesto el cárdigan azul con los botones abrochados hasta arriba.
No fue sólo que era una tarde calurosa de julio

fue su mirada;
parecía un niñito al que una tía había vestido temprano
antes de un largo viaje

en trenes fríos y andenes ventosos
sentado muy derecho en su butaca
mientras las sombras como largos dedos

arriba de los almiares que pasan
lo siguen sorprendiendo
porque viaja al revés.

FATHER’S OLD BLUE CARDIGAN // Now it hangs on the back of the kitchen chair / where I always sit, as it did / on the back of the kitchen chair where he always sat. // I put it on whenever I come in, / as he did, stamping/ the snow from his boots .// I put it on and sit in the dark ./ He would not have done this. / Coldness comes paring down from the moonbone in the sky .// His laws were a secret. / But I remember the moment at which I knew / he was going mad inside his laws. // He was standing at the turn of the driveway when I arrived. / He had on the blue cardigan with the buttons done up all the way to the top. / Not only because it was a hot July afternoon // but the look on his face — / as a small child who has been dressed by some aunt early in the morning / for a long trip // on cold trains and windy platforms / will sit very straight at the edge of his seat / while the shadows like long fingers // over the haystacks that sweep past / keep shocking him/because he is riding backwards.

 


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