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Algunos libros recientes (junio 2020)

Algunos libros recientes (junio 2020)

OBRA COMPLETA (Ediciones UNL & EDUNER, 2020) de Juan L. Ortiz.   

Una muy esperada nueva edición de la poesía completa de uno de los poetas indudables de la Argentina. La obra consta de dos volúmenes, muy cuidadosamente editados y presentados gracias al esfuerzo de los departamentos editoriales de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad Nacional de Entre Ríos. En el primero, En el aura del sauce, precedida por una lectura de la española Olvido García Valdez y una introducción de Sergio Delgado, viene la poesía completa de Ortiz: casi cincuenta años de sostenido ejercicio de la poesía. El segundo volumen, Hojillas, que es el que trae mayores novedades respecto a las ediciones anteriores, está conformado por los poemas no recogidos en libro (excelente oportunidad para espiar al joven poeta afinando su voz en sonetos y muchos poemas donde va creciendo lo más propio de su mirada y su poesía), una excelente cronología & biografía, un apartado de notas sobre los poemas del primer volumen, y una serie de ensayos de distinto tipo sobre la poesía y la figura de Juanele. Prepararemos en los próximos días una entrada particular y más extensa sobre este valiosísimo libro, y mientras tanto compartimos dos poemas; uno muy conocido y uno de los no recogidos en libro que vienen en el segundo volumen:

 

AH, MIS AMIGOS, HABLÁIS DE RIMAS…

Ah, mis amigos, habláis de rimas
y habláis finamente de los crecimientos libres…
en la seda fantástica os dan las hadas de los leños
con sus suplicios de tísicas
sobresaltadas
de alas…

Pero habéis pensado
que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida,
desnudo casi bajo las agujas del cielo?

Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo
del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde “la división”,
despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus juegos
con el pan que él amasa y que debe recibir a veces
en un insulto de piedra?
Habéis pensado, mis amigos,
que es una red de sangre la que os salva del vacío,
en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire,
de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio,
a no ser una escritura de vidrio?

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra,
y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto…
Y sé que a veces halláis la melodía más difícil
que duerme en aquellos que mueren de silencio,
corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento…

Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía
igual que en un capullo…
No olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor…

 

MAÑANA

Paz verde e infinita, esmaltada y azul
hacia las lejanías en el dulce calor.

El aire transparente y brillante palpita
en sutiles relámpagos de fugaces cristales.

Mariposas en el alfalfar cercano
de fluido temblor, con manchas amatistas.

Árboles quietos. Cantan las chicharras y trema
como en lírica fiebre la mañana estival.

 

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ALBERTINE – RUTINA DE EJERCICIOS (Vaso Roto, 2015) de Anne CarsonEdición bilingüe, traducción de Jorge Esquinca.

Si bien el libro ya tiene algunos años, es una referencia obligada al repasar qué puede encontrarse en librerías argentinas de Anne Carson, recientemente galardonada con el premio Príncipe de Asturias a las Letras. Sin ser exactamente un libro de poesía (más bien sería una forma muy libre y personal del ensayo), el libro se detiene a lo largo de 59 fragmentos y algunos apéndices en Albertine, uno de los personajes femeninos centrales de En busca del tiempo perdido, de Proust. Compartimos algunos de los primeros fragmentos:

 

1.

El nombre de Albertine no es un nombre común para una muchacha en Francia, aunque Albert se usa con frecuencia para un muchacho.

2.

El nombre de Albertine aparece 2.363 veces en la novela de Proust, más que cualquier otro personaje.

3.

Albertine está presente o se la menciona en 807 páginas de la novela de Proust.

4.

Durante un buen 19% de estas páginas está dormida.

8.

Los problemas de Albertine son (desde el punto de vista del narrador)

(a) mentir
(b) lesbianismo

Y (desde el punto de vista de Albertine)

(a) estar prisionera en la casa del narrador.

32.

Los ojos de Albertine son azules y pícaros. Su cabello es rizado como negras violetas.

 

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QUIÉN NO LE TIRÓ UNA PIEDRITA AL MUNDO – POEMAS 1988-2018 (Alción Editora, 2020) de Fabián Herrero.

Una antología que recorre treinta años de ejercicio poético del santafecino Fabián Herrero. El recorrido permite vislumbrar una poética que crecientemente se concentra más en la realidad inmediata cuando es transfigurada por la poesía. No deja la realidad de ser ella misma cuando sucede esa transfiguración, pero es como si se cargara de resonancias y pliegues que antes pasaban inadvertidos.

Compartimos tres poemas:

EN ESTAS CALLES

Recorro la noche de mis días encendiendo la luz de alguna luna.
Miro largamente las nubes pasar sobre el rostro del tiempo.
Siento la brisa que amorosamente también envuelve
los árboles. Contra el azul atardecer miro tu risa como parte
de rápidos encuentros, flotando, ya, en la memoria de todo
el oro de las dichas, mientras aún sueño
con beber la vida a grandes cucharadas.

 

LA PIEDRITA

Quién no caminó
con ilusión y encontró
su piedrita.

Quién no quiso poner su cabeza debajo
de todo, incluso
más abajo
de la tierra.

Quién no le tiró una piedrita al mundo.

 

SOL Y CIGARRILLOS

                                Para Jacobo Fijman

Soles, cigarrillos para los pequeños viajeros
de lo innombrable, sentados
a los pies de las escaleras
del cielo y de la dulcísima
catedral del viento.

 

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lA FELICIDAD NO ES UN LUGAR (Santos Locos, 2020) de Gustavo Yuste.

Quinto libro de poemas de Gustavo Yuste (Buenos Aires, 1992), uno de los mejores continuadores de ciertas líneas de la llamada generación del 90: una mirada fría, directa y objetivista sobre lo cotidiano, pero que deja entrever una sensibilidad alerta.

Compartimos tres poemas:

SIESTA

Tirados en la cama,
uno al lado del otro,
sin que nos importe ese vaso de agua
llenándose de burbujas en la mesa de luz.

Poco a poco
todos nuestros planes
parecen ir perdiendo importancia
hasta cancelarse definitivamente
y extender esta paz
el mayor tiempo posible.

Si alguien nos pudiera ver,
pensaría que nunca probamos
eso de dudar
o arrepentirse.

 

UNA RAMBLA EN MONTEVIDEO

Apostar por las formas silenciosas
también tiene que ver con el amor.

Ahora volvemos a casa
con la certeza de que podríamos
habernos quedado horas así,
los dos sentados mirando el río
hasta lograr comprender
que existen algunas cosas
mucho más grandes que nosotros
que también se mueven
en contra de su voluntad.

 

CONFUSIONES

Una familia que no es la tuya
saluda con sonrisas
al micro en el que te vas.
Por un efecto de cámara,
en algún momento pensaste
que ese cariño era para vos.
Después de todo, no es la primera vez
que sentiste cosas importantes
por una confusión.

Afuera, con el micro ya andando,
la ruta parece siempre la misma,
pero no lo es.

 

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AMULETO (Kintsugi Editora, 2019) de Roxana Molinelli.

“La poesía es un ejercicio paciente y humilde de empatía –escribe Claudia Masin en la contratapa–. El yo cede su lugar al otro, a la otra. Y esos otros, esas otras, son objetos, seres animados e inanimados, que por obra del cuidado y la calidez de las palabras que los tocan, se abren, se revelan. Alguna vez, Clarice Lispector escribió acerca de la humildad como técnica. Dijo: sólo aproximándose con humildad a la cosa es que ella no escapa totalmente. Y es a través de ese acercamiento delicadísimo y falto de pretensiones que Molinelli logra el milagro: que sus criaturas –evanescentes y ariscas– hablen. Y sus criaturas son un aljibe, una serpiente, una raíz, una estrella, una barca, la maleza. Es capaz de hacerlas hablar porque no las convierte en una mera metáfora del yo, no es él yo quién habla a través de ellas, el yo se difumina, se vela, desaparece. Entonces la voz de las cosas calladas, siempre tapada por el ruido del mundo, por nuestro propio confuso balbuceo, es llamada. Es llamada y viene. Y suena límpida, suena clara, suena precisa y bella. Poemas pequeños y poderosos, como amuletos, como piedras que se llevan cerca del cuerpo, encima del cuerpo, para no olvidar de dónde venimos, para seguir teniendo una casa, una tierra que no pueda ser perdida, a la que siempre sea posible el regreso”.

Compartimos dos poemas:

 

EL GRAN ÁRBOL LAMENTA

No es fácil hacer bonsáis
de baobabs, lo sé.
Quisiera ser bonsái
pero no puedo
crezco abrupto sin remedio, mi corazón
es un planeta de minuto
conquistado
por raíces salvajes.

 

COMO DECIMOS LAS FLORES ADORNADOS CON UNA SOLA HILERA DE PÉTALOS

Todavía tenemos que construir
una distancia con las cosas,
sobre todo a este otoño
le cuesta el repliegue
de flor silvestre pasando inadvertida.
¿Cómo aceptar los amarillos que se suceden en la pérdida
la flor latente
en la distancia de las cosas?

 

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LA NIÑA BAJO LA CAMA (Editorial Barnacle, 2020) de Laura Macor.

“Laura Macor no sólo se preocupó por la continua dilación del azul –dice la contratapa, sin firma– y no sólo barrió delante de su puerta para luego dejar escrito “La niña bajo la cama”; eligió su propia aventura: alegar qué sueña por dentro y alegar la causa del canto con las propias palabras (“encontrar/ vida creciendo entre cascotes/ a pesar de conocer/ la lluvia/ y sus modos ausentes”). En los poemas presenta el misterio, la emoción y la común suerte de toda vida; e intuye que alguna vez han de quedar lejos, pequeños y silenciosos en el libro de la fantasía quienes accedan a descifrarlos (“soñó como si fuera verdad”).Porque la poesía, que es siempre enigmática pero que no está más allá de cualquier conjetura o recuerdo, incesantemente rearma estereotipos, mitos e imágenes, perfumes, colores y sonidos que se responden entre sí, nunca demasiado viejos, demasiado solitarios, ni demasiado tristes, empeñados, acaso desde hace demasiado tiempo, en hacernos volver a una casa, romper un anhelo o sorprendernos con una epifanía significativa (“y por la mañana/ cada parte de todo/ es sólo un plástico/ que tiro a la basura”)”.

Compartimos un poema:

 

MOVIMIENTOS CONOCIDOS

                                            En adelante, podría llamar a cualquier
                                            cosa por el nombre que inventaste

                                                                   La pasión según G.H.
                                                                   Clarice Lispector

El compromiso
de ya no ser,
excede mis sueños
que poco te piden.

Rota, lista
casi célebre
miro tu rostro perderse
entre los marcos de la puerta,
donde no está tu mano.

Solo queda
un recoveco oscuro
de sombra arrebatada.

Un dolor exagerado.

        Cerramos la puerta
        y ahogados de palabras
        morimos
        como peces
        con una expresión
        de dolor
        sutil
        pero sin miedo.

Callamos
con los ojos abiertos
de mirar
lo que ya es
irremediablemente suficiente.

El latido muerto de unos pies
que no se atrevieron
a pisar el pasto

 

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 TODA ESTA DISTANCIA (Ediciones Continente, 2020) de Paola Soto.

“Paola Soto sabe lo que hace y como conseguirlo –dice Benjamín Prado en la contratapa–, tiene cosas que decir y sabe contarlas. Sus versos poseen una suerte de perfección de aires leves, no dejan nada al azar sino que obedecen a una meditación y algunos trucos los llenan de magia, como en cierre sentencioso, contundente, que suena bien porque en la poesía los portazos tienen su música, cuando se sabe darlos. Nos habla de la pérdida y la distancia; se autorretrata con la melancolía de alguien cuyo cuerpo “cuando está triste duele/cuando sonríe duele igual” y que sabe que esté donde esté una persona abandonada, ese sitio va a ser un espacio en blanco. Para quien se ha quedado sola el problema no es que todo se detenga, sino que siga girando. Paola escribe sobre la tristeza y sobre el tanto por ciento de rabia qué conlleva; nos recuerda que pocas cosas son tan peligrosas como las que te destruyen sin tocarte y también que quien no se rinde y lucha, no puede volver de ese más allá interior qué es la nostalgia. Un buen libro es precisamente eso, un espejo al que otros se acercan a mirarse, a ver cómo son, fueron o querrían ser, dependiendo de los casos. Toda esta distancia les va a decir la verdad.”

Compartimos dos poemas:

UN SEGUNDO DE LUZ

Tengo ganas de un choque frontal
un segundo de luz.
Me gusta lo que no puedo mantener,
por eso estoy aquí:
mirando el peligro de los espacios vacíos
en las mesas de dos,
para distraerme a propósito
en medio de la herida
y olvidarme del golpe
antes del dolor.

 

DUDA Y ACIERTO

Para qué sirve el tiempo
si el verano
el mar
el pasado
quedan lejos.

Qué se espera de la mitad de las historias
qué se hace en mi desierto que pretende población.

Me vuelvo una masa flexible:
tú en un extremo
mi casa en el otro
y mientras me estiró nadie me habita.
Lejos, tan lejos,
que ya no sé si algo estuvo cerca.

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MAURITANIA ES UN PAÍS CON NIEVE (Algaida, 2019) de Carlos Aldazábal.

Carlos Aldazábal nació en Salta en 1974, y con este libro ganó el destacado premio Kutxa Ciudad de Irun, entre 250 participantes de toda Hispanoamérica.

Compartimos dos poemas:

VERDADES

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
pero tus ojos no estaban
           cuando tocó mi puerta.

A veces las palabras inventan verdades;
                             los poetas mienten.

Lo sé porque mi sombra
se confunde en tu aliento,
y las gotas que caen
de las cuencas vacías
nunca tuvieron nombre.

Lo sé porque esa muerte nunca tuvo tus ojos.

Lo sé por tu mirada,
ahora que soy yo el que llama a tu puerta.

 

TINAJA

«Qué oscuros son los recuerdos
cuando se mezclan con vino», dijiste.
«Las coplas se vuelven penas
y el recordar puro olvido», contesté,
y después brindamos porque habíamos logrado
                                       capturar la luz.

No era difícil brindar
                     y luego
                       abrir las tinajas.
Las luciérnagas llegaban de todas partes,
atraídas por el vino
                       y por el resplandor.

Las tinajas tenían
la forma de tu cuerpo,
y verlas iluminadas
era como verte desnuda,
                   probándote un manantial.

Ya no recuerdo el sabor del vino,
pero sí el gusto de tu boca:
recuerdo las tinajas
                   preñadas por tu luz
hasta amanecer danzando,
bailarina de Tastil en Mauritania,
con la tinaja de mi corazón en tu cabeza. 

 

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FATEBENEFRATELLI (Editorial Barnacle, 2020) de Vanna Andreini.

“Los poemas que componen Fatebenefratelli –dice la contratapa sin firma– pertenecen al sitio del que proceden los recuerdos. Y es una música totalmente individual, portátil (las fotos:/ la más sentida de nuestras derrotas/ nos aíslan en colores/ nos abandonan lejos/ de toda contención). Traducir implica borrar y tras ese borramiento, decir lo que no es, de manera inactual, procurando recoger la hermosura del concepto en tanto que la forma tiende a desaparecer (me entontece/ y no llega/ no llega hasta mi mano). Pero, ¿basta la certidumbre de una sintaxis (la decencia contenida en el español/ aprendido) para inspeccionar ese mundo tembloroso, la vaga inquietud de lo diverso y de lo posible? Algunas palabras necesitan más atención que otras. Vanna Andreini cuenta esa posible historia –recortes en hojas de papel que debían ser ordenados– a un extraño, a un eventual lector, mientras ambos esperan en una estación terminal, como una manera de guardar lealtad a un sentimiento, a todo aquello que tan pronto se pierde; para que sirva de precedente, no sólo por una vez.”

Compartimos el poema sin título que abre el libro:

[…ME IMPRESIONA MIRAR LA SANGRE…]

Me impresiona mirar la sangre
que sube por la jeringa
me inmovilizo
dentro de la plaqueta de vidrio
que se colorea
mientras recupero la fuerza
por mirar

me impresiona cruzar puentes
no sé mantener la vista fija
en la otra orilla
demasiado lejos
siempre demasiado lejos
voy hipnotizada hacia
el borde
con la firme convicción
que nada ni nadie
podrá evitar
mi caída

con cada puente
reaparece
recurrente, remarcada
la pesadilla aquella
el auto de mi madre
una Dyane naranja
mi hermana y yo
sentadas atrás
veíamos pasar el paisaje
sin saber cómo
detener el auto que
caía hacia el río
especularmente
adentro y afuera

no sé cruzar puentes
de ningún tipo
cruzar del italiano al español
fue entonces, a los 15, sentir el abismo
atraerme hacia sí
quedarse sólo con las miradas
mudas
de una escena infinita

hoy paso
de uno a otro
nado
enfrento la corriente

que estoy entrenada

del río
de los vientos
puedo sentir
hasta cierto placer
al desvestirme
al sumergirme
pero la llegada
al otro lado
pone en riesgo mi cuerpo
que despacio
de vez en vez
se despoja de todo
movimiento estético
para asirse a lo necesario
dar brazadas efectivas
resistir
y en la otra orilla
la confusión
de un cuerpo cansado
la angustia
de la recién llegada
siempre siempre

recién llegada
de un lado
del otro
del curso del río.


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