Algunos libros recientes (marzo 2020)

POESIA Y NARRATIVA COMPLETAS (Akal, 2019) de César Vallejo –Edición de Antonio Merino.

Un libro excelente para ir más hondo en la lectura de uno de los poetas indudables del castellano: César Vallejo (1982-1938). Viene con un exhaustivo ensayo general, y luego: poemas de juventud que Vallejo nunca publicó en libros, Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), y los poemas póstumos (1923-1937), todo con un nutrido aparato de notas que incluyen desde interpretaciones de los poemas (que muchas veces es juicioso dejar de lado, por supuesto), hasta información lexical, fechas de composición, correcciones en las versiones sucesivas, etc. Después, precedidas por otro ensayo sobre Vallejo prosista, las obras en prosa publicadas por él: algunas son más conocidas (como Escalas mecanografiadas), pero algunos cuentos prácticamente no han circulado.

Compartimos un poema de Trilce, con las notas entre corchetes al final:

 

XXVIII

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.

A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.

El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el brocado que no brinda la
                                                         MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.

 

[XXVIII: Escrito en el verano de 1920. El poema, de carácter confesional, une la circunstancia (aparentemente trivial) de un almuerzo solitario en casa de unas tías de Espejo al hecho de despertar en la memoria del poeta esos almuerzos de su infancia centrados en la figura de la madre, mediadora ya perdida entre él y las cosas del mundo, entre él (la soledad) y el núcleo familiar (cotejado por la mesa y los alimentos). Y es que, frente a la tradición medieval y rabelsiana del banquete (símbolo de fertilidad y triunfo de la vida), en Trilce la noción de alimento confirma la existencia del espacio cerrado y opresivo, al igual que el espacio corporal (interior) inarmónico, quebrado y ajeno a la celebración: “hace golpe la dura deglución; el dulce / hiel; aceite funéreo el café”.

facundo: hace referencia a los personajes de la comarca santiagueña que eran célebres por sus excursiones nocturnas a los sembrados de las granjas y alquerías aledañas.

en tordillo retinte de porcelana: la imagen está construida mediante una hermosa transposición sincrética que sugiere el trabajo de las tías con utensilios de porcelana blanca y negra, pero también que ellas mismas son como pajarillos pintorescos (torillos, de plumaje blanco y negro).]

 

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MILAGRO DE LA NOCHE – DOS ELEGÍAS MEMORABLES (THOMAS GRAY Y VÍCTOR HUGO) (Editorial Pre-Textos, 2019) de Alejandro Bekes.

Un libro excelente del poeta argentino Alejandro Bekes (n. 1959), editado en España. Primero, una introducción erudita y apasionada sobre el género “elegía” en general, y sobre las dos elegías memorables del título en particular. Luego, en edición bilingüe, dos de las más famosas elegías de Occidente: la Elegía escrita en un cementerio campesino, de Thomas Gray (escrita en 1751) y En Villequier, la elegía que escribió en 1847 Victor Hugo para su hija Léopoldine, que murió trágicamente ahogada a los 19 años.

            Compartimos unos fragmentos de la introducción, y el comienzo del poema de Gray (que se publicó por primera vez en el número #30 de Hablar de Poesía):

“…En Roma, la tradición griega del epigrama y la tradición nativa del epitafio se fundieron sin violencia, pero uno puede ver sus fuentes diversas. Las inscripciones más antiguas que se han conservado muestran la quintaesencia de la rústica y valerosa república primitiva; así éste, de uno de los Escipiones, compuesto en vetusto metro saturnino; lo copio en su verdadero arcaico latín, cuya ortografía milenaria sugiere una lápida recién desenterrada, cubierta de musgo, a un costado de la Vía Apia; se encomia discretamente del difunto, se enumeran las magistraturas que ejerció, para dejar claro que dedicó a la ciudad su vida, y finalmente se refiere su mayor hazaña y el consiguiente agradecimiento a las divinidades:

Honc oino ploirume cosentiont Romai
duonoro optumo fuise viro
Luciom Scipione. Filios Barbati
consol censor aidilis hic fuet apud vos,
hec cepit Corsica Aleriaque urbe,
dedet Tempestatebus aide meretod votam.

Así sonaría en latín clásico:

Hunc unum plurimi consentiunt Romae
bonorum optimum fuisse virum
Lucium Scipionem. Filius Barbati,
Consul, Censor, Aedilis hic fuit.
Hic cepit Corsicam Aleriamque urbem
dedit tempestatibus aedem merito.

Y así en castellano:

Sólo de este coincide la mayoría en Roma
que fue el mejor de los hombres mejores
Lucio Escipión, el hijo de Barbado.
Cónsul, censor, edil fue entre vosotros.
Él tomó a Córcega y a la ciudad de Aleria
y dio a las Tempestades un merecido templo.

Este recorrido por las tumbas romanas puede importar, acaso, como precedente de la Elegía de Gray, no tanto del poema de Hugo; pero como mi lector comprenderá, no lo hacemos por eso, sino porque nos parece hermoso y emocionante. Dicho esto, prosigamos andando un poco más. Apenas más reciente que el anterior ha de ser el que sigue, y revela el descubrimiento central de esta poesía: el hecho de que sea la tumba quien hable, y que le hable al caminante, al que está mirando ahora la lápida y que vive, aunque no para siempre…

Rogat ut resistas, hospes, te hic tacitus lapis,
dum ostendit quod mandavit, quoius umbram te[git.
pudentis hominis frugi cum magna fide,
praeconis Oli Grani sunt ossa heic sita.
tantum est. hoc voluit nescius ne esses. vale.

Te pide unos minutos, visitante, esta piedra callada,
para mostrarte lo que le confió la sombra que cubre.
De un hombre probo, sobrio y de toda confianza,
del pregonero Aulo Granio aquí yacen los huesos.
Eso apenas: él quiso que lo ignoraras. Adiós.

(…)

Cuando es el muerto el que habla, suele incurrir en una muy elemental pero persuasiva filosofía de la muerte:

Nihil sumus et fuimus mortales. Respice, lector,
in nihil ab nihilo quam cito recidimus.

Nada somos y fuimos mortales. Mira, el que lees,
de la nada a la nada qué pronto recaemos.

Así también esta reflexión desesperanzada y precisa:

Res hominum sic sunt ut citrea poma:
aut matura cadunt, aut inmatura leguntur.

Como frutos del limonero las vidas humanas:
o maduras se caen, o inmaduras se arrancan.

Aún más tajante y terrible:

Respice et crede:
Hoc est, sic est, aliud ferit non licet.

Mira y comprende .
Esto es, así es, no es posible que sea de otro modo.

En la misma cuerda, pero en un tono casi amenazante y con una agudeza en el uso del tiempo del verbo “ser” que recuerda lejanamente cierto inenarrable verso de Quevedo:

Viator, viator!
Quod tu est, ego fui, quod nun sum, et tu eris.

¡Caminante!
Lo que tú eres, yo fui; lo que ahora soy, tú serás.

La amenaza se vuelve broma macabra, jugando sobre el tema convencional de que “seas quien seas, aquí tienes que llegar”, pero con el exclusivo uso de imperativos:

Es, bibe, lude, veni.

Sé, bebe, diviértete, ven.

Gracioso este otro, si bien ya un tanto convencional:

Dum vixi, bibi libenter. Bibite vos, qui vivitis!

Mientras viví, bebí a mis anchas. ¡Bebed vosotros, que vivís!

(…)

 

ELEGÍA ESCRITA EN UN CEMENTERIO CAMPESINO

Dobla a muerto un tañido por el día que parte,
lento baja el rebaño mugiente sobre el llano,
por fatigada senda torna a casa el labriego
y nos deja este mundo a las sombras y a mí.

Ya a la vista se apaga el fulgor del paisaje
y solemne calma todo el aire sostiene,
salvo el zumbante vuelo de un insecto que gira
o un arrullo lejano de cencerros dormidos;

salvo porque en aquella torre envuelta en la hiedra
el enlutado búho se queja ante la luna
si alguien, vagando cerca de su secreto abrigo,
turba su antiguo reino solitario.                                                                  

Bajo esos olmos ásperos, bajo ese tejo umbrío,
donde en variados túmulos se levanta la grama,
en sus estrechas celdas yaciendo para siempre
duermen los rudos padres de la aldea.

(…)

 

ELEGY WRITTER IN A COUNTRY CHURCHYARD (1751)

The curfew tolls the knell of parting day,
The lowing herd wind slowly o’er the lea,
The ploughman homeward plods his weary way,
And leaves the world to darkness and to me.             

Now fades the glimmering landscape on the sight,
And all the air a solemn stillness holds,
Save where the beetle wheels his droning flight,
And drowsy tinklings lull the distant folds;       

Save that from yonder ivy-mantled tower
The moping owl does to the moon complain
Of such, as wandering near her secret bower,
Molest her ancient solitary reign.                      

Beneath those rugged elms, that yew-tree’s shade,
Where heaves the turf in many a mouldering heap,
Each in his narrow cell for ever laid,
The rude forefathers of the hamlet sleep.       

(…)

 

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ÁNGEL DE LA ENUNCIACIÓN (Barnacle, 2020) de Raquel Jaduzliwer

Dice la contratapa de Jotaele Andrade: “Un ángel anuncia el verbo encarnado. Otro ángel enuncia el verbo desencadenado del mundo. Uno no está. Otro es presente en la voz poética, encargada de enunciar, proferir, decir. Uno describe el verba dicendi, el otro lo es. Mano y puño. Sombra y objeto. Humanidad y angelidad.

Dice Octavio Paz que los poemas “revelan una acto que sin cesar se repite: el de la incesante destrucción y creación del hombre, su lenguaje y su mundo”, aquí se lee: “Sucede a veces / sopla un viento de inicio sobre todas las cosas / hemos vuelto inocentes del largo recorrido / bendecidos infantes, salvados por el fuego”.

En un lenguaje poético demoledor, como una lengua-tiempo que enuncia en todas sus instancias, se tantea en cenizas y se recuenta todo cuanto ésta acumula: muebles, árboles, seres, espacio y tiempo, hasta articular la memoria recuperada del Fuego. Así una voz desde el futuro revela el pasado de nuestro presente pues, si la enunciación es lo-que-ya-no-es, Raquel Jaduzliwer en este libro dice lo-que-deja-de-ser-y-otra-vez-sucede-al-ser-dicho.

“la voz; me guardaría la voz / para plegaria y canto (…) / eterna como no lo será nada de lo que lamenta”.

Y, porque Rilke ya lo dijo “Todo ángel es terrible”, también se nos muestra la medida absoluta de la belleza, su esplendor y su desolación: “Tomarás un manojo de ceniza / la arrojarás al aire como un ramo de novia”.

Compartimos dos poemas del libro:

[…ESCRITURA DE ARENA, EL VIENTO HABLA…]

Escritura de arena, el viento habla:
“aquí veo tu vida adentro de esta piedra
comarca del ya nunca, aquí yace lo que no te daré
¿ves tu negada consistencia
la oquedad trabajada en lo macizo?
¿la ves labrada en sombra, en humo, en nada?
ah, cómo se adivina el ser ahí como una pérdida
¿lo ves? de esta manera, así
es como se materializa tu existente”.

 

[…TEMPRANO CONOCÍ EL MAR…]

Temprano conocí el mar
mi padre se perdía detrás de la rompiente

        yo esperaba en la orilla
        jugaba con lo poco de una vida minúscula

        alrededor
        el aire se veía como existencia
        lo mínimo reinaba
        la mirada era una lupa novedosa

        y de pronto
        el coloso volvía
        ya había atravesado la rompiente
        una vez más se daba al mundo

        regresaba
        regresaba radiante como un gran pez dorado.

 

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ISLANDIA (Bajo la Luna, 2019) de María Negroni.

Islandia, que entreteje poemas en verso y en prosa, se publicó en 1994 en Caracas, por Monte Ávila ediciones, y llega por primera vez a la Argentina, después de un largo periplo. En “Dos aproximaciones a Islandia”, Daniel Lipara y Eleonora González Capria, a cargo de la presentación del libro, escriben: “¿Cómo se escribe un viaje? ¿Cuál es el lenguaje del yo, del oleaje de imágenes, de lo desconocido? Quiero decir, ¿cuál es la voz de la poesía y cómo llega? […] Islandia, de María Negroni, hace de esas preguntas una isla […] Para llegar a una isla, a esta o a cualquier otra, hay que trazar rutas o puentes, encontrar puntos de apoyo. A Islandia se llega tendiendo caminos hacia otros textos”.

Compartimos aquí dos de los textos del libro:

Algunas cizañas que, protegidos por el anonimato, urden los bardos:
1) Una serpiente se dormirá en el hiato del mundo. Las proas abrazarán las bocas del fiordo. Habrá un reguero de estandartes y una pared de escudos vivientes. El hierro proveerá la carroña. Pregunta: ¿Quién dijo que era un deber hacerse amar?
2) La que huye es la isla. ¡Desconfíen! El enemigo está adentro.
3) Somos la perpetuación de un paisaje ralo. Algo se ensaya en nuestros gestos para una ausencia final. El corazón mide las distancias. Las armas brillarán como un campo de hielo roto.
4) En un poema bélico, el aniquilamiento y la embriaguez son de ustedes. La
osamenta para el alma, nuestra.
5) No sufran, se los conocerá por los fracasos.
6) En las periferias del tiempo, como una primera sensación de patria, ausentarse.

 

(…)

 

Algunos dioses de Islandia:
1) Odín el Triste, el Lord de las Huestes, el Estratega de los Poetas: dos cuervos (el pensamiento y la memoria) le traen las noticias del mundo.
2) Baldr, cuyas decisiones tienen la virtud de no poder cumplirse.
3) Thor, que bebió del mar y así causó las mareas. Esgrime un martillo y una vida errante. Es el más popular, el más parecido a los hombres.
4) Njord, que gobierna la moción del viento que es un águila que vuela y que conduce al canto o a los barcos que zarpan.
5) Olrun, Hervor, Sigrlinn, Skuskud, Hladug, Heid, Gondul, damas de la refriega o valquirias. Sólo toleran un matrimonio de seis meses: la nostalgia de la batalla las diezma.
6) Brynhild, que sabe de runas y de escenarios ardiendo. Será reina de Islandia según la profecía de Gripir.
7) Loki, la astucia a todo volumen, empotrado en lo artero.
8) Bragi, que cincela el silencio y se enfoca en su ambición, y es por supuesto ciego y poeta.
La lista sigue.
Hay propósitos –tal vez– en el mundo.

 

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TRADUCIENDO EL INSOMNIO / 31 versiones de un poema de simic (Enjambre editora, 2019) de A.A.V.V. (Compilación y prólogo de Fabián Casas).

La idea del libro es muy buena: 31 asistentes a los talleres literarios de Fabián Casas proponen su traducción de un mismo poema de Charles Simic, y acompañan casi siempre su versión con un breve texto en prosa. Hay de todo: quienes intentan traducir lo mejor que pueden el poema y explicar algunas de las elecciones tomadas en el proceso, quienes utilizan el poema de Simic como un disparador para la producción de un texto propio. Julio Mandelbaum cita a Tolstoi: “Todas las familias felices se parecen entre sí, en cambio las desdichadas lo son cada una a su manera”. Cambiando las familias por traducciones, el final de la frase da una buena clave para encarar con placer la lectura del libro: la inequívoca “bed of nails” de Simic, por poner un ejemplo de los muchos posibles, se transforma varias veces en “cama de uñas”.    

Compartimos el poema de Simic, y la traducción de Andrés Correa y un texto de los que usan el poema como disparador inicial, de Sonia Kohon:

THE CONGRESS OF THE INSOMNIACS

Mother of God, everyone is invited: 
Stargazing Peruvian shepherds, 
Old men on sidewalks of New York.
You, too, doll with eyes open 
Listening to the rain next to a sleeping child.   
A big hotel ballroom with mirrors on every side.
Think about it as you lie in the dark.
Angels on its ornate ceilings,
Naked nymphs in what must be paradise.
There‘s a stage, a lectern,
An usher with a flashlight.
Someone will address this gathering yet
From his bed of nails.
Sleeplessness is like metaphysics.
Be there. 

 

EL CONGRESO DE LOS INSOMNES

Madre de Dios,
todos están invitados
Parones peruanos distraídos por las estrellas
viejos por las calles de nueva york
Sí, vos también, muñeca con ojos abiertos
Escuchas a lluvia junto al niño dormido.
Un gran salón de baile del hotel con espejos a cada lado
Piensas en eso acostada en la oscuridad
Ángeles sobre sus techos ornamentados,
Ninfas desnudas en lo que debe ser el paraíso.
Un escenario, un atril
Un acomodador con linterna
Alguien se dirigirá a esta reunión todavía
desde su cama de clavos
el insomnio es metafísica
te espero.

 

EL CONGRESO DE LOS DESVELADOS

Madre de Dios, todos están invitados
menos yo.
Pastores peruanos, que cuentan estrellas en vez de ovejas
ancianos de las veredas de NY,
también tú, muñeca de ojos grandes
que escuchas llover mientras cuidas el sueño del niño,
madre de dios, todos están invitados.
La cita es en el salón de espejos del viejo hotel
con ángeles adornado el techo
junto a ninfas desnudas en lo que parece ser el paraíso.
Piensa en eso mientras yaces en la oscuridad:
todos están invitados, menos yo.
Habrá un escenario y un atril,
un acomodador con su linterna
alumbrarán a quienes lleguen a la reunión
desde su cama de espinas.
El develo es como la metafísica, seduce.
Dan ganas de estar ahí, pero no asistiré.

 

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(UNA BANDA DE PUNK LLAMADA) RATTUS (Barnacle, 2020) de Andrés Paniagua.

Andrés Paniagua es un joven poeta mexicano (n. 1992). Una excelente oportunidad, entonces, para conocer algo de la poesía mexicana contemporánea. El tono recuerda a a la poesía de Fabián Casas: seco, directo, aunque con una mayor autoconciencia literaria. Termina el texto de la contratapa, sin firma: “Sin adiciones pintorescas, las palabras de las que se vale Andrés Paniagua, escriben y acompañan su tensión arterial, su ritmo cardíaco y se ciñen a la consciencia de una necesidad y a la posibilidad de la persistencia después de la ruina de lo inevitable.”

Compartimos dos poemas:

[…OFRECER UN ACONTECIMIENTO…]

Ofrecer un acontecimiento
es algo que solo hacen las cámaras.

Funciona de la misma manera que una analogía.

Una muerte se desvanece por los bordes
como los haces de luz que van y vienen de una tarde de sábado
a los objetos impresos sobre papel

        a su propio acontecimiento

        donde nada, salvo la emulsión de plata, sonríe
        en algún punto del 2008.

 

[…NOS PASEÁBAMOS CON LAS CABEZAS INCLINADAS…]

Nos paseábamos con las cabezas inclinadas y las manos en los bolsillos

Te sientes tranquilo entre las miradas de un espacio de tiempo
colmado hasta los bordes.

Modulación de sonidos
en boca de la casualidad

de todo aquello
no resulta nada.

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DICCIONARIO POÉTICO RURAL (Salta el pez, 2019) de Federico de la Riva.

Dice Bruno Petroni en una página preliminar que abre el libro: “¿Dónde queda el campo ¿Cómo es?¿Quiénes pertenecen al campo, si nuestros mitos ya están muertos? Este Diccionario Poético es, en principio, una armónica (y virtuosa) unidad estética que redefine, reinventa y revive el espacio rural. Es decir, el espacio de nuestra más antigua tradición literaria. Pero además, es una ofrenda al espíritu lúdico. La brevedad y la potencia sintética de cada poema (de cada definición), la ironía, el sutil sentido del humor, la construcción de múltiples voces e, incluso, la emotividad más inocente atrapan al lector y lo empujan hacia una lectura adictiva, irrefrenable.

Un camino desde la A hasta la Z que se recorre con el vértigo de las bestias que derriban alambrados”.

Compartimos tres poemas:

OTOÑO

Una danza de hormigas a la memoria
de los troncos.
Las hojas tapan la desnudez de las sombras.

 

PAN

Mamá hace pan todo lo que toca.
Incluso mi cabeza en las horas de llanto.
Ahora tus hormigas, con sus trofeos de caza,
vuelven al nido,

 

TAJO

Avanza el arado,
la piel del campo se abre,
y el cortejo de pájaros se sirve.

 

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AKATA MIKUY (Barnacle 2020) de Alberto Cisnero.

Con un ritmo de publicación incesante en los últimos años, Alberto Cisnero (n. 1975) va perfilando una obra poética muy interesante: una escritura tersa, de una sintaxis muy precisa y que aprovecha al máximo la posibilidad del corte del verso. Sobre el presente libro, dice en el prólogo Diego Sampo: “…Levantar las paredes para la construcción de un frente es obrar palmo a palmo con el ladrillo, la agamasa y la cuchara de quien sabe diseñar una escritura que se escuche como un aullido salvaje y lejano. Es un grito de los ancestros porque el título del libro, en su lengua original, el quichua, representa una forma originaria y colectiva que quiere ofrecer un ritual y un testimonio a la vez: delimitar un territorio para una voz orillera…”

Compartimos el primer poema:

I

ahora voy a cantar mi propia canción, canalla
y popular. mientras me dispongo a huir,
como un viejo, a los recuerdos, como un aspirante
literario a la poesía que vende en subasta pública
todo cuanto le es vergonzoso y que cualquiera evitaría
escribir hasta en la necrológica de un sucio amigo.
somos pocos. nuestra vida es ruda ¿si me apresto
a descripciones realistas de los hechos?
pregunten en manuales de estilo para eso.
o léanse la recherche de nuevo. igual siempre voy
a preguntarme si estará lloviendo en tu racho,
si al librar su secreto tu corazón al fin resistirá.
pero carezco por completo de ideas, salvo
acerca de la práctica, de una expresión personal,
una identidad, un deseo estético heredero
de un sectario que no hace negocios, ni compra
tierras ni trafica con impuestos: con palabras,
infraescritos, con palabras. fomentar la intranquilidad
y el desorden. consigo y con los otros. y cada cual
a su pirca. la primera vez distinguimos el inicio
de la noche por cierta zozobra. y nada quedó
del mundo que habíamos conocido. entonces
todo nos parecía posible, todo se mostraba efímero.
quizá muy próximo, quizá de mí.

 

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LA DALIA NEGRA Y OTROS POEMAS CRIMINALES (Ediciones al filo de la palabra, 2019) de Melisa Mauriño.

En una nota al lector, incluida después de los poemas, la autora explica el proyecto de su original libro: la primera parte es un monólogo dramático en boca de Elizabeth Short, que fue brutalmente asesinada en Los Ángeles en 1947 y que es una figura mítica de la cultura norteamericana por varios detalles morbosos que rodean su muerte (fue mutilada, el crimen permanece irresuelto). La segunda parte está compuesta por cinco poemas también dedicados a mujeres que fueron asesinadas.

Compartimos la información relativa a la protagonista del último poema, y el poema.

 

[Gladys Ricart, dominicana de 39 años, asesinada a tiros el 26 de septiembre de 1999 en Nueva York por su ex pareja, un exitoso empresario también dominicano a quien Gladys había dejado debido a la violencia que este ejercía contra ella durante su previa relación. El asesinato fue el día de su boda, Gladys tenía puesto su vestido de novia y ocurrió frente a los invitados. Su muerte se transformó en un símbolo de la violencia domestica y desde entonces cada año se realiza en diferentes ciudades de los Estados Unidos la “marcha de las novias” en honor a Gladys y para concientizar al mundo acerca de la gravedad de la violencia de género.]

VESTIDO DE NOVIA

                     A la memoria de Gladys Ricart

Eliges tu vestido de novia,
el traje
bordado de pájaros, el vestido
blanco que cubra lo desnudo
encima de lo desnudo,
como la armadura de las flores
copiando la forma
diáfana de las flores el mismísimo día
de tu muerte.

Te vistes para toda la vida,
para los ojos
del amado, para el planeta
que mira del otro lado,
para las cámaras, los títulos,
para las balas.

Te vistes para no volver
a desvestirte nunca.

¿Oyes un acanto de ángeles
con cabezas de diadema,
con rostros de furia?

El anochecer no termina
de desprenderse del sol, nada
en el aire advirtió
que la tarde iba a caer.

Las hojas de los tilos caen
como estrellas que se apagan
felices justo antes
de abrir los ojos.

Él rotula mi cuerpo
con su nombre, ellos rotulan
mi cadáver, la causa
de mi pérdida.

Si no eres mía no serás
de nadie.

Alguien cierra las cortinas
las luces
se apagan, ¿qué ha pasado
con todos ustedes
que han venido y no ríen?

El día de mi boda
fue mi último día.

Ellas marchan
con sus vestidos de novia
van de blanco, caminan
las novias de luto
hacia la dura línea del ocaso
para recordar, para vencer
el miedo que nos han enseñado:
para recordarnos a todas
el valor

porque no somos de nadie,
porque seremos libres
como espíritus cuyos cuerpos
han sido arrebatados
con odio

porque somos mujeres
porque nos han matado
y cada vez
que una de nosotras vuelve
a ser arrancada de la tierra
oscurecida en sangre y lágrimas ardientes:
todas y cada una de nosotras
que gritamos con la garganta
en llamas, arrancada de raíz, acallada
por las voces más fuertes, todas
nos morimos de a poco,
por dentro.


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