Compartimos una breve antología hecha con un poema de cada uno de los seis poetas que publicaron trabajos inéditos en el último número en papel de Hablar de Poesía, el #38. Ellos son Silvina López Medin, Pablo Dema, Jorge Monteleone, Andi Nachon, Lara Segade y Eleonora González Capria[1].
LA LUZ SE HABÍA CORTADO (SILVINA LÓPEZ MEDIN)
Hablábamos boca arriba,
una conversación de campamento, de antes de dormir
hacía cuánto que la luz se había cortado y el frío
empezaba a filtrarse
bajo las puertas, corriente de aire
en las cosas que no encastran.
Hacía cuánto
no conversábamos así
el tono con que se planea un largo viaje,
voces que se deslizan, el sueño
cayéndonos encima con el dulce peso
de un edredón.
Hasta escuchar un beep
un motor
las cosas volviendo a encenderse.
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EL HILO FANTASMA (Pablo Dema)
Creíste que era necesario salvar una ilusión
y la guardaste en una casa preciosa
como esas que piden las nenas para sus muñecas.
Ahora tu cabeza golpea las paredes
y te lastimás las alas contra las ventanas
cantando letanías sobre pájaros cautivos.
¿Pero puede haber una casa sin muros,
un refugio sin tejado?
Alguien habló de las prisiones para vivir que necesitamos.
Si te sirve,
podés imaginar un hilo invisible atado a tu tobillo
y usar la terraza como pista de despegue.
Desde ahí se puede emprender una y otra vez el vuelo
hasta aprender que toda travesía se basa en estancias de reposo,
momentos de calor y quietud necesarios
para saciar después la sed de cielo,
sol y rostros nuevos, ¡oh, tan hermosos!
tan parecidos desde el aire a pétalos.
¿No son ellos los que al deshacerse dicen
que la casa, tu ilusión de amor y el cielo
están hechos del mismo material que el hilo,
ese que te salva y no te salva
cuando estás en vuelo?
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GOETHE EN ROMA, FRAGMENTO INICIAL (JORGE MONTELEONE)
La noche
sin estrellas la que abría
la puerta que no cesa
van los ojos
de la penumbra al otro
lado: allí late un resplandor secreto
yo vengo de besarte
–era el invierno falso
donde acecha un verano
de animales saciando
radiosas aguas de selvas irreales–
te vas de nuevo y estoy en mi casa
y para dar palabra a tu mudez nocturna
con la voz alta que el aliento calma
abro el libro de las Elegías romanas
–mientras la luz todavía temblaba
en las altas paredes amarillas
y el agua de las fuentes
pulsaba en Roma el eco del mundo–
y leo la “Elegía XIV”:
“ –¡Alúmbrame!” decía
–Pero aún no está oscuro, señor, y es en vano
malgastar el aceite y los pabilos.
¡No cierre las ventanas, aún hay sol!
El pueblo está dorado,
se iluminan las casas todavía:
para la noche falta media hora.
–Obedece porque espero a mi amada:
y que esas llamitas de las lámparas,
las mensajeras de la noche, sean
mi consuelo
mirando aquella luna
que abren las nubes en el aura de agosto
con suave movimiento
la incandescencia fija su contorno
y el centro oscurecido
y el halo de una lluvia prometida
a la tierra reseca
(…)
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EN LA MÚSICA VAMOS, V (ANDI NACHON)
*
Sólo una cuestión de oído: dejes ir aquello
que deba partir, retengas
esto aquí atento
a tu gentileza. Lo digo mientras pienso
en vos y un sistema de creencias
algo así como el poder
sorprendente de este beso, un bálsamo
reclamado ante el dolor, esa oscura
obstinación del universo
choca, lastima y reacomoda sus partes
en formas que a veces anulan
cualquier apreciación, salvo la realidad de una
mujer perpleja. Maravilla maravilla
este invierno, su olor. Arrasa julio y resta sólo
una afirmación: tarde luminosa, su gracia
avanza de tu mano. Cuestión de oído, protectora
quién de mí habría dicho este poder
sanador con un beso
rozo tu rodilla, limpio
dolor o la idea
firme del dolor. Y al fin de cuentas, da igual
es lo mismo: julio en su esplendor firme te proteja, reina mía
protectora, de la mano vamos
hacia todo eso que desborda.
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UNA CASA CELESTE, I (LARA SEGADE)
I
Me preparo para verte
como un anfibio a punto
de dejar el agua.
*
Lo que pedís es preciso:
mi mano
en las partes blancas de tu mano
en el pozo del esternón
en cada sístole, una luz
de pecera
un diagnóstico
un poco de orden.
*
Que mis pies
queden sobre tus pies
como cachorros
sobre cualquier trapo tibio.
Que sea capaz
de abandonar
así, una parte.
*
Quiero saber si vamos a dejar
la marca de los esqueletos
en la piedra, el dibujo
de un trébol,
algo
de nosotros dos
juntos, en este planeta.
*
Tal vez en unos años
seamos agua negra
bajo la tierra
y hagamos crecer todavía
algunos árboles.
*
Sobre el parqué del cuarto
en pleno invierno quedaron
la cucaracha que maté
y a su lado los gatos
todavía vibrando
como máquinas encendidas.
Después se durmieron
con un sentimiento
que no sabrían nombrar.
*
Como los perros
atados en la puerta del súper
a cada rato, el corazón
un vuelco y enseguida
la desilusión, la posibilidad
de que nunca venga
el que esperan
y de ahora en más
esto sea todo.
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CANADÁ (ELEONORA GONZÁLEZ CAPRIA)
Me imaginaba todos los días
hembra o macho si pardo o negro
con o sin crías manso
me imaginaba muerta.
Salí siempre a las horas avisadas
de luz pálida y sombra larga
sola en silencio de abeja y arándano
lleno el bolsillo con las entrañas frescas de los peces.
Hablaban todo el tiempo de la manada de lobos
que en el pueblo había cazado un alce
ahí sobre el puente, la carne que tembló
hasta quedarse quieta y los autos que pasaban.
Alguien lo había filmado y después lo vieron,
se oía claro el grito, clara la súplica.
En el bosque después del incendio
seguía latiendo un tronco blanco
de espasmo en la madera ardida
y en el glaciar
me llené los pies de barro buscando.
Cuando era chica si preguntaban por el miedo
yo respondía: oso.
Pero quedaba lejos, estaba a salvo, se reían.
Todas las noches desde casa interrogaban
si había cruzado al fin al oso,
preparé el espíritu para encontrarlo, dije,
pero él no quiso verme.
Silvina López Medin nació en Buenos Aires en 1976. Es poeta, traductora y editora. Publicó La noche de los bueyes (1999), Esa sal en la lengua para decir manglar (2014) y 62 brazadas (2015).
Pablo Dema nació en General Cabrera, Provincia de Córdoba, en 1979. Es poeta y narrador. Publicó, entre otros títulos, Fotos (2005), Hoteles (2010), La canción de las máquinas (2014) y Filos (2014). Es uno de los directores de la editorial Cartografías.
Jorge Monteleone nació en Buenos Aires en 1957. Es Profesor en Letras (UBA), escritor, crítico literario especializado en poesía y traductor. Su último libro publicado de ensayo de poesía es El fantasma de un nombre (2016).
Andi Nachon nació en Buenos Aires en 1970. Es Profesora en Letras y docente en la UNA. Publicó, entre otros títulos, Siam (1990), Warzsawa (1996), Taiga (2000), 36 movimientos hasta (2005) y Viernes de chicas (2016).
Lara Segade nació en Buenos Aires en 1981. Es Doctora en Letras por la UBA y docente en la UBA y en la UNA. Publicó los libros de poemas Lo que sobra (2006) y Los animales domésticos (2013).
Eleonora González Capria nació en Buenos Aires en 1983. Licenciada en Letras, traductora y profesora de Traducción, es poeta y narradora.