LA BELLEZA MORTAL (audisea, 2018) de Gerard Manley Hopkins. – Versiones y artículos de Dámaso Alonso, José Ángel Valente, Hernán Bravo Varela, Lucas Brockenshire, Nahuel Lardies y Salvador Elizondo.
¿Qué mejor estrategia, para intentar dar en castellano el sabor inconfundible de la poesía de Gerard Manley Hopkins, que un libro como este, así: coral? Eso parecen haber pensado Hernán Bravo Varela, Lucas Brockenshire y Nahuel Lardies al concebir este libro. Viene con un esclarecedor ensayo previo de Nahuel Lardies, dos útiles notas sobre la traducción y los poemas (la primera de Hernán Bravo Varela, la segunda del mismo Hopkins) y lo más importante: una sucesión de muy logradas traducciones que permiten recuperar en castellano mucho de la singularísima poesía del jesuita inglés, uno de los poetas más importantes de la modernidad (es un lugar común de la crítica en lengua inglesa remontar las raíces de la modernidad literaria a su sprung rhythm). Se trata, sin dudas, de uno de los acontecimientos literarios del año que, sumado a El ceño radiante de Neil Davidson (una biografía de Hopkins publicada por la Universidad Diego Portales en 2017) permite a los lectores latinoamericanos una aproximación a este tan singular como indispensable poeta.
Compartimos un poema:
LA BELLEZA MORTAL, ¿PARA QUÉ SIRVE?
La belleza mortal, ¿para qué sirve? | —pone al compás la sangre, peligrosa—
la figura del sí-oh-sellen-eso-así, | ¿fabrica forma aún más formidable
que la que Purcell marca con su melodía? | Miren: esto es lo que hace: mantiene generoso
el genio humano hacia los elementos; | ejerciendo lo bueno —donde un solo vistazo
domina mucho más que la mirada, | mirada fija desde los semblantes.
Esos alguna vez adolescentes adorables, precipitados sin | previsión a la pugna en la tormenta,
¿cómo podría, pues, Gregorio, un padre, | recoger otra cosa en la bullen
-te Roma? Pero Dios a una nación | dio el destino dichoso de ese día.
A los seres humanos, que ensalzarían por necesidad | piedras baldías o bloques,
les dice nuestra ley: Ama a todos aquellos | dignos de amarse, si los conociéramos;
a aquellos atractivos y mundanos —los seres de los hombres. Ese ser | fulgura en la factura y en la
faz.
¿Qué hacer después? ¿Cómo encontrar belleza? | Entonces vé a su encuentro; aduéñate,
casa del corazón, del dulce don del cosmos; | y luego vete, déjalo ya a solas.
Oh sí, pero desea eso, desea todo, | la belleza genuina de Dios llamada gracia.
(Traducción de Hernán Bravo Varela)
TO WHAT SERVES MORTAL BEAUTY?
To what serves mortal beauty | –dangerous; does set dancing
blood–the O-seal-that-so | feature, flung prouder form
Than Purcell tune lets tread to? | See: it does this: keeps warm Men’s
wits to the things that are; | what good means–where a glance
Master more may than gaze, | gaze out of countenance.
Those lovely lads once, wet-fresh | windfalls of war’s storm,
How then should Gregory, a father, | have gleanèd else from swarmed
Rome? But God to a nation | dealt that day’s dear chance.
To man, that needs would worship | block or barren stone,
Our law says: Love what are | love’s worthiest, were all known;
World’s loveliest–men’s selves. Self | flashes off frame and face.
What do then? how meet beauty? | Merely meet it; own,
Home at heart, heaven’s sweet gift; | then leave, let that alone.
Yea, wish that though, wish all, | God’s better beauty, grace.
Y una yapa: acá puede leerse este otro poema, que ahora aparece en papel en este libro pero que el año pasado ya había aparecido en nuestro Portal Web:
La virgen bendita comparada al aire que respiramos
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CINCUENTA ESTADOS – 13 POETAS CONTEMPORÁNEOS DE ESTADOS UNIDOS (bajolaluna, 2018) de A.A.V.V. – Selección, traducción y prólogo de Ezequiel Zaidenwerg.
Cincuenta poemas de trece poetas norteamericanos básicamente jóvenes (el más viejo nació en 1976, el más joven, en 1994) conforman el corazón de esta antología. Viene con un cuidadoso aparato crítico: además de la introducción general, después de la selección de cada poeta se agrega una entrevista al autor, en la que se le pregunta por sus poemas antologados, sus referentes literarios y su opinión sobre la poesía actual de los Estados Unidos.
Compartimos tres poemas de tres poetas. Nótese, en el primero, el de Ariella Jenkins, el particular criterio del traductor: construye su versión a partir de la recreación de las palabras en rima anagramática, priorizando ese criterio por sobre el sentido semántico del texto.
ETNA, ATLAS: ODAS (Ariella Jenkins)
Yo, que buscaba a alguien que me adule
encontré a uno que además me acata,
y vos, que hallaste a una que te ataca,
no te esperabas que también te eluda.
Iluso, vos me compusiste odas
triunfales; yo, en respuesta, te hice un par
de rimas machaconas –¿eso es rap?–,
e insinué apenas mis tendencias sado,
que edulcoraba con profusa sarta
de vaguedades. Luego, al verte ante
el cráter tempestuoso de mi Etna,
no hallaste forma de volver atrás.
Ahora, en la cima de mi monte Atlas,
temblás deseoso de escuchar: “Saltá”.
PALINDROMES, PLUGS, PLUMBING (Ariella Jenkins)
You said the only way to fend off doom
Was to finally learn to be alone.
You dropped your shroom on me from your Enola
Gay and flew away. Now how’s your mood?
Still swinging? (“Sorry I had to pull the plug
On you.”) Before I could begin to sag
And age and smell, there came a whiff of gas
From your shower. I coughed and took a gulp
Of toilet water—that’s why I still live,
Though since then I’ve been bleeding from my gums.
And though I certainly could call you smug,
I wouldn’t go as far to say you’re evil.
Next time, if you’ll be going MIA,
you should start working harder on your aim.
EL HIJO ÚNICO (Chris Talbott)
Lo veo chapotear en la pileta
de la infancia, luchando por no hundirse
con flotadores en los brazos flacos–
de vacaciones con su madre, miro
cómo lee de un tirón una novela
en la cama, con sus anteojos gruesos,
mientras afuera brilla el sol & todos
los demás chicos juegan en el patio–
podría imaginármelo recluido
en su cuarto, escapando de la furia
de la madrastra joven– o en la escuela,
comprimiendo la panza en un intento
frustrado por atarse los cordones —
lo contemplo aturdido en la cocina
mientras, en algún lado, carretea
el avión que está a punto de llevarse
para siempre a su padre — lo descubro
precoz, temblando junto al río, mientras
aprende en medio de la noche helada
una gimnasia nueva en otro cuerpo–
vuelvo a encontrarlo sobre el pasto húmedo,
bajo la bruma blanda de las drogas,
borracho, parloteando sin parar,
fumando un cigarrillo tras de otro
con un único amigo — lo sorprendo
atormentado por el sexo, a solas
frente al amor & su atavismo, lúcido
en ser ingenuo sin saberlo — miro
cómo se abren sus músculos & crece
la flor de su estatura — cómo, mientras
se va cubriendo de deseo ajeno,
lo quema como un rayo silencioso
el suyo propio — en la universidad,
lo veo con la mano levantada
hacer una pregunta inconveniente–
lo miro convertirse, en poco tiempo,
en un novio serial, en el marido
más probable– lo encuentro con los ojos
abiertos, en la noche conyugal,
mirando las esquirlas de la luz
que pasan a través de la persiana
entrecerrada & flotan por el techo;
lo veo suspendido por el aire
en su asiento asignado, sin poder
dormir, con el estómago revuelto
por su futura decisión, & un vaso
de plástico en la mano — lo descubro
solo otra vez, perdido entre la música,
con los dientes cubiertos de cemento,
intentando aprender cómo se vive
de un fogonazo cegador a otro–
observo cómo flota entre lo frágil,
de espaldas, mansamente– lo contemplo
recluido en sí mismo, encaramado
al borde de su propia juventud.
THE ONLY CHILD (Chris Talbott)
I see him splash in the pool
Of his childhood, struggling not to sink,
A pair of floaters on his skinny
Arms –– on vacation with his mother,
I see his thick glasses, watch
Him devouring a book
In bed, while outside the sun shines &
The other children play in the yard ––
I can picture him locked in
His room, safe from the wrath
Of his young stepmother –– or at school,
Sucking in his belly in a futile
Attempt to tie his shoes––
I see him reeling in the kitchen
As, somewhere, a plane taxis
To the runway, moments from taking
Off with his father forever– I see him
Tremble by the river, learning
Precociously, in the middle of a chilly night,
A new gymnastics from another
Body –– I find him again, sitting on wet
Grass in the dull haze of drugs, drunk
& chain-smoking, chattering incessantly
With a lone friend –– I catch him
Tormented by sex, alone before
Love & its atavism, lucid in
The naïveté he doesn’t know he has–
I watch how his muscles open, how
His height flowers upward– how, while
He grows shadowed with the desire
Of others, he is burned, as by a silent ray,
By his own — in college, I see
Him with his hand raised, ready
With an inconvenient question–
I watch him transform soon after
Into a serial boyfriend, the most likely
Husband — I find him, eyes open,
In the conjugal night, gazing at the splinters
Of light that sift through the half-closed
Blinds and float across the ceiling–
I see him suspended in the air
In his assigned seat, unable
To sleep, sick to his stomach
Before the decision he’s about to make, a plastic
Cup in hand — I discover him
Alone again, lost in the music,
Teeth coated with cement, trying
To learn how to live from flash
To singular blinding flash–
I observe how he floats amid
Fragility, gently, on his back– I watch him
Shut in himself, peeking over
The edge of his own youth.
LOS NUDISTAS VIEJOS (Adam Wolniewicz)
Pálido en mi vergüenza, los contemplo:
los viejos, los patrones de la playa.
Animales sagrados, se pasean
en grupo por la arena, discutiendo
algún tema trivial, como si el mundo
no fuera de los otros. Salpicados
de plata y sal los vientres de los hombres,
como tambores de un metal oscuro;
columpiando sus pechos las mujeres
como tubérculos enormes: visten
sus cuerpos como quien encuentra ropa
sin estrenar en el placard y, luego
de arrancar la etiqueta, se la pone.
Como menhires bajo un sol que aturde,
parecieran estar diciendo: Somos
polvo y sombra, aunque sombra que camina
hacia la luz y polvo que fecunda
una semilla, al tiempo que se funden
en el abrazo amniótico del mar.
THE OLD NUDISTS (Adam Wolniewicz)
Pale in my shame, I watch them:
the elderly, the masters of the beach.
Like sacred animals, they promenade
in groups across the sand, discussing
some trivial matter, as if the world
did not, in fact, belong to everybody else.
The men’s chests are salt- and silver-speckled,
their bellies like dark metal drums,
and women swing their breasts
like overgrown tubers –they wear
their bodies like someone who discovers
a brand-new garment in the closet, plucks
off the tag, and puts it on.
Like menhirs beneath a stupefying sun,
they seem to say: We are
but dust and shadows, yet shadows
that walk toward the light
and dust that sows a seed –as they succumb
to the sea’s amniotic embrace.
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EXTRACCIÓN DEL AGUA DE LA NIEBLA (Ediciones en danza, 2018) de Eduardo Mileo.
Un libro escrito a partir de un eje temático: en las páginas pares, encabezado con el nombre de un pintor, un poema que –en palabras del prólogo– “expresa el momento en que el artista concibió la obra”. En las páginas impares, bajo el título de la obra en cuestión, textos que “revelan las impresiones, las críticas, los sentimientos con que los observadores/lectores crean sus propias obras”. El nutrido recorrido se inicia en las cuevas de Altamira y llega a pintores argentinos actuales.
Compartimos las dos páginas (los dos poemas) dedicados a Théodore Géricault y su quizá más célebre obra.
THÉODORE GÉRICAULT (1791-1824)
¿Quién abandona su conciencia
impunemente?
¿Quién deja en altamar la historia?
¿Quién condena sin temor?
¿Quién osa
ser la mano de un dios
tan imprudente?
El dolor
es una música sorda.
El tañido de una campana
es siempre una sentencia.
¿Qué animal tiene el timón
de su naufragio?
LA BALSA DE LA MEDUSA (1819)
Una serie de troncos unidos de manera rotunda formando un piso sólido, un mástil en medio y una lona, a manera de vela. La precaria balsa cruza el océano. Una multitud de seres abandonados a su suerte. Desnudos no ante el mar, sino ante el mundo. Y una premonición, un grito, el pedido de una mano, un corazón, un mundo donde se pueda reír.
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A LA BUSCA DE LA POESÍA PERDIDA (audisea – Reflet des Lettres, 2018). Traducciones de Ricardo H. Herrera. Edición bilingüe.
En A la busca de la poesía perdida Ricardo Herrera selecciona, comenta y traduce con maestría poemas de Dante Alighieri, Biagio Marin, Eugenio Montale, Giorgio Caproni y Paul-Jean Toulet. “Leer la poesía de Biagio Marin –una poesía escrita en un dialecto que podría calificarse de prehistórico, ya que no posee una tradición literaria anterior a la obra de Marin– trae a la memoria unas palabras de Giovani Pascoli (…): «…la lengua de los poetas es siempre una lengua muerta […] es curioso decirlo: lengua muerta que se usa para dar mayor vida al pensamiento»”, señala Herrera.
Aquí un poema de Biagio Marin de la antología:
[UN DÍA YA CERCANO]
Un día ya cercano
el dorso de las gaviotas
no verá la mañana
sobre el rubio arenal.
Sólo el hombre les da un destino,
música y faz,
y yo estaré sepulto
y disperso en el bora.
¿Quién nombrará los vientos,
el vaivén de la mies,
el juncal verde gris
y las aves felices?
Palabra de hombre es el mundo entero,
hálito de hombre la marejada;
en mi mirada
el sol más verdadero.
[IN UN DÍ ZA VISSIN]
In un dí za vissin
ci dosso dei corcali,
co’ i so sabiuni zali,
noi ‘vara più matin.
Che solo l’omo ‘i dà un destin,
musica e volto,
e me sarè sepolto
e sperso nel burin.
Cu darà nome ai vinti,
de le gramegne al dondolèo,
al verde griso del canèo,
ai corcali cuntinti?
Parola d’omo el mondo intiero,
respiro d’omo le restíe;
nei vogi mie
el sol piú vero.
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GINSBERG ESENCIAL – POEMAS, CANCIONES, ENSAYOS, DIARIOS, CORRESPONDENCIA, ENTREVISTAS, FOTOGRAFÍAS (Anagrama Compedium, 2018) de Allen Ginsberg – Edición e introducción de Michael Schumacher, traducción de Andrés Barba y Rodrigo Olavarría.
“Poemas, canciones, Ensayos, Diarios, Correspondencia, Entrevistas,” promete con verdad la tapa. Un verdadero compedium de más de 500 páginas para asomarse al universo creativo de una de las figuras más transitadas de la poesía beat.
Compartimos un poema, que no conocíamos, escrito por Ginsberg cuando tenía 22 años:
LA REALIDAD, ESE VELO
Hoy tras la ventana
los árboles parecían organismos
vivientes en la luna.
Cada rama extendida hacia arriba
cubierta de hojas en su extremo
norte, como una verde
protuberancia peluda. Vi asomos
de brotes escarlata y rosa
de hojas ondear
delicadamente bajo la luz del sol,
soplados por la brisa,
todos los brazos de los árboles
se tensan y se doblan
hacia abajo, cuando el viento
los empuja.
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LA DESOBEDIENCIA (Editorial Contexto, 2018) de Claudia Massin – obra reunida.
Editado en el Chaco, el libro recopila los ocho libros publicados por la poeta chaqueña (nacida en 1972) desde 1997. Compartimos un poema:
LA HELADA
Quien fue dañado lleva consigo ese daño,
como si su tarea fuera propagarlo, hacerlo impactar
sobre aquel que se acerque demasiado. Somos
inocentes ante esto, como es inocente una helada
cuando devasta la cosecha: estaba en ella su frío,
su necesidad de caer, había esperado
-formándose lentamente en el cielo,
en el centro de un silencio que no podemos concebir-
su tiempo de brillar, de desplegarse. ¿Cómo soportarías
vivir con semejante peso sin ansiar la descarga,
aunque en ese rapto destroces la tierra,
las casas, las vidas que se sostienen, apacibles,
en el trabajo de mantener el mundo a salvo,
durante largas estaciones en las que el tiempo se divide
entre los meses de siembra y los de zafra? Pido por esa fuerza
que resiste la catástrofe y rehace lo que fue lastimado todas las veces
que sea necesario, y también por el daño que no puede evitarse,
porque lo que nos damos los unos a los otros,
aún el terror o la tristeza,
viene del mismo deseo: curar y ser curados.
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EL POETA LAUREADO (La Carretilla Roja, 2017) de Laura Crespi.
Laura Crespi publicó Días de besos (La internacional argentina, 2006), Una onda magnética (Belleza y Felicidad, 2008), Árboles alineados (Vox, 2015), Les autres sensualités (Caleta Olivia, 2016), entre otros. Aquí compartimos poemas de este, su libro más reciente:
Una maraña gris volaba
todo el tiempo alrededor
del nuevo emplazamiento
para el ruido
y ese machaqueo
sobre lo perdido.
Porque ahí se abría
en una levitación suave
a la alegría
la depresión
del amor.
Variación entre las risas
sobre una misma imagen
para comenzar
y terminar en un extremo
abyecto e infantil.
Quien posara su gravedad
como un vehículo
de dos o tres ideas
no falló
y listo.
Y si por un instante
el mundo entero fluyera
por sobre una única ruptura
de total encantamiento
tampoco sucedería nada.
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ARCHIVO O (n direcciones, 2018) de Yu Jian (Traducción de Miguel Ángel Petrecca)
“Yu Jian nación en la provincia de Yunnan (al suroeste de China) en 1954. En 1966, en medio de la Revolución Cultural, la escuela donde estudiaba fue cerrada y mientras sus padres eran enviados al campo para reeducación pasó meses vagabundeando por las calles de su ciudad, Kunming, junto con sus compañeros. En 1969, a los 16 años, entró como aprendiz en una fábrica del norte de la ciudad. Durante los frecuentes cortes de luz de la fábrica, Yu Jian se convirtió en un lector voraz. Leía a poetas chinos clásicos, pero también traducciones de poetas occidentales como Whitman. En 1980, cuando las universidades abrieron nuevamente, Yu Jian entró en la Universidad de Yunnan en la carrera de Letras. Participó de varios proyectos de revistas de poesía independiente, entre ellas la influyente Tamen (Ellos)”. (Tomado de Un país mental, 100 poemas chinos contemporáneos, selección y traducción: Miguel Ángel Petrecca). El libro es muy original y muy cuidado en su diseño: es, en definitiva, un sobre que trae adentro cada poema en una hoja individual.
SECCIÓN 1. HISTORIA DE SU NACIMIENTO
Su origen no tiene nada que ver con la escritura Viene de los dolores de parto
de una mujer de 28 años Hospital antiguo tres pisos cargados de inflamaciones y remedios médicos y una morgue
Cada año hay que dar una mano de cal gastar un montón de trapos gasas alcohol y vidrio
La pared deja ver el ladrillo Las vetas gastadas en el piso de madera una materia proveniente del cuerpo
ha reemplazado el barniz Algo áspero y opaco un poco elástico inhumano
El bisturí: sin cromo El Médico: 48 años Las enfermeras: todas vírgenes
Gritar Pujar Transfundir Inyectar Pasar Gemir Untar Retorcer
Aferrar Tirar Cortar Rasgar Correr Aflojar Gotear Escurrir Chorrear
Todos estos verbos estaban en escena La escena era puros verbos ensangrentados
“Ahí está la cabeza”: el tono experto del médico Prueba: la mano con sangre
El delantal lleno de sangre el barbijo lleno de sangre el piso de metal lleno de sangre
Pruebas: “Sala de parto” “No escupir el piso” “Un solo hijo”
Material de investigación: Gripe hacia la izquierda Laringitis hacia adelante “Baños de Hombres”
Rayos X en el tercer piso Dormitorios 100 m. al oeste tras primera puerta Cirugía en la 305
Para vacunación hacer cola en primer piso Para pagar ventanilla izquierda Remedios ventanilla derecha
Un día repleto de múltiples dolores Un día tensionado Un día de cortar y coser
Un día de diagnóstico y recaída de pudrición y convalecencia Un día de muerte y nacimiento
Por todas partes palabras de cura y enfermedad de salvación y agonía
Por todas partes actos de cura y enfermedad despedidos y partos
Todo esto conocido se adhería a aquel feto Esa primera esa primerísima lengua
esa nueva lengua esa nueva voz esa mente nueva testículos nuevos
ese ser surgido de innumerables verbos fue bautizado con una palabra llena: O
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METRAJE ENCONTRADO (n direcciones, 2018) de Germán Carrasco
Muy recomendable libro del poeta chileno. Una conjunción lírica de memoria, imágenes, reflexiones, alrededor de una pareja que se separa, una generación que ve a sus ideales sucumbir, un territorio arrasado. Todo tramado alrededor de la imagen como problema, nostalgia, reconstrucción, territorio, evocación. Dejamos tres poemas, apenas una muestra de una obra que merece una lectura atenta.
QUÉ VAN A HACER ALLÍ, ALLÍ NO HAY NADA
tomamos el transbordador a Porvenir,
nombre irónico para estas ventolerías
que ni dios estipulara y sin embargo
me viene lo mismo a la cabeza que anda a saber
qué pionero con cara de loco que bautizó este lugar
o que la croatada sediente de oro.
Porvenir. Futuro. Fortuna.
Un corazón que de tan inflado
declara cara de raja:
AQUÍ PODRÍAMOS SER FELICES
en estos andurriales en el fin
de la galaxia. Por qué no.
Nos fuimos a recorrer esos confines
a ver si el corazón aguantaba o se rajaba.
ESCRITO EL 7 DE SEPTIEMBRE DE 2016
qué habría pasado si hace treinta años
el Frente lo hubiera logrado?
qué habría pasado si nuestra relación hubiese seguido:
caminaríamos por el parque y leeríamos
a emily dickinson y la mantita
y los sándwiches triangulares de miga integral?
o sería todo una guerra el país una pesadilla
llena de balazos y muertos y desconfianza
y luego una ruina de territorio
¿o no? o se habría instalado
una democracia de verdad y no esta cosa amorfa?
una pareja de verdad un país de verdad
con nueva constitución
sin concesiones medidas de lo posible
ni cosas a medias?
en paz con los vecinos y con cobre nacionalizado
o por lo menos pagando un royalty decente,
qué habría pasado si hubiésemos seguido juntos?
regaría yo los tulipanes y tu descalza en un sillón
de mimbre en el patio, leyendo algo, feliz
o habría sido todo un completo desastre?
Y acá estamos, con el sol en las arrugas.
TEMED LA MUERTE POR AGUA
Hay una boya en un mar bravo
y dos que se aman tratan de asirse
a la boya con desesperación
pero es resbaladiza de musgo y algas
es redonda y no tienen de dónde tomarla
es un muñeco porfiado siniestro
empieza a anochecer como en la montaña
en donde hay que llegar a la cumbre con sol
sin luz se pone todo muy complicado
deciden flotar de espaldas
controlar la respiración
y miran las estrellas.
por qué no fuimos felices
-dicen- era tan fácil.
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PIEDRA GRANDE SIN LABRAR (Zindo y Gafuri, 2018) de Verónica Yattah.
Piedra grande sin labrar es el tercer libro de poemas de Verónica Yattah. Trae un prólogo de Paula Jiménez España donde se lee “…entrando en el corazón de la metáfora, podríamos decir que confía en la belleza (salvadora) de la que las palabras son capaces…”. El poemario está dividido en tres apartados. El primer apartado, intercalando sueños y fragmentos de la vida cotidiana, deja instaladas las dos cuestiones que ordenan el libro: la pregunta por el lugar propio y la existencia de un amor. El poema Para vivir en esta casa, con versos como “Es cierto un día dije/basta con esto de correr/el tacho de basura/ para cerrar la puerta, / la lámpara de pie/ si viene un invitado” o “esa certeza me hace elegir/a cada paso/el lugar donde quiero estar”, es un ejemplo de la estrategia que la poeta elige para instalar la pregunta, es decir, mostrar a través del recorrido por lugares concretos: “desde la cocina, la cama/desde la cama, el balcón”. En el poema Llevo las riendas de un carro encontramos el mismo procedimiento aplicado al amor: “Que sean otros los que digan/que si hay esfuerzo no hay amor. Sonrío si suena el timbre. Bajo a abrirte y subimos/ con lentitud de besos.”
El segundo apartado nos presenta la figura de un padre, “padre mago” e “intermitente”, que también se inscribe en detalles cotidianos y en un itinerario que alcanza su punto más alto en el poema En esos bares mi papá fue testigo de mi crecimiento.
El tercer y último apartado, en contraposición a los anteriores, signados por el movimiento, es un intento de detener el poema: “Todavía en rojo el semáforo/ viéndote venir/ un poema que hable de eso”. Con varias imágenes que evocan la fusión y la indistinción, la autora le da rienda suelta al amor: “Te amo como a este invierno que no termina de irse/porque es el invierno en que nos conocimos”.
EN ESOS BARES MI PAPÁ FUE TESTIGO DE MI CRECIMIENTO
como yo de su declive.
Únicamente en esos bares mi papá pudo haber arrimado
una silla alta para una nena de dos años.
Si alguna vez me alimentó dibujando el trazo
de un avión imaginario,
pudo haber sido ahí.
Durante años nos pasó a buscar
a mi hermano y a mí
un sábado por estación,
incluso en invierno
para hacer un recorrido al que llamábamos “los puentes”,
y consistía en caminar de Palermo a Belgrano
y terminar comiendo en una pizzería de avenida Cabildo.
Ya escribí un poema sobre eso
pero hay algo que ese poema no alcanzó a decir.
Los poemas se parecen más a una puerta entornada
y quiero seguir mirando eso que apenas muestran.
La primera vez que vi el amanecer
fue agarrada a la mano de él.
Era primero de enero y volvíamos a las seis.
Mi papá nunca tuvo casa pero sí bares,
y su gusto varía tanto como su ánimo:
va de bares deprimentes a bares hermosos.
Si alguien me preguntara cuál es su bar favorito
no podría decirlo. Y menos entender
que durante años haya preferido restaurantes
con servilletas de tela blanca y fuentes ovaladas
donde pedíamos ravioles para compartir,
y hoy se conforme con cadenas rápidas
en las que puede pasarse horas anotando cosas
en servilletas de papel.
Cuando mi papá y yo entramos a un bar
no estamos entrando a un bar
sino al pasillo, al cuarto, a la cocina de nuestra casa.
Con mi mamá es fácil hablar porque las charlas
se superponen a otros quehaceres:
ella cortando cebolla para una ensalada
o zurciendo el ruedo de algún pantalón.
Con mi papá las palabras pesan
porque son las que nos arman la escena.
En un restaurante de Colegiales
le dije pa, te tengo que decir algo.
En un bar de Aráoz y Juncal me dijo Veri,
tengo algo para decirte.
En decenas de bares diseminados me ayudó a estudiar
para aprobar exámenes mientras él
buscaba trabajo en los clasificados del diario.
La primera vez que vi a una mujer desnuda fue en un bar:
tenía los breteles caídos, estaba borracha y sentada
en el inodoro con la puerta abierta.
Cuando volví a la mesa dije acabo de ver algo raro,
pero más que raro era fascinante.
En otro bar me dijo escuchá, Cesária Evora,
y se puso a tararear.
Yo no sé si a Cesária la escucharía tanto de no ser
porque veo, al escucharla,
el sol que entraba esa tarde por la ventana de ese bar.
El rato que tuvimos de música y silencio.
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LUGARES COMUNES DE LA LENGUA (n direcciones, 2018) de Luciana Caamaño.
En Lugares comunes de la lengua Luciana Caamaño trabaja con la visualidad del poema, la disposición de las palabras en la hoja, los espacios en blanco y la tipografía. Esta característica visual pareciera ser, además, un rasgo de la editorial n direcciones, es notorio que el catálogo incluya, en buena medida, poetas que pongan atención a estas aficiones. El título Lugares comunes de la lengua no parece referirse únicamente a la repetición de determinadas expresiones y palabras típicas, o frases hechas o de moda, sino también, por un lado, a una cuestión formal (repetir para generar el sentido de una insistencia) y por el otro, a una cuestión temática: el sexo como tema común del poema. Esto es fácil de contrastar en el mismo índice, hay tres poemas titulados Los Polvos que a su vez se dividen en varias partes. Los poemas están compuestos con un ritmo marcado por las repeticiones, las rimas, la velocidad del diálogo y el lenguaje directo. La poeta también utiliza, en más de una oportunidad, la pregunta como forma de la repetición y de la insistencia y como modo de interpelar e incluir al lector. En cuanto a los lugares comunes, los estereotipos y las frases hechas que se multiplican, funcionan por acumulación hasta llegar a un punto en que nos sorprenden con algo inesperado.
LOS POLVOS (I)
1.
y ser una maricona irreprochable
y desfilarme toda con el culo bien duro,
una puta
fuega
que pide llama
a cada paso,
una llama
un paso,
una llama,
un paso,
una llama
un paso,
una llama
un paso,
una llama
que merece que ese efecto
de video del ventilador
dándole
dándole
dándole
lentitud a la cámara
sea una posibilidad
en la realidad,
así
a lo bruto,
con rima,
sin tope,
de una y sin freno,
de golpe,
sin tope,
lo dije,
sin tope,
() más
sin tope
() más
sin tope
así
ahí
sin tope
ahí,
digna de chorros de flashes directo a la boca,
adentro
bien
adentro
sin pausa
ni causa
la rima hace ruido
pero cómo nos sube este ritmo
hasta el fondo
ahí
así
sin tipo
así
es fácil decir que está todo bien
hablemos de los límites del deseo
eso que te hace presión en el pantalón
esas ganas imperantes de apartarte a
ante
bajo
cabe
con
contra
de
desde
en
entre
hacia
hasta
para
por
según
sin
so
sobre
trans
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LA GUACHA N° 48 – JUNIO 2018
En su habitual formato tabloide, un nuevo número de la revista que hace ya veinte años codirigen Javier Magistris y Claudio Lomenzo. En las 8 páginas del último número: un muy sentido reportaje a Hugo Rivella (es una pena que no se hayan incluido algunos poemas de su autoría) y otro a Laura García del Castaño, con selección de poemas. En la contratapa, poemas de Paulina Cruzeño (Córdoba, 1983). Compartimos uno:
LA NIEBLA ESTÁ BAJA
a la altura del maíz.
Llueve hace días, el barro
pareciera traer la noche
un rato antes.
No hay mucho por hacer: sentarse
a mirar por la ventana y esperar
que un auto pase
ver quién va adentro
hacer un comentario y
volver a callarse.
Una película fina envuelva los árboles
los techos, las paredes de las casas
como si fuera un nylon
o, simplemente, una tristeza vieja.
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LA LÍNEA DEL DESIERTO (Gog y Magog, 2018) de Alicia Genovese –obra reunida.
Un libro inédito abre el volumen, y luego los nueve libros de Alicia Genovese (Buenos Aires, 1953) desde El cielo posible (1977) hasta La contingencia (2015).
Compartimos un poema.
EL PÁJARO OSCURO
En la luz enceguecedora
de la media mañana
un pájaro oscuro
sobre los arbustos;
un tordo, quizás, aunque no es
definitivamente negro;
al ladearse parece
tomar un color: un veteado
azulino en las alas;
no es el cuervo de Poe,
no es el mirlo de Stevens,
es lo que llega, impreciso
sin nombre
y el lugar adquiere
movimiento,
se posa y deja
como semillas el alerta
de lo recién tocado;
se acerca a los sauces
y en su plumaje, el verde;
otro filtro de ramas
en el mismo
tafetán cambiante:
tordo, azulejo, mirlo del sur,
se tornasola sin respuestas
como los ojos
que dan felicidad;
es un brujo de tribu
señalando con el vuelo
la vigilia del paisaje
Lo sigo
sin lograr fijarle
identidad;
un pájaro oscuro
que en la química del día
escapa de lo exacto;
conocedor de follajes
y de espejos ilusorios
burla mi percepción;
gira la cabeza, me ha visto,
abre vuelo entre las cañas
y se va, poderoso
inclasificable.
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MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (Mansalva, 2018) de Martín Rodríguez.
Un nuevo libro de poemas, después de trece años de silencio, del autor de Agua negra (1998) y Paniagua (2005). Un libro en el que la pregunta sobre qué es la poesía social, comprometida, estructura calladamente todo el volumen. Compartimos dos poemas.
WARNES
“Entre los restos radiactivos
del barrio fundado cuando implosionaron
el albergue Warnes, inaugurado durante la presidencia de
Carlos Saúl Menem, bajo la intendencia
de Carlos Grosso con el nombre del Doctor
Ramón Carrillo”, escribe la trabajadora social
en el informe de impacto ambiental
que no termina nunca.
HOY
a Pablo Touzon
Si hoy estoy con vos en la noche, dice,
vos estás conmigo junto a Él.
Siempre a favor del pecador.
Siempre contradictor.
Siempre poniendo peso en el platillo liviano.
Siempre puro y resentido.
Sentado entre prostitutas, ladrones y recaudadores de impuestos.
Contra los que se rasgan las vestiduras:
“¿y ustedes qué, acaso?”.
Si hoy estoy con vos en la noche, dice,
vos estás conmigo junto a Él.
No hay bondad a solas:
bondad en la manada.
Existe el mal existe el bien.
Y el bien conspira:
Si hoy estoy con vos en la noche, dice,
vos estás conmigo junto a Él.