Conversaciones sobre un fondo blanco

texto y traducciones de Eleonora González Capria.

 

El primer poema de la tradición anglosajona, y de todas las tradiciones, que me viene a la mente si pienso en el otoño es, sin lugar a dudas, “To Autumn” (1819) de John Keats. La razones por las que ese poema permanece en mi memoria son claras: además de la maestría formal y la belleza de las imágenes que propone, Keats invierte nuestras expectativas de lectura, escribe a contrapelo de las asociaciones más fuertemente arraigadas de nuestra relación con la naturaleza. Al menos, las más arraigadas en metáforas y tópicos, independientes de las percepciones personales e individuales. El otoño que Keats describe en ese poema –en lo que podríamos llamar el otoño de su propia vida: lo escribe dos años antes de morir, aunque solo tuviera 25 años– es una estación de abundancia. Está colmada de frutos, de calabazas y avellanas que engordan, de flores tardías donde liban las abejas, es un otoño que ya no lamenta la ausencia de la primavera sino que se mide en su propia ley: “Where are the songs of spring? Ay, Where are they? / Think not of them, thou hast thy music too” (“¿Dónde están las canciones de primavera? ¿Dónde? / Ya no pienses en ellas, tú también tienes música”).

        Por supuesto que hay otros poemas sobre el otoño, tantos que son incontables. Federico García Lorca y W. H. Auden le escribieron canciones, Pablo Neruda le dedicó una oda célebre, y también están los poemas de Attilio Bertolucci, Paul Verlaine, Emily Dickinson, Robert Frost, William Blake y muchos otros. Frente a la certeza de que la naturaleza, ese fenómeno independiente de nuestra observación que, dice Gary Snyder en No Nature, esquiva nuestros modelos teóricos, nuestras asunciones y concepciones y nunca podrá ser contenido por palabras, no queda más que ensayar textos, volver sobre el tiempo cíclico del mito, el calendario incansable de la siembra y la cosecha.

        El otoño, contrario al memorable poema de Keats, suele encarnar lo blanco, el repliegue, el silencio. Es también la carencia e incluso la crisis, es una metáfora extendida de la vejez que pone en relación lo microcósmico y lo macrocósmico, que convierte a la existencia humana en un espejo minúsculo de los ciclos inconmensurables de la naturaleza, guiados por la órbita del sol y sus planetas. Así sucede en los poemas que elegí traducir: algo se cubre de blanco, algo ha entrado en decadencia, algo ha caído en el silencio. Pero el blanco del otoño es también el blanco de la página: pura latencia, pura posibilidad, una voz poética que sigue cantando, como el grillo o la rana, cuando los tiempos nos descarnan.

 

OTOÑO (T. E. HULME)

Una pizca de frío en la noche otoñal:
salí a dar una vuelta,
y vi a la luna roja apoyarse en un seto
como un granjero rubicundo.
No me detuve a hablar, pero la saludé con la cabeza,
y alrededor estaban las estrellas nostálgicas
con caras blancas como niños de pueblo.

 

AUTUMN

A touch of cold in the Autumn night–
I walked abroad, 
And saw the ruddy moon lean over a hedge 
Like a red-faced farmer. 
I did not stop to speak, but nodded, 
And round about were the wistful stars 
With white faces like town children.

 

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EL OTOÑO DE LAS RANAS (SYLVIA PLATH)

El verano envejece, madre de sangre fría.
Los bichos son escasos y escuálidos.
En este hogar palustre no podemos
más que croar y marchitarnos.

Se disipan con sueño las mañanas.
El sol alumbra rezagado
entre juncos sin médula. Nos traicionan las moscas.
El pantano se enferma.

La escarcha tumba hasta a la araña. Es claro,
el genio de la plenitud
se hospeda en otra parte. Nuestro pueblo adelgaza
por desgracia.

 

FROG AUTUMN 

Summer grows old, cold-blooded mother. 
The insects are scant, skinny. 
In these palustral homes we only 
Croak and wither. 

        Mornings dissipate in somnolence. 
        The sun brightens tardily 
        Among the pithless reeds. Flies fail us. 
        he fen sickens. 

        Frost drops even the spider. Clearly 
        The genius of plenitude 
        Houses himself elsewhwere. Our folk thin 
        Lamentably. 

 

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ABRUPTAMENTE (DENISE LEVERTOV)

En el último día de calor, oí,
casi sin darme cuenta,
            ese chillido agudo como finos
hilos de plata entretejida, el brillo
de un vuelo circular: una pequeña tribu
que se marchaba.
            Esa noche
hubo luna llena; por la mañana
ya era otoño.

 

ABRUPTLY  

The last warm day, I caught,
almost unnoticing,
     that high shrilling like thin
wires of spun silver, glint
of wheeling flight – some small tribe
leaving.
                     That night
the moon was full; by morning
autumn had come.

 

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ASTILLA (CARL SANDBURG)

La canción del último grillo
que se oye en la primera helada
es una forma del adiós.
Es tan delgada esa astilla que canta.

 

SPLINTER 

The voice of the last cricket
across the first frost
is one kind of good-by.
It is so thin a splinter of singing.

 

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EL CALOR DEL OTOÑO (JANE HIRSHFIELD) 

El calor del otoño
no es igual al calor del verano.
Uno madura las manzanas, el otro las convierte en sidra.
Uno es un muelle para dar paseos
el otro la columna de un caballo que va nadando flaco
y el río que se enfría un grado al día.
Un hombre con cáncer deja a la esposa por la amante.
Antes de que él se vaya, ella acomoda los cinturones del armario,
ordena medias y pulóveres en la cómoda
por color. Eso es el calor del otoño:
la mano que dispone las hebillas plateadas con plateadas,
doradas con doradas, y las cuelga
en el gancho correcto de un armario que pronto quedará vacío
diciendo es un placer. 

 

THE HEAT OF AUTUMN 

The heat of autumn
is different from the heat of summer.   
One ripens apples, the other turns them to cider.   
One is a dock you walk out on,   
the other the spine of a thin swimming horse
and the river each day a full measure colder.   
A man with cancer leaves his wife for his lover.
Before he goes she straightens his belts in the closet,   
rearranges the socks and sweaters inside the dresser
by color. That’s autumn heat:
her hand placing silver buckles with silver,   
gold buckles with gold, setting each   
on the hook it belongs on in a closet soon to be empty,   
and calling it pleasure.


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