Paul Valéry es uno de los poetas que ha puesto en el centro de su práctica poética la preocupación sobre la génesis del poema. Incluso su principal composición, “El cementerio marino”, puede ser leída en la clave de ese vaivén inicial, el momento en que es aprehendido el proceso y la tendencia del poema a su consumación. ¿Cuándo termina un poema? ¿Cuándo comienza y dónde? ¿Cuál es la esencia de la práctica poética? ¿Inspiración o la lenta artesanía, persistencia? Todos estos interrogantes han sido abordados, tanto en su práctica como en su reflexión teórica. Lo que es más desconocido son sus apuntes, notas sueltas, aforismos. En nuestro archivo de Hablar de poesía pueden consultar el artículo completo y leer los pensamientos dispersos del maestro de las formas:

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“La duración de las obras es la de su utilidad.
Por eso es discontinua. Hay siglos durante los cuales Virgilio no sirve de nada.
Pero todo aquello que fue, y que no ha perecido, tiene posibilidades de revivir. Se experimenta la necesidad de un ejemplo, de un argumento, de un precedente, de un pretexto.
Y he aquí que algún libro muerto se agita y vuelve a hablar.”